Class of 2010

Capítulo veinte

2017

Encontrarse solo en aquella habitación con nada más que la fotografía enmarcada de su padre y un arreglo floral costoso, manteniendo un gesto cabizbajo y ojos entristecidos, se convirtió en su propio paseo de la vergüenza. El invierno frío se veía agravado por los atuendos oscuros que vestían los asistentes mientras que las fugaces lágrimas de Baekhyun eran un tributo impuesto, más que una expresión sincera de dolor.

Dos años atrás, su madre también había partido hacia lo que ella describía como un lugar mejor, según explicó cuando las palabras "fase terminal" resonaron como un eco helado en la mesa familiar. Recordaba haber planeado el funeral con esmero a pesar de estar muriéndose por dentro, perderla había sido un infierno, recordarla una constante y añorarla de vuelta un deseo.

Sin embargo, contrastando al amor que tenía por su madre, la actual ceremonia luctuosa no solo lo obligaba a cargar con la muerte de su progenitor, sino también con la pérdida de su propia existencia. Donde debía sacrificar más de lo planeado para mantener el legado familiar que se remontaba a la época de Joseon.

Deseaba volver el tiempo atrás y no tener que preocuparse por tonterías. A algún momento en el que pudiese ser abrazado por una madre saludable, con esa calidez que tanto le hacía falta. Pero lo único que le quedaba de la mujer era la promesa que le hizo en su lecho de muerte: recuperar todo y con creces. De no existir tal promesa, Baekhyun habría optado por desistir de la farsa y no continuar con el servicio funerario.

Desde mucho antes que Baekhyun existiera, su madre era la accionista mayoritaria de Byun&Byul. Todo gracias a que las hermanas de ella le entregaron en bandeja todas sus acciones al no soportar un mundo lleno de lujos, a pesar de haber sido ricas desde la cuna. Después de ser la presidenta del conglomerado por cinco aburridos años, conoció al padre de Baekhyun. Un tipo que no dejaba de vanagloriarse, diciendo ser un experto en muchas cosas y encontró una salida en el ego inconmensurable del hombre. Pronto celebraron una pomposa ceremonia nupcial y trajeron a Baekhyun a la vida.

Byun Ji Woo solo quería ser madre y lo había conseguido gracias a un zángano bueno para nada. A cambio de ello, lo dejó manejar la empresa más importante del país mientras ella seguía a la cabecera del imperio. Por ello, al Baekhyun terminar la maestría, la hizo prometer que no le traspasaría sus acciones y, de no cumplir la promesa, Baekhyun no haría uso de ellas hasta que se sintiera lo suficientemente cabezón para utilizarlas.

Así cuando ella murió, Baekhyun dejó Corea para viajar por el mundo. Escapar de su padre era la mejor de sus cartas en aquel momento. No cabía duda de que él intentaría exprimir el derecho de su hijo a su favor después de que este se convirtiera en el legítimo sucesor y el accionista mayoritario.

Pero tras años de huir recolectando momentos por el mundo, a Baekhyun sólo le quedaba abrazar el destino que tan poco quería.

Con semblante afligido, Baekhyun rindió honores a los asistentes con una reverencia simbólica. El aroma de los inciensos era tan horrendo como la personalidad del difunto.

—Lo siento mucho, Baek. Tu padre era un hombre ejemplar.

Claro que no lo era, pero Baekhyun asintió con un pesar digno de un Oscar. Agradeciéndole a Taeyeon por ser una nueva cara amiga en un mar de desconocidos.

—Si necesitas ayuda cuenta conmigo, ¿sí? —Taeyeon mantenía una sonrisa débil, pero llena de preocupación. Su apretón en el hombro dejó ver la fina manicura de sus uñas, gesto de absoluto apoyo.

—Gracias, Taeyeon.

Después de ella llegaron un par más de sus antiguos compañeros de escuela. La mayoría eran amigas de Taeyeon que lo visitaban únicamente para tener una actualización de su estado sentimental. El resto de los presentes se dividía en otras tres categorías: familiares buitres, socios de su padre y, los más importantes, sus mejores amigos. La situación estaba a un payaso de convertirse en un verdadero circo.