Capítulo trece

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2022

—No puedo creer que la haya traído —reclamó Minseok a su costado con un evidente ceño fruncido en dirección a espaldas de Baekhyun, tomando de un sorbo la copa de champán que le robó a su esposo—. ¿Tendrá vergüenza esta gente?

Baekhyun dejó de prestar atención a la tosca conversación que comenzaba a gestarse dentro de su círculo de amigos para girar levemente la cabeza y así entender qué había alterado tanto la paz de Minseok. Fue debido a la curiosidad, para mala suerte suya, que se encontró con la persona menos deseada: Chanyeol.

Inevitablemente, cada capítulo de su vida, por minúsculo que fuese, contaba con Chanyeol como actor de reparto. Se conocían desde jardín de niños, asistieron a las mismas fiestas de etiqueta durante la mayor parte de su juventud y, por si fuera poco, compartió el romance más largo de su vida junto a él.

Minseok seguía despotricando sobre cómo poder mejorar la seguridad del club y sólo dejar entrar a los miembros fieles, el resto podía quedarse en la calle, según las palabras tintadas de champán y una cepa dulce de vino tinto.

—Escuché que hoy lo recaudado será destinado a un hospital de niños —interrumpió Baekhyun, intentando que Chanyeol y acompañante no fueran el tema de conversación entre ellos tres—. Me parece un gran trabajo.

Yunho estiró el brazo, dejándolo descansar en la cadera de su esposo, orgulloso hasta de sus pestañeos—. No hay nada que él no pueda hacer —mencionó y, después de ello, dejó un beso sobre la mejilla de éste.

Baekhyun no pudo hacer más que sonreírles, envidiando con cada fibra de su cuerpo la buena pareja que ambos hacían, con la esperanza de tener un futuro amoroso igualmente próspero que su mejor amigo.

—Tengo que revisar las donaciones de hoy, ¿quieres ayudarme, Baek?

—El inventariado no es lo mío. Buscaré algo que hacer, no se preocupen por mí.

Los afilados ojos de Minseok cayeron sobre su cuerpo, con un leve tono amenazante al que Baekhyun no sucumbió. En cambio, aseguró que compraría alguno de los objetos subastados para ayudar a la honorable causa, prometiendo repetidas veces que esta vez no escaparía como lo había echo la anterior. Básicamente porque no tenía con quién tontear, no encontrando a Oh Sehun por ningún lado.

El que sí apareció, a pesar de sus súplicas internas por mantenerse lo más lejos posible, fue Chanyeol. Llevaba un espantoso traje color verde limón que no le hacía justicia alguna al cuerpo que tanto había entrenado en el gimnasio. Baekhyun pudo notar que a Chanyeol le temblaban las piernas con cada paso que él daba para acercársele, pero no estaba dispuesto a echar por la borda una decisión que tantos años le costó tomar simplemente porque él lucía igual de arrepentido que todas las otras veces en las que había cometido un error.

Dio un paso atrás cuando lo sintió demasiado cerca, escaneándolo con una mirada llena de desconcierto.

—Pensé que había sido claro —le dijo, en el tono más amargo que pudo, casi escupiendo sus palabras.

—Quería saludarte.

Baekhyun soltó una única risa, volviendo a comportarse como el cretino que Chanyeol merecía que fuese—. Por favor, Chanyeol, ahórrate el espectáculo. Tú y yo sabemos que odias que me vean contigo.

—No es así...

—¿Estás de broma? —lo cortó, manteniendo la compostura, pero siendo duro—. ¿Qué quieres? ¿Ser rechazado enfrente de todas estas personas por cuestiones que ni siquiera son públicas porque te da miedo que tus papis se sientan defraudados contigo?

Class of 2010Donde viven las historias. Descúbrelo ahora