Capítulo veinticinco

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2022

Busan los recibió con un frío que les provocó un castañeo instantáneo de dientes. El invierno comenzaba a apoderarse de la ciudad y Baekhyun no podía estar más feliz de que su estación favorita del año viera la luz una vez más. A diferencia de él, a Chanyeol le faltaban capas para poder soportar el dolor de huesos que estaba atravesando. No era que odiara el frío, pero sí estaba pésimamente preparado para enfrentarlo y viajar a una ciudad costera en medio de la noche no lo ayudaba.

—Pedí que dejaran la chimenea encendida para nosotros.

Chanyeol soltó un gritito de alegría cuando el calor le rodeó el cuerpo apenas entrar a la casa de veraneo de Baekhyun, mientras que su desabrigada vestimenta por fin era de utilidad.

—Es lo mejor que me ha pasado hoy —confesó tan feliz que se le marcaba el hoyuelo.

Baekhyun bufó de la impresión y dejó caer su chaqueta sobre la otomana junto al sofá—. Pensé que mi compañía sería motivo de disfrute.

—Considerando que cada vez me miran peor en el trabajo por seguir tus consejos, definitivamente lo mejor de esto es la chimenea.

—Gracias —soltó otra queja mientras se arremangaba el suéter—, ¿quieres algo de beber?

—Un chocolate caliente estaría bien.

—Pues pídeselo a la chimenea, listillo.

Aunque no pretendía cumplirle los caprichos, Baekhyun llegó con un chocolate caliente para Chanyeol. La tarea fue medianamente difícil dado a las nulas capacidades culinarias y a que el personal únicamente visitaba la casa una vez por semana, pero logró su objetivo cuando el menor, quemándose la lengua, soltó un gemido de la más pura satisfacción antes el espeso y azucarado brebaje.

—¿Tan bueno está? —preguntó después de sentarse junto a él y deshacerse de la sensación de llevar los zapatos encima.

—Como un oasis en medio del desierto.

Baekhyun sonrió sin más ante el cumplido. Las únicas veces que había cocinado, si podía llamárseles de aquella forma, constaban de un par de fideos instantáneos a los veinte y la taza de chocolate humeante que Chanyeol sostenía en aquel momento. Quizás la cocina era la una de las pocas actividades, de todas las existentes del mundo, que no dominaba. Eso y tener autocontrol.

—¿Quieres que pida algo para cenar?

—¿No es demasiado tarde?

—Jamás es tarde para nada —resopló, dándole un suave toque con el hombro—. Conozco un restaurante con la mejor carne coreana del mundo.

—Podríamos ir a algún puesto del mercado —sugirió dando un largo sorbo—. Estamos en la costa, no vamos a comer carne del montón si tenemos mariscos a la vuelta de la esquina.

—Cierran temprano.

Chanyeol soltó un suspiro que fue detenido por la voz contraria—. Creo que alguien guarda folletos de restaurantes en la cocina, seguro alguno tiene mariscos en el menú.

—Cualquiera que tenga cangrejo está bien para mí.

Baekhyun se levantó y avanzó hasta la cocina encontrando en uno de los cajones de los cubiertos un montón de volantes que anunciaban al supuesto mejor restaurante de todo Busan. Escogió los más creativos y los estudió uno a uno, dos de ellos ofrecían cangrejo. El tercero, que no estaba incluido dentro de los folletos, tenía un apetitoso plato de carne coreana de primera calidad que llamaba a su nombre.


Terminó pidiendo un poco de todo.

Chanyeol estaba contento con una centolla más grande que su cabeza llenándose el estómago de las carnes del animal mientras se achispaba con un excelente chardonnay que Baekhyun tenía escondido en una bodega. En cambio, el propietario se empapaba los labios de un seco vino tinto, perfecto para el delicioso corte de carne que le habían preparado.

Class of 2010Donde viven las historias. Descúbrelo ahora