DESPERTAR INCONSCIENTE

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 Yo no estaba siendo feliz. Tenía momentos de mucha angustia y necesidad de amor. En primer grado encontré el amor de una maestra que adopté rápido a mi vida, pero tuvo que dejar de dar clases por problemas de salud; llegó una suplente a la que no acepté.

Berrinches y desconsuelo sin razón aparente, sufrimiento exacerbado, y la angustia de mi mamá que tenía que ir a trabajar y no sabía cómo dejarme en la escuela.

La ayuda de la secretaria fue milagrosa, ya que yo me quedaba en la dirección y aunque no fuera a clases, aliviaba a mi madre para poder irse. Con el tiempo me adapté y mi maestra volvió, pero en mi registro emocional se iban grabando varias heridas sin darme cuenta.

Otro episodio cerca de tener nueve años, dejaba otra marca: Un "nudo en la garganta". Lo sentía más al tragar, pero era constante; me daban te de tilo y me preguntaban qué tenía...a eso se sumó un llanto desconsolado, que se alivió una tarde que vi a mis padres juntos tocando el piano... corrí a abrazarlos y les dije que verlos así me hacía sentir mejor, más tranquila. Ellos me consolaron y me se sentí protegida, cuidada.

Pero eso no duró. Discusiones entre ellos eran comunes y seguido, algunas sin querer las presencié. Me tapaba los oídos encerrada en mi cuarto para no escucharlos pelear. Después, se abría la puerta y mi papá saludaba y se iba. La cara de mamá llena de lágrimas no requería preguntas. Todo era tristeza. Yo lo saludaba con un gesto, la sonrisa apagada, y ya empezaba a tomar eso como parte de mi vida, un camino doloroso que no podría manejar en mucho tiempo.

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Los Ataques De Pánico Salvaron Mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora