Capítulo 02

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Mis padres eran personas violentas... Un pequeño error los hacia explotar.

Discutian muy seguido y casi siempre quedabamos en medio del fuego.

Ese dia me rechazaron a mi como prometida para el principe, de ahí venía su molestia. Pero me hecharon la culpa a mí, no era lo suficiente.

Mi abuelo llegó en medio de toda la acción.

De las pocas cosas que recuerdo de esa vez fue estar en el suelo con la espalda pegada a la pared con mis brazos cubriendo mi cara para protegerme, y ver a mi abuelo entrar por la puerta con una expresión de horror.

Lo siguiente fué, mi abuelo sacandonos de ahí y nos llevó a su hogar, no sin antes amenazar a mis padres de que nunca se acercaran a nosotros. 

Recuerdo ser cargada en brazos por mi abuelo y escuchar a mi mamá gritar que ya no nos vería como sus hijos en la calle, de seguro con la intención de que todos lo escucharan.

— No escuches a tu madre, esta loca. — Me dijo mi abuelo, mientras limpiaba un corte en mi cara que estaba abajo de mi ojo derecho. — No recuerdo haberla criado para que terminara así,  creo que haberla mimado tanto fue el error. — Murmuraba.

— No es su culpa señor Kenji, estoy segura que no. — decía una señora, al parecer una vecina.

— Quisiera creerlo así. — Responde suspirando. — Me encargaré que ellos no vuelvan a hacerles algo así, y si lo llegan a hacer, lo pagarán. Ya no importa si es mi hija, así como repudió a sus propios hijos, así lo haré con ella. — Exclama molesto.

— Será capáz de hacer eso señor? Es su unica hija. — Pregunta la señora.

— Si, podré. No solo la tengo a ella, támbien tengo a mis nietos. Ahora es mi deber cuidarlos. — Responde.

Esa noche fue extraña, antes no se nos permitía ir donde mi abuelo desde que se cambio de casa, por lo que era la primera vez que dormiamos en esa casa.

Diría que dormí tranquila esa noche pero no fue así, esperaba los gritos de mis padres, como se rompían las paredes o algún otro objeto.

— Como dormiste? — Me pregunta mi abuelo, acariciandome la cabeza. 

Nos encontrabamos en el comedor.

— Nada, no dormí. — Respondí seca.

— Pequeña, puedes dormir tranquila. Tus padres ya no estan aquí, ya no podrán hacerles nada. — Dice triste, vi como se le ponian los ojos llorosos.

— Siento que van aparecer en cualquier momento... — Murmuré.

— Pero no lo harán. — Responde con impotencia.

Alguien llamó a la puerta y mi abuelo salió a recibir.

— Buenos dias, se le invita a usted y a sus nietos a visitar el palacio, los invita la princesa Ursa. — Dijo un mensajero.

Mi hermano apareció de repente.

— ¡Si! De verdad nos invitaron? Volveré a probar las galletas de arroz? — Pregunta con emoción.

— Claro que sí. — Le responde el abuelo. — Cuando? — Le preguntó al mensajero.

— Mañana, Señor. — Responde.

Tal como se pidió, el abuelo nos llevó al palacio al dia siguiente. Fuimos recibidos por la misma Ursa, quien nos guió hasta el jardín donde nos encontró el dia anterior.

— Los niños ya estarán aquí, están en su entrenamiento. — Le explica a mi abuelo. — Tomen, mientras tanto pueden darle de comer a los patos tortugas. — Dijo extendiendonos un pan. — Los llamaré en un rato para el almuerzo, habrá galletas de arroz. — le murmuró a Hiroshi.

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