Las estaciones del año marcaban el estilo de vida para todos los reinos e imperios. La primavera y el verano eran épocas de siembra; movimientos políticos; construcciones y fiestas.
El final del verano marcaba un punto en casi todas las actividades. Con la llegada del otoño, las guerras se detenían, las construcciones se apuraban o se abandonaban y los jóvenes, hombres y mujeres, recogían las cosechas para poder resistir el duro invierno.
Las invasiones del norte comenzaron a cesar a medida que las hojas comenzaban a teñirse de rojo. Los soldados dejaban las armas para regresar con sus familias, cargados de botines como fruto de sus saqueos.
La situación del reino era cuanto menos peliaguda. Con la llegada del invierno los duques se atrincheraban en sus fortalezas, amasando su oro y su comida para sus futuros soldados quienes mostrarían su valía y lealtad luchando contra los pueblos hambrientos que estallarían en rebelión, antes de empezar la guerra de sucesión por la corona.
Uno de los ducados del sur, fue devorado por una rebelión prematura y en su lugar emergió un estado autónomo sin alianzas ni reconocimiento, pero con mucha hambre de poder.
Aquello fue una llamada de atención para todos los nobles.
A la caída de la tarde, el viento comenzó a soplar entre los árboles. Soplaba de frente y con mucha fuerza, lo que dificultaba el pedaleo por la pendiente.
Manis maldijo su situación cuando se vio obligado a desmontar y empujar la bicicleta desde el suelo. Avanzó hasta llegar a un terreno más llano en donde pudo volver a montar y seguir pedaleando.
Tras llevar tiempo pedaleando, se dio cuenta de las ventajas e inconveniente que tenía su bicicleta de ensueño: Era demasiado pesada. Si bien sus gruesas ruedas eran ideales para el terreno salvaje proporcionando mayor versatilidad, tracción y seguridad que una bicicleta de montaña convencional, también las hacían más lentas y por consiguiente pedalear durante un largo rato llegaba a ser tedioso a la vez que agotador.
Integrar un motor era la solución ideal y no fueron pocas las ocasiones en las que Manis fue tentado con dicha idea. Pero nada más pensar en el tipo de motor que quería desarrollar, aparecían los problemas: el motor de gasolina, no hay petróleo; biodiesel, el aceite escaseba; motor de vapor, la ineficiencia personificada; motor eléctrico, un sueño.
Mientras Manis fantaseaba, oyó a lo lejos el estruendo del agua y entonces se dio cuenta de que se había perdido. Siguió el ruido hasta llegar a un escapado valle desde cuya cima emergían cascadas hasta donde alcanzaba la vista.
Era un paisaje nuevo. Manis sacó su mapa doblado de su bolsillo y buscó la ubicación de dicho valle. Tras un rato de búsqueda no logro encontrar nada. La falta de detalle y precisión de la topografía imposibilitaba la triangulación de su posición.
Volvió a mirar al valle, buscando un nuevo punto de encuentro, a lo lejos divisó lo que parecían edificios. Sacó sus prismáticos y ajustó la lente hasta tener una imagen clara. Su preocupación le impidió disfrutar del agradable paisaje que se mostraba ante sus ojos.
En medio del valle, divisó algo que parecía un asentamiento, situado en una de las laderas del valle, el lugar fácilmente podría ser pasado por alto, pues se mimetizaba bien con su entorno. Varios ríos discurrían por el lugar antes de tornarse de nuevo en cataratas.
Se sintió tentado ir a investigar dicho lugar, pero estaba anocheciendo, por lo que decidió acampar.
Eligió un lugar en las alturas, donde podía evitar ser emboscado. Colocó trampas de cable unidas a granadas en un perímetro de diez metros, a la vez que reunió madera junto con la yesca necesaria para prenderla.
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Isekai genérico.
AdventureUn Isekai genérico más que puedes encontrar en cualquier lugar ¿o no?