Microfilamentos, las cuerdas del pasado

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El continente de Wayard se encontraba fragmentado en diversos reinos regidos por señores de la nobleza, los cuales ostentaban rangos acordes a la proporción de la tierra que controlaban. Las alianzas entre los señores eran delicadas y de vez en cuando estallaban guerras entre ellos. Se rumoreaba que los reinos del norte había disturbios que ocasionaban un cambio en el gobierno.


Varias lunas pasaron cuando los trovadores anunciaron la llegada de las caravanas de los comerciantes. Estos se incorporaron al mercado en el centro del pueblo.


Un ambiente de festival inundó el pueblo de la noche a la mañana. Se celebraron torneos de espectáculos entre los aventureros y los soldados del conde. Los magos hacían gala de sus extraordinarios poderes para atraer a los clientes mostrando su mercancía. Los bardos tocaban instrumentos como flautas, laudes, arpas, entre otros instrumentos extraños, pero ninguno de ellos tocaba tambores, pues estos estaban reservados para las guerras. Por las noches las prostitutas incitaban a los campesinos a acompañarlas en los carruajes.


A los ojos de Manis parecía una feria medieval como las que solían celebrarse en los cascos antiguos de los pueblos de su mundo anterior, esas fiestas a las que rara vez iba y que no echaba de menos porque le resultaban aburridas, opinión que la familia del artesano no compartía pues los dos hijos quienes se escapaban en cuanto podían para ir a pasar el rato con sus amigos para disgusto del propio artesano, quien en el fondo quería ir a la taberna a tomarse unos tragos.


—Si quieres puedes irte a divertirte, yo me haré cargo del taller— Sugirió Manis.


—Antes que dejar este negocio en tus manos prefiero incendiarlo— Respondió de forma ruda —Que no tenías que ayudar a mi mujer ¿Qué estás haciendo aquí?—


—La señora me dijo que ya no requería de mis servicios— Contestó el niño.


En el tiempo en que trabajó para la mujer del artesano, pudo tejer para sí mismo una camisa y unos pantalones. Coleccionó las piezas sobrantes de cáñamo y algodón, de las cuales escogió los colores más grises, verdes y negros.


Recortó las piezas y las cosió dando como resultado un dibujo como de camuflaje. Le añadió pasadores para el cinturón, un refuerzo en las rodillas y un par de bolsillos en forma de parches a ambos lados además de los bolsillos normales. No se deshizo de su ropa antigua pues la usaba como ropa de trabajo y de repuesto cuando sabía que iba a mancharse más de la cuenta.


Su equipo estaba lejos de considerarse completo, pero ahora se sentía más aliviado ya que logró recuperar algo de su vida anterior aunque era solo algo estético.


Paseando por el festival viendo a los magos y demás usando poderes que desafiaban la lógica y las leyes de la física, se preguntó como libraría una lucha contra uno de ellos. Podía ser optimista y pensar que volvería a su casa y con suerte conseguiría su antiguo cuerpo, pero sería de inconsciente creer que nadie se metería en su camino.


Necesitaba algo más que sus habilidades físicas. Necesitaba algo para neutralizar la magia. En principio pensó usar su propia magia para neutralizar a la de los magos, pero de inmediato desechó esa idea puesto que la suya era demasiado escasa y el plan requería de muchas variables como para ser practica. Lo siguiente que pensó fue en construir algún tipo de arma, pero sus recursos eran limitados, de hecho él único material con el que podía trabajar era el metal mágico, debía exprimir a fondo todas las posibilidades que ofrecía esa cosa tan conveniente que escapaba a su lógica.

Isekai genérico.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora