Las tropas del caudillo aguantaron la llegada de refuerzos. Cuando las ventiscas amainaron, se lanzaron a la ofensiva, pero descubrieron que el camino estaba lleno de trampas que los obligaron a ir por el paso del desfiladero, donde se encontraron con emboscadas periódicas.
A pesar de las escaramuzas el ejército de más de cien mil hombres llegó hasta las llanuras heladas. Vislumbraron la nueva capital junto al ejército que salía a encontrarse con ellos. Al frente estaba el nuevo rey, un chico joven rodeado por las valquirias leales.
Se produjo la batalla de los campos helados. Un encuentro histórico donde las fuerzas de la corona con cincuenta mil soldados infligieron una severa derrota al caudillo.
En una arriesgada e innovadora táctica militar, la caballería del rey ataviada del mismo color que la nieve flanqueó las fuerzas del caudillo tomando tomándolos por sorpresa en una carga desde atrás la cual desestabilizó la formación de los lanceros. Un ataque coordinado por el frente acabó con las fuerzas desorganizadas.
Las bajas en el ejército del caudillo fueron muy elevadas, al igual que los nobles del sur que sufrieron pérdidas importantes.
El caudillo lanzó una carga de caballería contra los arqueros y magos que no paraban de lanzar flechas de metal y hielo afilado. Era una táctica desesperada para dar la vuelta a la batalla, pues confiaba en la robustez de sus hombres, sin embargo las formación en columna de los lanceros detuvo el ataque.
La guerra estaba perdida para el caudillo. Sin embargo una repentina e inesperada ventisca azotó el campo de batalla obligando a ambos ejércitos a replegarse para reunirse.
Los dioses habían dado una segunda oportunidad al caudillo, quien decidió retar al rey un segundo encontró en un terreno más neutral.
Siguiendo la ruta que trazó desde la cima de la montaña, Manis recorrió el bosque en busca de ese claro.
En unas partes el bosque era accesible y en otras era intransitable. Raíces que se levantaban de suelo, rocas cubiertas por nieve y musgo resbaladizo, arbustos secos e impenetrables, animales escondidos y demás obstáculos.
Finalmente, a duras penas encontró el claro.
Ante Manis se extendía una zona despejada con apenas vegetación que colindaba con un pequeño lago de aguas congeladas.
Inspeccionando el lugar poco pudo encontrar salvo nieve y rocas. Los claros eran el paraíso para los herbívoros y los animales que viven en madrigueras. Sin embargo también era perfecto para Manis, quien buscaba un nuevo emplazamiento para fundar un nuevo campamento.
—Decidido, me instalaré aquí—
Antes de empezar la mudanza, decidió crear una ruta directa con su base actual ya que llegar al claro era algo difícil.
Regresó siguiendo sus propios pasos hasta llegar al pueblo. Exploró diferentes rutas y eligió una que daba un rodeo, pero tenía menos obstáculos.
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Isekai genérico.
AdventureUn Isekai genérico más que puedes encontrar en cualquier lugar ¿o no?