| Venta y sospecha |

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Las tres mujeres miraban con desconfianza el lugar donde habían llegado, la mayor de ellas le dio una calada a su cigarro para luego botarlo y pisarlo con sus tacones de punta, mirando el cartel que estaba puesto en la entrada de la casa.

"Venta de ropa, maquillaje, productos de aseo personal y joyería de segunda mano"

-(Realmente...)- pensó la mujer –(Esa mujer no mentía)-.

-O-Oye, Dolly- llamo una de las mujeres, haciendo que Dolly dejara de ver el cartel para mirarla -¿De verdad podemos entrar?- pregunto nerviosa.

Dolly suspiro, entendía su nerviosismo, era un barrio algo elegante, y que tres prostitutas como ellas vinieran era raro, y más a una casa tan cuidada como la que tenían enfrente.

Pero Dolly tomo valor, bien, si de verdad vendían esas cosas tal vez podía encontrar algo bueno, así que toco la puerta de la casa, sorprendiendo a sus amigas, mujeres de la noche como ella, las cuales estaban por decirle que se detuviera, cuando la puerta fue abierta.

-¡Ah Dolly, que bueno verte!- dijo la mujer que les abrió la puerta -¡Me alegra mucho que vinieras y con más chicas!- dijo sincera.

-Si... me alegra haber llegado- dijo Dolly sin saber como dirigirse a la mujer -señora Karen-.

Así es, como podrán haber esperado, la mujer que había puesto ese peculiar cartel en la puerta de su casa, echo a mano y con muchos colores y brillitos, era nadie más que Karen, quien dejo pasar a las tres mujeres a su casa para comenzar su venta.

Karen, siendo la mujer que era, no se iba a quedar quieta ni en segundo, tenia tiempo contado para cuando llegara Izana al mundo, por lo que no iba a parar y no iba a esperar la confirmación de sus peticiones para tener dinero en su bolsillo.

Así que, durante el tiempo que estuvo recabando información del dinero que iba a necesitar para el cuidado de su bebé, también se dedico a ir al mejor lugar donde podía vender sus cosas.

Los barrios rojos de la ciudad... en otras palabras, la zona roja, el lugar donde esta el mercado para adultos, como burdeles, bares y prostitutas, siendo estas ultimas las que deseaba Karen venderles las cosas de la anterior Karen, ya que estaba casi segura que a ellas les podría interesar comprar la ropa, bolsos, maquillaje, joyería y productos de limpieza personal que la actual Karen no quería o que veía innecesario tenerlos con ella, dejando algunas prendas y otras cosas muy bien guardadas en su habitación.

¿No tenia miedo que le robaran algo?, Nah, ni es su casa, no se preocupa por eso.

¿No tiene miedo de que su aún marido le diga algo?, son sus cosas, ella decide qué hacer con ellas.

¿Qué iban a decir los vecinos?, acepten o no sus propuestas, se iba a ir de la ciudad, así que no importaba lo que dijeran.

Si la venta salía bien, podía finalmente comprarse ropa de su gusto y ya no tener que recurrir al papel fil.

Mientras tanto Dolly con sus amigas no de podían creer todo lo que había montado la mujer en la sala/comedor de la casa, la cual estaba todo ordenado como si de verdad fuera una tienda, ya que había corrido los sillones y guardado las sillas del comedor para dar espacio a la ropa y demás objetos a la venta, los cuales tenía un papelito pegado con su precio.

Las amigas de Dolly rápidamente fueron a ver todo lo que ofrecían, gritando encantadas al ver los precios, los cuales estaban muy baratos, mientras, la mujer miro extrañada a Karen, quien estaba a su lado.

-¿No quieres ver también?, a lo mejor encuentras algo que te gusta- le ofreció Karen.

Dolly la miro de arriba abajo, sin saber que pensar de ella.

Hace unas noches, cuando esa mujer llego a la calle donde solía trabajar para ofrecerle ir a su casa a comprar unas cosas en esa fecha, Dolly no le había creído mucho y había ido pensando que en realidad la rubia deseaba tener sexo con ella, pero le daba vergüenza decirle directamente, por lo que no esperaba mucho, hasta que encontró a dos de sus amigas que venían por la misma razón.

-Usted es rara- dijo de repente Dolly, sonriendo de medio lado.

-Ya me lo han dicho cariño- dijo y sonrió al escuchar el toque de la puerta -ya vengo, más chicas han llegado- y con eso se fue a la puerta de su casa, casi dando saltitos.

Dolly dejo salir una risita divertida, escuchando más voces femeninas entraban a la casa, haciendo que ella fuera a ver la sección de la joyería, ya les había echado ojo a unos pendientes muy bonitos como para que alguna de las nuevas clientas se lo robara.

Dolly dejo salir una risita divertida, escuchando más voces femeninas entraban a la casa, haciendo que ella fuera a ver la sección de la joyería, ya les había echado ojo a unos pendientes muy bonitos como para que alguna de las nuevas clientas se ...

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Haruhiko no podía creer lo que le acaba de escuchar.

-¿Qué ella que?- dijo casi sin voz, dejando de mirar los papeles para mirar al abogado de su familia.

-Como le dije, ella esta pidiendo una nueva cantidad de dinero, en base a los gastos que en las carpetas especifica- dijo el abogado, mientras se acomodaba los lentes -sus padres han sido notificados sobre esto... y han dicho que, aunque les duela admitirlo, todo aquello es necesario para el bebé, y confirmamos todos los precios de los productos... que eran los más baratos del mercado- explico nuevamente el señor Tachikawa.

Haruhiko soltó un suspiro combinado con sentimientos de frustración y confusión, despidiéndose del abogado tras intercambiar un par de palabras más, quedando solo en su nuevo hogar.

Miro de reojo el anillo de bodas que aun portaba en sus dedos, frunciendo las cejas al recordar el rostro de su aun esposa.

-(¿Por qué justo ahora actúa de esa manera?)- se pregunto Haruhiko, mirando los papeles entregados por el abogado.

El hombre, de mirada violeta, se levantó del sillón donde estaba sentado, camino hasta el gran ventanal del penthouse, lugar donde se mudo desde que se hablaba de su divorcio con Karen y donde planeaba formar a su futura familia con su amada Noriko.

Mirando el paisaje nocturno de la ciudad, Haruhiko recordó la actitud de su aun esposa, como esta, a pesar de pedir la custodia del niño, no se había mostrado tan entusiasta en invertir en su cuidado, más haya de preguntar si le iban a seguir pagando la casa y si le darían una manutención, con una actitud más bien melancólica alrededor del tema, solo para que después saliera con semejante lista de peticiones y argumentos cuando iban a firma finalmente el divorcio... era muy raro.

-(Aquí hay gato encerrado)- pensó Haruhiko con desconfianza.

Bien... veamos que trama la rubia esa de su esposa.


Se que es cortito, pero quería darle un nuevo capitulo, ¿Les gusto?, espero que si, no se olviden de votar y comentar, ¡Los amo!

Yo seré una buena madre para ellos [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora