Cuando Karen abrió los ojos, mirando ese mundo de líneas negras que definían todo, de colores claros, sintiendo el calor del cigarro en sus labios, viendo perfectamente el humo del mismo, estando sentada en el suelo con una cerveza en sus manos y estando rodeada de latas vacías... su primer instinto fue correr al baño para vomitar.
Dejando caer su cigarro y la lata media vacía de cerveza, callo de rodillas en el inodoro y vomito como nunca lo había echo en su vida, llorando por el dolor que estaba sintiendo, el cual era provocado, en parte, por el vómito.
El dolor venia del recuerdo de su muerte, la sangra, sus huesos rotos, el impacto, todo eso lo recordaba tan bien que tuvo el vago recuerdo de sentir como sus pulmones fueron perforados por sus costillas rotas... no era bonito recordarlo y del asco vomitaba.
Pero también... estaba el mareo y el dolor de cabeza, producidos por los miles de recuerdos que estaba teniendo, desde los momentos de un nacimiento hasta los momentos finales del envejecimiento de una vida que no era de ella, causando un horrible dolor de cabeza que seguramente aumentaría con la futura resaca que le esperaba.
Una vez dejo salir todo lo que tenia que salir de su pobre estómago, débilmente tiro la cadena del inodoro, con el sonido del agua lentamente se paró, buscando tomar algo de agua para quitar el mal sabor de su boca, caminando al lavamanos.
Pero se quedó congelada al ver su reflejo.
Lentamente, casi con temor, toco una de sus mejillas, sus labios, paso sus manos por su cabello rubio largo, moviendo lentamente el flequillo que tenía, sus ojos amarillo miel estaban abiertos, mirándose fijamente.
-(¿E-Emma...?)- pensó inconscientemente, pero una punzada de dolor en su cabeza hizo que se la tomara, tambaleándose y afirmándose del lava manos para no caerse.
Fue cuando un nombre paso por su cabeza.
Salió corriendo del baño, esperando que la respuesta que llego a su mente por los recuerdos aun borrosos fuera equivocada.
Llegó a lo que identifico como la habitación de pareja que tenía, fue a su lado y comenzó a buscar en el cajón de la mesita de noche desesperadamente, incluso lo saco y vacío su contenido en la cama, después de eso salto hacia los bolsos que tenía colgados en el perchero, abriéndolos y vaciándolos, hasta que finalmente encontró lo que buscaba.
El carnet de identidad.
Sus rodillas cedieron, sus manos temblaban, mirando los kanjis escritos en el carnet, los cuales se supone que no debería de entender... pero podía leerlos con claridad.
Claramente, al lado de la foto del reflejo que vio en el baño, estaba escrito el nombre que le vino en la cabeza cuando dejo de vomitar.
-(Soy... ¿Karen Kurokawa?)- pensó Karen con espanto.
¡¿Qué clase de infierno era esto?!
Después de unos 30 minutos sentada en el suelo, asimilando su situación, convenciéndose que no era una clase de tortura infernal y tras asimilar toda la nueva información que fue puesta en su cerebro a la fuerza, Karen, disfrutando de su cuerpo rejuvenecido, comenzó a pensar en que hacer.
Primero que nada, ordeno la casa, botando las colillas de cigarro con las latas de cerveza, ordeno los bolsos y guardo todo de nuevo en el cajón que dejo en su lugar, se dio una merecida ducha, lavándose los dientes unas 3 veces para quitarse el sabor de la boca, y al terminar, se puso la muda de ropa más cómoda que encontró en su armario.
-(Definitivamente... tengo que cambiar mi ropa)- pensó Karen, fumando un cigarro y jugando con el lápiz que estaba usando... sin ofender ni nada, pero la maldita ropa en el armario era como la de una prostituta y de las mal pagadas.
La casa en la que estaba era de dos pisos, con un balcón que daba a un pequeño patio interior, donde decidió poner una silla del comedor para fumar tranquila y no hacer que apeste la casa, un cenicero puesto en la baranda del balcón, un baso con agua, estaba con las rodillas cruzadas, usándolas para apoyar el cuaderno que estaba usando para anotar las cosas importantes para saber que hacer.
No sabe si agradecer a Dios, Buda o al Diablo, pero gracias a sus recuerdos del nuevo cuerpo del pasado y del futuro, podía idear una buena forma de como vivir la nueva oportunidad de vida que tenía para no acabar igual a la Karen de ese mundo.
-(En 6 meses, va a nacer Izana...)- pensó mientras escribía en español la fecha en el cuaderno –(Y 4 años después nacerá Emma...)- pensó anotando la fecha debajo de la de Izana.
Dándole una calada a su cigarro, tranquilamente, y tras dejar salir el humo de su boca, tuvo un claro pensamiento.
-(Y una mierda, si saque adelante a 4 chicas sin nada, sacare a dos niños más sin problemas)- pensó segura dándole otra calada a su cigarro.
¿Tal vez sea por su amor por los personajes que se transformaron en sus hijos? ¿O que finalmente se le cumplía la fantasía de tener un hijo varón finalmente? ¿O por el simple orgullo de que iba a demostrar, como fuera, que no era una mala madre como decían sus hijas?... quien sabe, solo diré una cosa.
No es la única a la que se le dio una segunda oportunidad.
¿Qué les pareció el capitulo? ¿Les gusto?, espero que si, no se olviden de votar y comentar, ¡Los amo!
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Yo seré una buena madre para ellos [Tokyo Revengers]
FanficKaren Kurokawa, la mamá biológica de Emma Sano y la madrastra de Izana Kurokawa, tan poco que se sabe de ella y su vida, teniendo solo vagos recuerdos de ella, pero suficientes para odiarla. Abandonando a sus hijos sin piedad, solo apareciendo para...