En ocasiones, Karen se preguntaba cómo había terminado en ciertas situaciones, de las cuales seguramente se necesitaría un contexto muy expenso para entenderlas completamente.
Por ejemplo, ahora mismo esta en un cuarto privado en un burdel/bar de travestis en el barrio rojo oculto de Roppongi, contando el dinero acordado tranquilamente, deteniéndose cuando un cuerpo se sentó en su regazo, rodeando sus brazos por sus hombros y sintiendo un fuerte perfume que, desgraciadamente, conocía bien, estremeciéndose un poco al sentir en aliento chocar contra su oreja
-¿Y bien?- pregunto la persona que la estaba abrazando -¿Esta todo el dinero acordado, A-bu-e-li-ta~?- el tono cantarín y juguetón era palpable en cada palabra.
Bien... ¿Cómo chingados Karen termino teniendo a una Okama arriba de ella y en tal situación?, no se preocupen que ya les paso contexto, por cierto, clase de japones rápida, Okama es una palabra usada para referirse a un hombre que usa ropa de mujer o es una drag queen, los que vieron One Piece lo entenderán más.
Bueno, veamos lo que paso para que Karen llegara a esta situación peculiar.
Después de llegar a su nuevo departamento, rápidamente Karen comenzó a trabajar en crear su futuro nido familiar, decorando todo a su gusto, intentando muchas veces no hacerlo parecer el hogar de una anciana, creando un ambiente armonioso y perfecto para la nueva vida que llegaba, poniendo en cada esquina protectores e instalando trabadores de puertas para prevenir futuros apretones de dedos.
No quería pasar de nuevo por los sustos que le dieron sus hijas cuando se golpeaban o se apretaban los dedos, no gracias, no quiere revivir esa parte de la crianza.
Bueno, dejando eso, Karen aún se preguntaba cómo los japones podrían tirar tantas cosas útiles a la basura, literalmente, gran parte de los muebles de la sala, el comedor, algunas cosas de la cocina y las cortinas de todas las ventanas de su casa lo saco de la basura, una limpiadita, desinfectante, una lavadita y un par de arreglos y estaban como nuevos... aunque agradecía no haber tenido que gastar tanto en comprar nuevos.
Con el interior de su casa lista, paso a trabajar en su balcón, con el permiso de la dueña, instalo un panel de madera que iba desde el borde hasta el tope, formando como un muro que evitaba que su vecino pudiera ver lo que hacía.
Y, pidiendo prestada unas herramientas del vecino de al lado, comenzó a instalar estanterías por toda la pared de madera, en las cuales puso macetas que aseguro atornillándolas, cada una con sus respectivas semillas ya plantadas junto a un pequeño cartelito con el nombre de la semilla, de hecho, una de las plantas que planto era romero para su shampoo especial.
Y así de fácil tuvo su pequeño huerto instalado y germinando, aunque tenia plantas de instalar a futuro una cerca cuando Izana aprendiera a caminar y a pararse solito, no quería ningún accidente con plantas a futuro.
Con eso echo y teniendo ahora en la mira las habitaciones de la casa, tuvo un pequeño cambio de plantes.
Hablando con la dueña del edificio, logro cambiar la cama de dos plazas que había en uno de los cuartos a dos de una plaza, instalando una en cada esquina de la habitación que iba a ser de ella, y que ahora estaba transformando en la habitación de Izana y Emma a futuro, poniendo en ese lugar todas las cosas de bebés que había conseguido ante de mudarse y que planeaba aumentar con el tiempo.
Mientras, en el cuarto que se supone que iba a ser de Izana, dejo en una esquina la cama y puso en el armario toda su ropa y cosas, comenzando a instalar todo lo que necesitaba para su negocio de costura.
En pocas palabras, ella iba a usar esa habitación tanto para dormir como para trabajar, mientras la otra habitación la iba a usar para que sus hijos durmieran cómodamente, con la idea que compartieran habitación, aunque ella iba a dormir con ellos los primeros años por seguridad.
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Yo seré una buena madre para ellos [Tokyo Revengers]
FanfictionKaren Kurokawa, la mamá biológica de Emma Sano y la madrastra de Izana Kurokawa, tan poco que se sabe de ella y su vida, teniendo solo vagos recuerdos de ella, pero suficientes para odiarla. Abandonando a sus hijos sin piedad, solo apareciendo para...