Capítulo 3

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El inicio del negocio, como en cualquier otro, fue algo lento, Vaggie seguía muy herida y no podía ayudar todo lo que ella quería pues todavía no se acostumbraba a su nueva percepción y al estar en equilibrio sin sus alas.

Carmilla aprendió lo más rápido que pudo para poder obtener ingresos, el dinero significaba recursos, los recursos significaban eficiencia y la eficiencia daba lugar a la estabilidad y la seguridad. Aquel era su objetivo final, asegurar a sus hijas y a Vaggie, quien poco a poco se iba uniendo a su familia.

Clara y Odette ya bien comenzaron a ser más cercanas con la pequeña, la ayudaban a mantenerse en equilibrio, la ayudaban a adaptarse a su visión y por la noches solían hacer turnos para acompañar a la pequeña, pues seguía teniendo graves pesadillas de aquel día.

Su familia lentamente comenzaba a formarse y aunque ninguna se había dado cuenta de los vínculos y lazos que comenzaban a crear con la angel, pronto esto sería puesto aprueba.

La primera arma que Carmilla logró crear era algo tosca, nada que ver con aquellas refinadas armas que antaño creaba pero era suficiente, podría encontrar a un buen postor, inflar un poco el precio y así poder crear mejores armas y más rápido.

"Niñas" las tres se acercaron a Carmilla "Tengo que salir, logre encontrar a alguien dispuesto a pagar una buena cantidad por el arma" anunció con seriedad "Mientras estoy fuera por favor no salgáis, manteneos a salvo y no dejéis que nadie vea a Vaggie"

"¿Por que todavía tengo que ser un secreto?" pregunto la pequeña algo desconectada "Ya no sangro y no hay arma en el infierno que pueda dañarme, a parte de las que tú estás haciendo" dijo Vaggie, ya estaba hartándose de permanecer siempre encerrada.

Carmilla suspiró, estaba algo candada de tener siempre la misma conversación con la ángel, de todas formas se agachó a su lado para hablar "Todavía es peligroso, las heridas de tu espalda no están completamente curadas y no sabemos si pueden volver a sangrar, por ahora deber de quedarte aquí con Clara y Odette, ¿de acuerdo?"

Vaggie asintió alto enojada por que Carmilla tenía razón, salir ahora sería un riesgo y pondría en peligro el plan que Carmilla tenía.

"Portaos bien y no causéis alboroto" la puerta se cerró y Odette se apresuró a poner el pestillo, no serviría de mucho si alguien quería entrar pero las hacía tener algo más de seguridad.

"Vaggie, ¿quieres jugar?" propuso Clara.

"Si" respondió la pequeña sin pensárselo dos veces.

Mientras Carmilla se encontraba por la ciudad en busca de su comprador. Por lo que ella sabía era alguien poderoso que llevaba mucho tiempo en el infierno.

No tardo en encontrar la dirección, era una casa grande, con una arquitectura muy antigua. Avanzó hasta la entrada principal y cuando se dispuso a tocar la puerta está de abrió sola. Aunque algo asustada, continuó combinando hacia el interior agarrando fuertemente la caja que contenía el arma.

"Bienvenida Carmilla" dijo una voz profundo y algo distorsionada, frente a ella un demonio alto y delgado, con apariencia arácnida y de un profundo color negro "Te estaba esperando, quería" a pesar de su apariencia era abáñate cortes, cosa que tranquilizó un poco a la mujer.

"Un placer verte en persona Zestial" saludo al Overlord "Traigo lo que me encargaste" dijo mostrando la caja.

"Por favor, acompáñame. Los negocios se deben realizar en un ambiente apropiado y no en la entrada" ella asintió y comenzó a seguirle por aquella mansión. El lugar era grande e imponente, pero estaba vacío, dentro de aquella casa no había nadie más que ello.

Llegaron a un salón, con extravagantes muebles y hermosos patrones en las paredes, además de contar con lámparas de araña que resplandecían en el techo de la habitación.

"Tome asiento por favor" pidió el Overlord, cosa que hizo acomodándose en uno de doña sofás y el justo en frente, con una mesa entre medias de ambos.

"A qui tiene la pieza que pidió" Carmilla saco la caja, la coloco encienda de aquella mesa y la abrió, revelando aquel rifle, negro con detalles en blanco y con el cañón con líneas blancas que reflejaban su origen medio divino.

Zestial se inclinó y observó detalladamente el arma "¿Sabes por que he comprado esto?" dijo rompiendo el silencio que reinaba en el cuarto.

"¿Para matar de manera definitiva a alguien?" respondió ella darle muchas vueltas, técnicamente aquella era la función principal de su arma.

"No" respondió el Overlord "Es para infundir mad terror en aquellos que osen desafiarme, para que ellos sepan que yo puedo acabar con sus vidas y si siguen con vida es por que yo se los permito" explicó con pasión "La creación de estas armas implica un poder como no puedes no imaginarte y el precio que has puesto por una de ellas, aún que elevado, hace que más gente de la que debería pueda tener acceso a ellas. Por ello querría proponerte un trato" aquello hizo que Carmilla se pusiera en guardia, sabía las consecuencias de hacer un trato, sobre todo con un Overlord.

"¿De que se trataría?" pregunto con recelo, tratando de converncerse de que aquello era una locura... pero no sería la primera que haría allí abajo.

"Te ofrezco un lugar en el que puedas crear tus armas con más recursos, un espacio seguro en el que no tengas que preocuparte por que otros pecadores o por la falta de instalaciones" ofreció el Overlord extendiendo su mano "A cambio tú producirás tus armas y crearás un criterio para aquellos que pueden y no obtenerlas, así como aumentar el precio de estas"

"¿Eso es todo?" pregunto sorprendida, no pedia su alma, ni que le sirviera, de hecho sus peticiones eran sencillas y la beneficiaban.

"Solo incluir que seríamos socios para el negocio, al menos hasta que seas capaz de pagarme las instalaciones, mientras estaríamos dividiendo en 70/30 tu obteniendo el mayor porcentaje, creo que es lo más justo para ambas partes" aquel trato era realmente bueno para ella, obtendría todo lo que necesitaba para mejorar y para mantener a sus hijas a salvo.

"¿No hay nada oculto, no perderé mi alma o algo de ese estilo?" como se dice popularmente, es mejor prevenir que curar, y ella no iba a escatimar en asegurar.

"No hay segundas intenciones, verdaderamente considero que eres alguien con potencial, llevando relativamente poco tiempo en el infierno y habiendo encontrado tan poderosa fuente de dinero, poder y seguridad. Has abierto un infierno de posibilidades y me gustaría mantener tu favor hacia mi" era cierto, con sus armas los Overlords tendrían que ser más cuidadosos, y estar del lado del progreso era muchos más beneficioso que tratar de frenarlo "Entonces, ¿tenemos un trato?" Zestial extendió su mano hacia Carmilla y ella la tomó.

"Trato" respondió decidida, haría todo cuanto estuviera en su poder para que nada le ocurriera a su familia, ella se convertiría en una Overlord y se aseguraría de que nadie se atreviera a poner una mano sobre sus niñas.

Familia CarmineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora