El lugar está lleno de polvo, los cristales rotos atraen esos recuerdos que aún permanecen frescos sobre ese día tan especial e importante. Entro a la casa pasando por encima de los escombros escuchando los quejidos de Christopher.
— Irinia — habla a mis espaldas.
Los gritos me retumban los oídos, el sonido de los disparos me aturden, la pólvora se siente tan fresca incluso con mi máscara puesta. Me detengo frente a la que era la chimenea metiendo varias tablas para hacer fuego.
— Te estoy hablando — Me toman del ante brazo y saco mi aguja poniéndola en el cuello de mi atacante. — Mierda.
— No me vuelvas a tocar. — Me suelto y me alejo de él — Pasaremos aquí la noche.
— Este lugar es un asco — Niega — Vamos a un hotel.
— Ve al hotel si quieres. Yo me quedaré aquí. — corto para sacar mi encendedor y prenderle fuego a la chimenea.
Me levanto sacudiendo mi ropa para continuar mi camino, los cuadros están balaceados, los pocos muebles que hay están cubiertos de escombros. Me acerco a la cocina y encuentro la olla ahora oxidada en el suelo que me saca una pequeña risita.
Ahí los cocinaste.
Mi pecho se oprime y el sudor comienza a salir conforme camino hacia las escaleras del sótano. Me pongo la mano en el pecho dándome unos golpes para que no se le ocurra dejar de bombear.
— ¿Qué te sucede Irinia? — Christopher sigue jodiendo a mis espaldas.
— Lárgate — Mascullo y se detiene para verme con el ceño fruncido — Nos veremos en el bar de kuk ahora largo.
— Estás hecha mieda no voy a dejarte aquí cuando aún nos sirves a nosotros.
— Vete a la mierda. — Me aguanto el grito de dolor — Diablos — Susurro y pateo varios escombros hasta que dejan al descubierto las escaleras al sótano por lo que bajo por ahí.
Christopher se exaspera y me toma en brazos bajando las escaleras tan rápido que consigue marearme, me deja en el suelo para admirar la habitación intacta.
Coloco mi huella y las luces se encienden dándome la vista a una habitación blanca con cadenas. Desactivo mi máscara que emite un sonido liberado el gas. Cuando entro la puerta se bloquea y solo escucho las quejas del coronel junto a sus golpes.
Dejo la máscara en la mesa y busco entre los cajones con desesperación, la sangre se me calienta hasta llegar a quemarme hasta que encuentro la jeringa que me inyecto en el cuello sin importar que sangre en el momento.
Me acerco al rincón con cadenas y le pulso al botón que activa el gas, me las coloco con un temporizador y todo se vuelve oscuro para mi.
No entiendo una mierda. No comprendo lo que sucede y la razón por la que ninguno de nosotros había encontrado este lugar que tal parece solo Irinia tiene acceso. Me siento afuera observándola tirada en el suelo con las cadenas.
Observo la ventilación y parece que hacen su trabajo en unos quince minutos, se pone de rodillas y se sostiene la cabeza.
— ¿Qué diablos sucede?
Irinia emite un grito desgarrador que me hace estremecer, la pantalla fuera de la habitación se enciende y me acerco para poder subirle el volúmen cuando aparecen ella y James embarazada
— ¿Y bien? — Irinia la tiene encadenada mientras toma los aparatos quirúrgicos.
— No lo hagas. Por favor, son hijos míos y de Christopher. — Chilla.
Mi pulso se dispara y la risa de Irinia llena ambas habitaciones. Me giro a la que tengo conmigo que jala las cadenas en un ataque de ira por lo que me enfoco en la televisión nuevamente.
— ¿Crees que me importa la vida de ellos? Tú fuiste la que arruino la mía. Por culpa de ustedes es que ahora soy este ser tan imperfectamente perfecto. — se mofa.
— Irinia. Éramos amigas, se que la guerra cambia a las personas. — Intenta convencerla.
— Tú hiciste que Christopher me violara repetidas veces, me mandaron a Afganistán cinco años ya que el ministro me acusó de difamación. — Pasa las pinzas por las piernas de Rachel quien se intenta quitar repleta de pánico y llanto. — Todo es culpa de ustedes, el imbécil sufrido que parece que el puesto de coronel es de adorno y la mojigata maldita que solo por celos a mi antigua persona le mintió descaradamente.
— ¡Cometí un error! Matame a mi pero no a mis hijos te lo suplicó. Batalle mucho para quedar embarazada y lo sabes. — Grita llorando.
— No. — Irinia comienza a sacar a los fetos sin anestesia, los gritos de Rachel raspan mis oídos hasta que queda inconsciente, Irinia con las manos llenas de sangre los hecha en una olla y observo como se chupa la sangre de los dedos gimiendo de gusto. — Si tu coronel no me hubiera tocado, no habría parado en la pirámide, no seria lo que soy ahora. Este es el comienzo de mi venganza James. Espera que tu querido coronel se entere que debore a sus hijos. — Su risa de maniática me hace enfadar y hago una mueca de asco de como lame la sangre que escurre por la vagina de Rachel.
La imagen se borra y yo no tengo a donde mirar. Escucho los gritos de Irinia y tomo el valor para observarla jalar las cadenas y reír como maniática, sus ojos brillan más que antes reclamando sangre y agonía.
Descrubri con esto que Rachel me mintió, fue mi culpa y de mi ego dañado el meterme con la inocencia de Irinia así ella estuviera llorando. Aceptar que la viole es demasiado tarde, el daño está hecho y no puedo comparar a Irinia con James con su sufrimiento en la pirámide.
La mujer de ojos rojos que veo jalar las cadenas con desespero está rota por nuestra culpa, limpiar su nombre no será nisiquiera el 0.5 porciento de redimirme. Que se haya comido a los fetos no fue difícil de superar porque no tuvimos apego como tal pero fue un dañó a mi juramento de protegerlos, me pisoteo sin problemas y se burlo en mi cara haciéndome ver como un novato.
— ¡Mierda! — Golpeo las puertas que ni un azote reciben demostrando que son más resistentes de lo que aparentan.
Mi cabeza me juega chueco y recuerdo la olla de la cocina por la que pasamos hace unos minutos. Esa maldita de verdad me trajo dónde se los comió con tanto gusto.
Incluso estoy viendo la maldita camilla acomodada adentro de la habitación. Las arcadas me llegan pero me aguanto negando a demostrar que me volvieron a joder.
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Blood red
FanfictionIrinia es convocada por la FEMF quien necesita de su ayuda la cual acepta por intereses personales.