Blood red

Three

— ¿Qué sucede aquí? — Enciendo el respirador y los soldados se alejan de mi apenas hablo.

Christopher se pone delante de la tropa privada quienes permanecen sentados de forma despreocúpada.

— ¿Qué quieres Morgan? — Walker se pone de pié.

— Desde ahora son la tropa bajo...

— Bajo mi mando. — Intervengo azotando el papel que me dio el ministro en el pecho del coronel quien lo toma.

— ¿Bajo tu mando? Por favor. Nadie nos puede dar órdenes. — Se acerca intentando intimidarme.

— Yo siempre les voy a dar órdenes. Walker.

Su mandíbula se tensa, todos se ponen de pie dispuestos a comerme, de un movimiento le doy una patada en su estómago que lo tira al suelo. Todos se vienen al mismo tiempo pero barro sus píes sin problemas tomando de las solapas a uno.

— Escúchame bien mariquita. Aquí se hace lo que yo diga y cualquiera que se rebele en mi contra voy a despedazarlo para que lo coman sus compañeros.

— Debes ser nueva. Nadie nos da órdenes aquí, nosotros nos regimos ante nuestro propio criterio. Te perdonaremos la vida por tener las agallas de enfrentarnos. — Walker pone su agarre en la mano con la sostengo a su compañero. — Ahora lárgate.

Mi cuerpo se pone tenso cuando me llega el olor exquisito a sangre, lo suelto y me trueno el cuello apagando el gas de mi máscara, el olor a sangre se vuelve más intenso. — Sueltame Walker — Ordeno y aprieta más mi agarre.

— No vuelvas aquí. ¿Oíste? Lárgate antes de que tenga que intervenir tu coronel para salvarte la carne. — Se relame los labios.

— ¡NO ESTORBES! — Lo tomo con mi otra mano del cuello alzando mi rodilla rompiéndole la nariz con el golpe. El olor a sangre me enloquece que no me molesto en volver a activar mi máscara me acerco al tipo y lo tomo de la mandíbula pero él me escupe la sangre en el rostro.

Mi risa aparece y me limpio la sangre de los ojos para azotarlo de nuevo contra el suelo, derribo a dos tirando a matar sin problemas a puño limpio. Me quieren dar pelea en vano pues le rompí la muñeca a alguien como dos costillas a Walker. El tronar de sus huesos me hace sentir euforica.

— ¡Alto! — Parker intenta intervenir lanzando una cadena que envuelve mi cuello tirándome al suelo de espaldas.

La tropa saca sus armas apuntando a Parker mientras no paro de reír, Walker con una mano en sus costillas se agacha activando mi máscara que de inmediato suelta el gas que me comienza a tranquilizar.

— Aléjate Parker — Habla uno sin dejar de apuntarle.

Me quito la cadena y me pongo de pié sin importarme nada, todos en la tropa bajan sus armas colocandolas a sus lados haciéndo el saludo militar.

— ¡SALUDAMOS A LA CAPITANA IRINIA LIDER DE LA TROPA PRIVADA. ES UN HONOR TENERLA DE VUELTA Y LE DESEAMOS FELICIDADES POR SALIR DE IRON WALLS! — Gritan al unisonido dejando sorprendido a más de uno.

Walker da un paso al frente y hace una reverencia quitándose la ligera cadena amarrada a su uniforme la cual tomo y coloco en mi uniforme dando a relucir el escudo de mi tropa junto a la letra.

— Cálida bienvenida. Ahora limpia la sangre antes de que te debore. — Ordeno mirando de reojo al que sangra quien se inclina para después irse a la enfermería.

— Salió de Iron Walls pero no vino de inmediato a vermos. — Walker ignora sus costillas y comienza con sus reproches en cambio yo permanezco en silencio. — Que sepa que estamos muy dolidos por su ausencia por lo tanto la respetamos pero no perdonamos, denos una razón para perdonarla. — Todos asienten con la cabeza de acuerdo con él.

Me quedo en silencio mirándolos más aburrida que antes, ellos esperan una respuesta y abren un ojo haciendo contacto visual quedándose unos segundos más en silencio.

— La perdonamos por el abandono a primeras que salió de la cárcel. Es un placer servirle nuevamente con lealtad. — Todos me vuelven a hacer el saludo militar dedicándome varias sonrisas.

— ¿Por qué no dijiste que eran tu antigua tropa? — Me cuestiona Patrick.

— Sabía que había algo sospechoso aquí, se parecían demasiado a tí. — Masculla Christopher.

— ¿Por qué tengo que darles explicaciones a ustedes? — Me giro — Los demás vallan a revisión médica no quiero un cadáver aquí si no es hora del almuerzo. — Ordeno sin ver a mi tropa.

— ¡ATENCIÓN! — Grita Walker para después escuchar como se van.

— Eso fue increíble, no sabia que era tu antigua tropa. — Gema se acerca a nosotros y mi mirada se posa en Rachel quien me mira con los labios apretados.

— James quería ganarse a la tropa privada — Informa Patrick a un lado de nosotros.

— ¿Quién te pidió explicaciones, Linguini? — Me alejo de ellos.

— Antes eramos un equipo, un grupo muy bueno según recuerdo antes de irme por seis años a otra central junto a mi esposa.

— Parece que nadie te dijo lo que sucedió ¿Verdad? Pregúntale a tu mejor amigo junto a Parker. Ellos al igual que muchos en la central estarán contentos de haberte una hora de cuentos. — Sigo mi camino pero me freno tomando a James del brazo. — Tú tienes una deuda conmigo que tarde o temprano vas a pagar. ¿Lo recuerdas? El trato que hiciste con la mafia. Las promesas siempre se cumplen y la pérdida de tus bastardos es una de ellas. — James traga saliva y mueve su brazo queriendo soltarse.

— No sé de qué me hablas. Sueltame ahora mismo Irinia. — Masculla.

— Sabes perfecto de que hablo. Tienes algo que me pertenece y más vale que lo traigas mañana a primera hora antes de que parta a Italia junto a tu querido coronel.

— No tengo nada tuyo. — Insiste — Debes haber enloquecido más.

— No me tomes por tonta drogadicta. Por estarle chupando la polla a Mascherano de forma incorrecta me lanzaste a la pirámide desde un principio. No me mal intérpretes pero estoy cómoda con los resultados es divertido incluso oler el miedo viniendo de tí pero si me aburro de más. Voy a quitarte más que a tu posibilidad de volver a concebir. — Bajo la mirada y la suelto comenzando a reir bajo cuando noto que se ha orinado encima. — Cobarde. — Susurro y me giro — ¡Traigan un pañal para la teniente Rachel James! — Todos centran su atención en Rachel las carcajadas resuenan que no es hasta el grito de Christopher y otros superiores se hacen presentes.

— ¡MALDITA! — Me grita y yo sigo mi camino de regreso a la central.