Capítulo 7

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Mamá y yo estábamos sentadas a la mesa, una frente a la otra. El pato asado aún estaba en el horno y era la primera vez desde que llegamos a Blastville que mamá cocinaba comida de verdad. Eso no hacía más que agregarle tensión de sobra al momento. Luke llevaba media hora de retraso y mamá empezaba a impacientarse.

—Llámale, pregunta si tuvo algún percance.

Tomé mi móvil y fingí realizar una llamada.

—No contesta.

El reloj de la sala resonaba en el silencio del lugar con su tic, tac. Mis manos revolvían en mi bolsillo una pañoleta negra que le compré a Luke. Tenía planeado dársela hoy después de la cena para recompensarlo por el mal rato que mi madre le haría pasar pero, aparentemente no sería posible.

Mamá se cansó de esperar y se alejó de la mesa decepcionada. Todo su esfuerzo fue en vano, estaba desilusionada y molesta a la vez. ¿¡Cómo pudo Luke fallar en un momento clave!?

—¡Mamá te lo juro, él no es así! Debió pasarle algo grave para que no venga— intenté justificarlo y hacer que mamá se sentara nuevamente pero no sucedió. Ella respiró con pesar.

—Bueno, esperemos que no sea nada grave.

Me devanaba los sesos pensando qué le pudo pasar. Luke nunca rompe sus promesas. Él es lo suficientemente valiente como para enfrentarse a mi madre. Todo estaba funcionando acorde a su plan. ¿Por qué no se presentó?

Me pasé esa y muchas noches más pensando en él. No vino a visitarme en más de dos semanas. No quería comer, no podía dormir. Luke estaba desaparecido, como si se lo hubiera tragado la tierra y no tenía forma de localizarlo.

******

La mañana del día veintidós de su desaparición me dispuse a ir en su búsqueda. No me quedaría de brazos cruzados, necesitaba saber de él, saber qué le pasó. A esas alturas ya tenía nuevamente posesión de las llaves de la casa así que podía moverme a mi voluntad por la ciudad. Recordé una vez a Luke mencionar que vivía en la calle Apple Rose 303. Si los cálculos no me fallaban no estaba demasiado lejos de ahí.

A bordo de mi bicicleta y siguiendo las instrucciones de los transeúntes llegué a dicha calle. No abarcaba más de tres manzanas así que me fue fácil ubicar la casa rápidamente.

Toqué el timbre y me alisé el suéter con una mano, nerviosa por el rostro que vería tras la puerta. ¿Abriría su padre, su madre? ¿Es que acaso tenía hermanos?

Una anciana de cabellos blancos apoyada en un bastón metálico abrió. "Oh, la abuela" pensé.

—Buenas tardes, busco a Luke.

—¿Luke?

—Sí, Luke — Estiré mi brazo tallando el aire para demostrar la altura de Luke—. Dos cabezas más alto que yo, cabello oscuro, ojos azules... "labios de seda" — agregué para mis adentros.

La anciana negó con la cabeza.

—No conozco a ningún Luke con la descripción que me das— cerró la puerta sin esperar mi respuesta.

¿Su abuela tenía demencia senil o es que en verdad esa no era la casa de Luke? Confusa di media vuelta y llamé a la puerta de la casa de enfrente, a lo mejor la memoria me falló con el número. La respuesta fue la misma. Toqué casi todas las puertas de la manzana y nadie conocía a Luke. Lo peor de todo es que me preguntaban por su apellido y yo me sentí ridícula al responder que no lo sabía.

Tenía sentimientos encontrados. Estaba molesta con Luke por mentirme sobre la dirección de su casa y estaba triste por no saber nada de él. ¿Si acaso le había pasado algo malo? No, de inmediato detuve la idea, no quería ni siquiera imaginarlo.

Tuve que preguntar a más de cinco personas para regresar a mi casa, pero a estas alturas ya había perdido la vergüenza luego de llamar a tantas puertas preguntado por un total desconocido. La realidad me golpeó como un baldazo de agua fría en ese instante. ¿Qué tanto sabía de Luke? ¿Qué tanto le conocía? ¿Es quien dice ser en verdad? ¿Qué esconde?

Antes de entrar a casa compré un periódico local, con la terrible idea de encontrar una noticia sobre la muerte trágica de un joven de dieciocho años o su desaparición o que lo arrestaron por hacer grafitis en la ciudad... algo, una pista que me llevara a él. Nada.

Esa noche, al igual que las anteriores, daba vueltas en mi cama sin conciliar el sueño hasta que, alguien llamó a la ventana de mi cuarto. Situación que me asustó por completo porque mi habitación queda en el segundo piso. ¿Quién podría estar tocando? ¿Un fantasma? ¿Spiderman? Corrí la cortina lentamente preparándome para el horror, pero frente a mí apareció una silueta que reconocí de inmediato, unos ojos azules que no confundiría jamás. Luke estaba encapuchado afuera de mi habitación. Sin dudarlo abrí la ventana y lo hice entrar. Él había estado de pie en el mini balcón que creaban las tejas del garaje bajo mi ventana. No quería ni imaginar cómo había hecho para llegar hasta ahí.

Lo abracé con todas mis fuerzas, el respondió estrujándome contra su pecho como si no quisiera separarse de mí nunca más. Su perfume familiar me inundó por completo haciéndome sentir en calma.

—¿Dónde estuviste?— pregunté entre sollozos.

—Lo que importa es que estoy aquí ¿No?— su voz tenía una nota de tristeza como si fuera a quebrarse de un momento a otro.

Alcé la cabeza hacia él deslizando abajo la capucha, mi cuerpo se escarapeló. Una marca oscurecía gran área del contorno de su ojo izquierdo. ¡Tenía el ojo morado! Desvió el rostro cuando se percató que lo miraba fijamente pero no liberó mi cuerpo.

—¡Por dios Luke! ¡¿Qué te pasó?!

—No preguntes nada ahora por favor, sólo abrázame.

Coloqué mi rostro sobre su pecho y aunque tenía mil dudas me limité a hacer lo que pidió. En ese instante algo tibio y húmedo mojó mi mejilla. ¡Luke estaba llorando! Intenté alzar la cabeza para verle el rostro pero me detuvo con una mano impidiéndome verlo.

A tientas en medio de la oscuridad lo conduje hasta mi cama donde nos recostamos muy juntos, deslicé una mano sobre su rostro para secar sus lágrimas, él la tomó y depositó un beso en el dorso.

Continuamos así en silencio por un largo rato. ¿Qué rayos le había pasado? ¿Acaso un grupo de vándalos lo había asaltado y golpeado? ¿Había tenido un accidente? ¿Estuvo en medio de una pelea? Jamás imaginé ver a mi Luke llorar, la situación debía ser bastante seria para que él se desmoronara frente a mí.

—Sé que quieres respuestas Maddy y las mereces.

—Esperaré a que estés listo.

Luke soltó un suspiro cargado de pesar.

—Bueno, esta es la verdadera historia de mi vida...

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Luke     -by   Mayte GutiérrezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora