Capítulo 8

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—Vivo en las afueras de Blastville en una mugrosa casa rodante. Mi padre es un maldito alcohólico y está constantemente golpeando a mi madre. El día que me invitaste a cenar él estaba furioso porque mamá— en un intento por alejarlo de la bebida— había tirado por el lavabo sus cervezas. Él no controló su furia y empezó a golpearla con total brutalidad, no sabía qué hacer, intenté detenerlo como siempre pero vino contra mí. Me golpeó en la cabeza, caí inconsciente. Cuando reaccioné mamá estaba desmayada en el suelo respirando apenas. Él le había robado todo el dinero que tenía y escapó.

«Llamé a la policía. Unos paramédicos vinieron tan pronto como les fue posible. Subieron a mi madre a una camilla y nos llevaron al hospital a bordo de una ambulancia. ¡Lo siento tanto Maddy! Quise llamarte pero ya sabes que no tengo móvil y en momentos como ese desearía que no fuera así. Sabía que te decepcionaría si no llegaba a la cena pero ¿Qué más podía hacer? Mi madre me necesitaba.

Los días siguientes me quedé en el hospital bajo observación. Por fortuna el golpe no dejó estragos, o al menos no por ahora. Me dediqué a cuidar a mi madre. Mi padre debía estar borracho en alguna cantina local y no volvió a casa.

Tan pronto como ella dejó el hospital esperó a que yo salga de casa, tomó sus cosas y se fue. ¡Se largó sin mí! ¡Ni siquiera se despidió! ¡¿Sabes cuantas palizas he soportado por defenderla?! ¡¿Sabes cuantas veces he mentido a servicios sociales para que no nos separen? ¡¿Sabes cuantas mentiras he dicho para protegerla?! ¡Malagradecida! ¡Se largó! ¡Escapó del infierno y me dejó a mí ahí, solo!

Estos días me las he estado ingeniando para no dejar a mi padre entrar. Por lo general insiste un par de veces y luego se larga a casa de algún amigo o alguna cantina cercana. Salgo temprano para mi trabajo en la tienda de antigüedades, almuerzo cualquier cosa en una cafetería cercana y luego vuelvo a casa. Pero ayer el maldito borracho rompió una ventana y logró entrar. Quería los ahorros de mi trabajo y como no se los di me dio un puñetazo que me hizo ver estrellas de colores, peleamos un rato más hasta que se cansó y se quedó dormido en el suelo. ¡No puedo volver ahí Maddy! ¡Soy un cobarde, no puedo seguir luchando contra él! »

Rompió a llorar nuevamente. Lo envolví con mis brazos llevándolo contra mi pecho. No podría jamás haber imaginado el drama que Luke estaba viviendo. Y yo que me quejaba por mi madre autoritaria y la vida que me había tocado. No podía juzgarlo, sólo pretendía hacer algo para ayudarlo, algo... ¿Pero qué?

—No eres ningún cobarde Luke, es sólo que estás cansado de los problemas. Mereces un descanso.

—Toma— me tendió un grueso paquete con algo envuelto en papel periódico que sacó de su bolsillo—. Son mis ahorros, sé que estarán más seguros contigo.

—Pero Luke no...

—Hazlo por mí ¿Sí? Estaré bien.

Tomé el paquete de dinero y por mientras lo metí en la funda de mi almohada. Intenté creerle. De verdad quería pensar que todo estaría bien. Deseaba ser una heroína, sacar a Luke del infierno en el que vivía pero no puedo, no sé ni qué hacer con mi vida y menos con la suya. Envuelta en sus brazos, en el calor de su cuerpo, me quedé dormida.

******

La mañana siguiente la ventana estaba abierta por completo y Luke se había ido. Aun no podía manejar las revelaciones de la noche anterior. Me dolía mucho la vida que le había tocado, Luke es un buen chico que no merece pasar por todo aquello.

El día fue bastante aburrido. Mamá notó un cambio en mi ánimo y aprovechó para arruinarlo con el estúpido formulario de la universidad.

—Maddy ¿Ya decidiste?

Luke     -by   Mayte GutiérrezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora