Secretos.

Capitulo 1.

Park Jimin era un joven que actuaba como normalmente lo hacían las personas de su edad.

Había pasado un año desde que terminó el colegio y todavía no tenía muy claro lo que le gustaría estudiar, por ende, vivía junto a su padre, el cual nunca estaba pues pasaba mucho tiempo trabajando.

Una semana antes de su cumpleaños número 20, su padre al llegar del trabajo le ordenó bajar a la sala para conversar sobre un tema urgente.

Jimin con mucha curiosidad bajó, era la primera vez que su padre le dirigía la palabra después de mucho tiempo.

Fue hasta la sala y se sentó frente al mayor, quien lo miraba muy seriamente, eso hizo que Jimin empezara a preocuparse, no lo había visto así desde que su madre los dejó hace 5 años.
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— ¿Qué pasa papá? ¿Por qué estás tan serio?

— Hace un tiempo volví a hablar con uno de mis mejores amigos, creo que puedes acordarte de él, es el Señor Min.

— ¿El señor Min? ¿Nos quedamos con él en las vacaciones en Daegu, verdad?

— Así es. Su hijo mayor volvió al país hace unos meses, estuvimos conversando y llegamos a una especie de acuerdo.

— ¿Qué tipo de acuerdo? ¿Qué tengo yo que ver en eso?

— Ninguno de nosotros queremos que nuestros hijos se queden solteros, entonces llegamos a un acuerdo, tú y el hijo del señor Min se casarán.

— ¿¡QUÉ!? ¿¡TE VOLVISTE LOCO!?

— No me levantes la voz jovencito, sigo siendo tu padre.

— ¡No es justo! ¡Me rehúso a hacerlo!

— No puedes hacerlo, ya firmamos un contrato.

— Pero papá.. ni siquiera lo conozco.. si quieres que me case, lo haré, pero quiero ser yo quien escoja con quién.

— De ninguna manera, conociéndote escogerás a la peor persona posible, te casarás con el hijo de mi amigo y punto final.

— Debes saber que sí me obligas a hacerlo, te odiaré por el resto de mi vida.

— Eso no es problema mío, el contrato ya está firmado y no hay vuelta atrás.

— ¡TE ODIO!
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Subió a su habitación corriendo mientras las lágrimas empezaban a derramarse por sus mejillas.

El sonido de la puerta siendo azotada con fuerza se escuchó por toda la casa, haciendo notar la molestia del chico.

Harto de que su padre se sintiera dueño de su vida, empacó un poco de ropa, sus documentos y le escribió a su amigo para que fuese a buscarlos, y prefirió no darle explicaciones.
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Minutos después recibió la llamada de su amigo, quien había llegado y lo estaba esperando.

Como ya era su costumbre, abrió su ventana y salió por ahí con ayuda de unas piedras que sobresalían de la pared.

Ambos se alejaron rápidamente de aquella casa, de camino Jimin estaba tratando de contener sus sentimientos, pero no pudo ocultarlos a la persona que mejor lo conocía.

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— ¿Ya me vas a contar qué pasó? ¿Fue tu padre otra vez?