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–Mierda Valentino, ya no puedo moverme, deja de jugar y quítame esto –Val me había atado con mis cables a la silla de mi escritorio.

–Es lo que te ganas por no contestar mis llamadas amorcito –dijo con indiferencia ignorando mis súplicas y siguiendo en sus asuntos.

–Te dije que estaba ocupado –intenté desviar la mirada inquisitiva de Val pero no podía apartar la vista de su torso denudo subiendo y bajando, en un movimiento casi hipnótico.

–Ocupado con tus muñequitos, no sé porque te gustan tanto esos muñecos si me tienes aquí. Es decir, mira este pequeño –agarró a un pequeño muñeco de plástico que se parecía a él –Yo soy mucho mejor que él.

–Val deja de moverte. -Empecé a soltar un par de gemidos por la fuerte estimulación que causaba val en mí.

–¿Por qué? acaso no te gustaba que me moviera de esta forma –dijo con una sonrisa maliciosa en su cara.

–Ahh, Val para, vamos a ensuciar mi escritorio –empezó a sacar su lengua para lamer cada centímetro de mi pantalla.

–Creo que este otro pequeñito de aquí le gusta observar lo que estamos haciendo –señaló al pequeño muñeco de Alastor que se encontraba en mi escritorio –¿que pasaría si lo pongo aquí? –sujetó al muñeco con una de sus manos cerca de su miembro y empezó frotarlo en contra de este mientras me cabalgaba cada vez más rápido, luego de unos momentos se detuvo abruptamente –mira cuanto te gusta esto, te encanta que todo el mudo te observe, creo que mi castigo no fue tan duro como creí  –actuó pensativo unos instantes –esto aun no es suficiente... que tal si –dijo sacando lentamente mi miembro de dentro de él, caminó hacia una de mis pantallas y encendió una cámara de vigilancia y yo sabía muy bien cual cámara sabía encendido –Mira, ¿que tal ese lindo venadito? ¿no te gustaría probarlo a él? -volvió a sacar su lengua para lamerme. -Ooh veo que esto te gustó mucho, se te puso más dura –otra sonrisa sádica apareció en su cara.

–Val, suelta mis manos, no puedo seguir con esto estoy cansado.

–¿Por qué debería? ¿no quieres que yo te ayude en eso? puedo ofrecerte cuatro manos –con una sonrisa Val se aproximó detrás de la silla, acercando sus manos a mi cuerpo, cubriendo cada parte de él con su toque, menos la parte que en verdad necesita que acariciara –hey vox, mira al frente, no querrás de dejar que nuestro invitado se sienta desplazado. –y ahí lo vi, Alastor estaba en la cámara, tan distraído por el hotel que ni siquiera notó nuestra presencia.

–Val por favor, no he dormido en toda la noche.

–No, Vox necesitabas ser castigado por ser tan malo conmigo –susurró junto a mí –mira como gotea ¿no te gustaría derramar eso en tu amiguito?.

–No voy a poder derramar nada si no me ayudas aquí.

–Paciencia mi querido vox, aun puedo torturarte unos minutos más. 

–Ah por favor val, ya no puedo más –ya no podía controlar lo que salía de mi boca cuando Val empezó a masturbarme con sus manos humedecidas con mi propio semen.

–Que decepción, ¿terminas muy rápido cuando se trata de él verdad?, que celoso me pones –dijo furioso apretando con fuerza mi pene.

–¡Val! suéltalo, duele, suéltalo.

–¿Dijiste que querías que lo tocara, no? pues ahora lo estoy tocando.

–No tan fuerte Val. –creo se me estaba saliendo una lagrima, este idiota si estaba enojado.

Si hubieras dicho síDonde viven las historias. Descúbrelo ahora