Capítulo 16 Parte 02: Vermillion

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Año 1098.

Día 23 del Primer Mes de Primavera.

??? – Territorio del Clan de Osos. Yimmure.

Narrado por: Dante Dmitriev. Dan, Colmillo de Púa.

Bitácora de Dante Dmitriev, Dan, Colmillo de Púa. Hoy, Vigésimo tercer día de primavera, sufrí un terrible recordatorio de cómo el destino y las circunstancias siempre son ajenas a nuestra voluntad, nuestras intenciones y deseos.

He tenido días... complicados... Aún siento un terrible vacío dentro de mi cada que escucho pisadas acercarse a mi recámara, y pienso que son las de Aaliyah.

No hay día que no me pregunte si todo mi sufrimiento tiene un propósito, o si solo soy el saco de arena que la vida golpea para entretenerse. Viajé por toda Yimmure en Ikran, he aprendido a viajar sin hablar con nadie más que mis animales, y me he enfocado en misiones simples... Al menos mientras me reponía emocionalmente.

Aunque, creo que eso no será posible a brevedad... Porque esta mañana recibí una devastadora noticia.


...


Mis músculos estaban tensos por la fatiga, y mi mente, agotada, solo ansiaba el refugio de mi lecho, regresaba de una agotadora misión nocturna con mi vid alimentada de sangre.

Pero la paz anhelada se desvaneció en el umbral del centro de mando, reemplazada por una inquietud palpable que resonaba en cada rincón.

Una persona esperaba frente a la lona de la entrada de mi carpa: Una chica pequeña y delgada, de piel bronceada y cabello largo castaño y ondulado, sus ojos verdes grisáceos resaltaban por sus gruesas pestañas y el maquillaje verde azulado alrededor de sus ojos. Utilizaba un pantalón de lette ceñido, con botas de cuero negras, un bolso de cuero con una correa decorada con púas, y varios cinturones llenos de pequeños accesorios octaédricos azulados. Su camisa era de tela, delgada y ligera, con cuello en v, y ondeaba sobre sus hombros una capa color bronce oxidado. Resaltaba ante mi vista, su arma, una imponente sierra de afilados dientes, con un mango vertical y una empuñadura de espada.

Al principio no comprendía lo que sucedía, el ambiente sonaba aterradoramente pesado y ella insistía en que debía acompañarla urgentemente. Naturalmente, no tenía intenciones de volver a salir a cumplir otra misión, pero entonces... Escuché aquellas palabras.

¡La caravana que fue enviada hace unos días por el Sr. H. fue asaltada en el desierto! Los cuerpos de muestra, el carmesí, hemos perdido todo... Los únicos sobrevivientes fuimos Geo y yo... Y Geo Greyrock, tu maestro, se encuentra al borde de la muerte ahora mismo —explicó—. ¡¿Ahora entiendes por qué necesitamos que vengas cuanto antes?!

Como si cientos de toneladas fuesen arrojadas sobre mi cuerpo, aquella noticia impactó mis sentidos dejándome en blanco e incrédulo por unos momentos.

Por favor, dime que no es cierto. —Mi voz sonó frágil, apenas un susurro que temblaba por la angustia que comenzaba a tomar forma en mi interior.

L-lo siento, Colmillo... —titubeó ella, y las palabras salieron de sus labios con una pesadez que me hundió aún más en la oscuridad.

«Esto no puede estar pasando... Tiene que ser una maldita pesadilla»

Sentí como si el mundo se desmoronara a mi alrededor, mis entrañas retorciéndose en un torbellino de emociones que luchaban por salir. La ira, el dolor, la frustración; todos ardiendo dentro de mi cual incendio que engulle un bosque.

Mastema I: Alianza de PlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora