Capitulo 16 Parte 01: Maquinación de Colmillo

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Año 1098.

Día 22 del Primer Mes de Primavera.

C.RY.P.T.I.D. O la Cripta, para nosotros – Colinas de Thylon, Syver.

Narrado por: Kai.

Ah... ¡Maldición! —gruñí, para justo después carcajear compulsivamente.

Me encontraba a unos centímetros del borde de la represa, el caudal es veloz e intenso, impidiendo el paso al otro lado. Mi presa logró escapar, y esto producía un escozor de rabia y emoción en simultáneo dentro de mí.

Caí de rodillas, sin parar de reír. Sentía que me faltaba un poco el aire, y mi muñeca, aunque suturada, seguía doliendo por el profundo corte que aquel dragón rojo me provocó.

Maldito seas, maldito seas, maldito seas —no dejaba de gruñir y carcajear, las emociones se agolpaban en mi cabeza desordenadamente y mi rabia acababa convirtiéndose en retorcidas carcajadas.

Era la primera vez que veía un dragón rojo de Ignis en persona; ya he visto dragones azules, como Rex, dragones negros, e incluso dragones blancos... Hoy puedo tachar al rojo de la lista. Y vaya cumplió con mis expectativas.

No solo fue asombrosamente desafiante y astuto, sino además afortunado. Tuve una presa tan valiosa delante de mí y estuve tan cerca de darle el golpe de gracia... Verla escaparse de mis manos es frustrante a más no poder, en estos momentos deseo arrancarme el rostro.

Es difícil para un luchador cuerpo a cuerpo como yo, lidiar contra usuarios del Fyerion. Son muy molestos, y sus elementos me ponen en desventaja... Aun así, amo el desafío que suelen suponer. El combate fue agotador, me excedí con mis despliegues de técnica y me confié demasiado al notar mi superioridad de fuerza. Atacarlo con mi rayo de plasma, fue un acto estúpido, mis reservas de Albion son demasiado bajas como para exprimirlas de esa forma, si Finn estuviese aquí me regañaría y volvería a decir aquello de que puedo morir si sobreesfuerzo mi órgano de Raxos.

«¡No puedes hacer lo que te da la gana siempre, Kai! Sé que buscas la liberación absoluta viviendo según tus deseos, pero hay límites que ni siquiera tú puedes superar... ¡Tu corazón es vulnerable desde que naciste, cada vez que acercas tu órgano de Raxos al apagón, corres el riesgo de morir! ¡Y ese límite jamás podrás superarlo!» Casi puedo escuchar su voz advirtiéndome cosas de las que soy consciente, y que parecen preocuparle más a él que a mí... En fin...

«La próxima vez no lo dejaré ganar distancia, debo asegurarme de atacarlo desde cerca para ser certero» Es cierto que a veces mi ego logra que cometa errores en combate, pero no suelo cometer los mismos errores más de una vez.


...


Estuve un rato respirando fuertemente mientras mi órgano de Raxos volvía a producir cantidades decentes de Albion, y me puse de pie lentamente. Es así como me levanto y aún agotado y adolorido, avanzo por el pasillo donde comenzó nuestra contienda.

¡Por fav- Agh! —escuché un grito femenino desde el otro lado del pasillo acompañado de un ruido seco.

¡Espere, basta! ¡Por favor!

Podía imaginarme lo que sucedía, y solo suspiré de molestia. Definitivamente cuando Finn y el Señor H no están, este lugar pierde el control.

¡Rex! ¡¿Qué te dijeron de agredir a los...?! —intenté regañar, pero era tarde.

Caminaba por un pasillo apestoso a carne quemada y sangre fresca, el lugar donde me crucé con el dragón rojo sumaba dos víctimas más, pero esta vez eran de manos del dragón azul.

Mastema I: Alianza de PlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora