Capitulo 09 Parte 03: La Caída de Dysis

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Año 1098.
Día 15 del Primer Mes de Primavera.
Ciudad de Dysis – Territorio del Clan de Ciervos. Yimmure.
Narrado por: Luna Redwald

Nuestra accidentada misión por recuperar las armas sagradas se había tornado en extremo riesgosa, porque ahora se encontraba uno de los hombres más temibles de Yimmure en la escena… Seth, el Ciervo Cíclope.

Y nuestra Hilda, mi querida compañera Valquiria, estaba jugándose la vida por darnos a nosotras la oportunidad de escapar de él. Sylvie confía en que Hilda será suficientemente fuerte para detenerlo, pero yo tengo mis dudas… Y me preocupa que comprobemos por las malas que Seth es demasiado para nosotras, y que, en nuestra primera misión, perdamos a una de nuestras compañeras.

Intenté dejar de lado esos pensamientos negativos y me enfoqué en el panorama ante nosotras.

La puerta de salida del cercado de la mansión estaba justo ante nosotras, pero evidentemente, ello solo representaba el inicio de un problema aún mayor.

Volteé a ver a Sylvie, para comprobar si las heridas que Seth le causó, habían sanado. Y en efecto, ella estaba ilesa.

—¿Estás bien? ¿No sientes dolor interno o algo por el estilo? —pregunté para cerciorarme del estado de Sylvie.

—Descuida, estoy bien —dijo Sylvie—. No he necesitado usar demasiado mi don hoy, así que, he podido regenerarme muy rápidamente.

Todos los dones de Valquiria tienen un “límite de uso diario” o más bien, un cierto desgaste, propio de nuestros cuerpos. El don de Sylvie no permitirá a Sylvie morir, pero, cuando se regenera demasiadas veces en un día, su regeneración se torna gradualmente más lenta, extendiendo aún más el tortuoso dolor.

Lo cual se complementa con la otra debilidad del Don… El Dolor que produce a su portadora… Porque Sylvie, y cualquier Valquiria inmortal, poseen la capacidad de sufrir agónicos dolores, pero sin morir, lo cual, hace que un don como este realmente se sienta como una cruel maldición a veces. Pero lo más impactante es, que la Usuaria puede, voluntariamente, desactivar su don y dejarse morir, siendo éste, el método más fácil de asesinar a una Valquiria con el don de la Sanación Divina.

—Es la primera vez que observas mi don en acción ¿Cierto? —preguntó Sylvie—. De seguro fue impactante para ti.

—Lo fue… Mucho —reconocí—. Pero seguramente no tanto como para ti.

—Creo que comienzo a acostumbrarme al dolor —dijo Sylvie—. No te preocupes por mí ahora.

Cuando Seth la cortó a la mitad con su ataque de plasma, la cortó a la altura del abdomen, y debido a que su don solo regenera su cuerpo, el hermoso conjunto negro que Kai preparó para ella, sufrió daños; Sylvie retiró el velo decorativo de su boca, por lo que su rostro ahora era más visible; sus mangas también se rasgaron, por lo que también las retiró, dejando sus brazos color caramelo marcados con varios tatuajes pequeños, a la vista; pero el cambio más evidente, es que su blusa se rasgó en su vientre, y por ello, tomando los pliegues que colgaban, Sylvie se ató la blusa a la altura del plexo solar, dejando su hermoso y plano abdomen a la vista.

—Uuhh, te luce muy sexy ese cambio de Outfit —comenté sonriendo con mis ojos en la fina comisura recta que se marcaba en el abdomen de la pequeña Sylvie.

Ella se sonrojó al notar la forma en que la miraba —: ¡Lunaaa! ¡No me mires de esa forma! —comentó un tanto avergonzada, pero con una sonrisa.

Por eso tengo a Sylvie en tanta estima, porque ella conoce mi verdadero ser, y en vez de juzgarme, me comprende y ríe conmigo.

Sonreía ante aquella tierna risa, y casi al instante la sonrisa de mis labios se borró al escuchar un estruendoso impacto a unos metros de nosotras, y al voltear, las doradas llamas del veneno ígneo de Hilda, elevándose por los cielos. La lucha entre Seth e Hilda se volvía cada vez más intensa, y yo no podía controlar el temor… Porque la posibilidad de morir era real, era latente.

Mastema I: Alianza de PlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora