dos

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MARTIN

Apenas eran las seis de la tarde y Ruslana me dijo que Juanjo había accedido a quedarme en su casa. A vivir. Los dos.

Me cago en la puta.

No pensaba que fuera a aceptar, de hecho eso era lo último que me esperaba. Ya le había dicho anteriormente a Rus que si el aceptaba iría, y tampoco iba a hacer el feo de no irme cuando se han molestado en llamarle y pedirle ese favor.

Pero, porque había aceptado que me fuera a vivir a su casa? Es decir, siempre que salimos todos juntos no puede ni mirarme a los ojos de lo mal que le, se supone, que le caigo.

No entendía absolutamente nada.

Y ahora, para colmo, iba a tener que convivir con el hasta a saber dios cuando. Esperaba que fuera un periodo corto de tiempo, la verdad. No creo soportar mucho tiempo viviendo en las mismas paredes que Juanjo.

No tenía que hacer la maleta, evidentemente ya la tenía hecha cuando Hugo me echó de casa, no me había molestado en deshacerla cuando llegue aquí ya que una parte de mi sabía que no me quedaría tanto tiempo.

Lo que no me esperaba era que me tuviera que ir esa misma tarde a la casa de mi nuevo queridisimo compañero de piso.

Me ha dado asco hasta a mi decir esa frase.

—Martin! Are you ready? Nos vamos ya. — fruncí el ceño mirando entrar a Chiara a la habitación mientras sacudía las llaves de su coche.

—Qué? Tan pronto? — me levanté de golpe de la cama — A mi me odiais o algo.

Bufé y salí de la habitación junto a mis maletas y las risitas de Chiara persiguiendome detrás mía.

—Si, perdona, esque he quedado con Omar y la casa de Juanjo me pilla de paso — me dijo Ruslana mientras se rizaba las pestañas y se repasaba los labios.

Muy importante tenía que ser ese tal Omar para que se estuviera arreglando tanto. Ni el día de mi graduación se puso tan guapa.

—Espera, espera... pretendéis dejarme solo con Juanjo? — tiré mi mochila de golpe al suelo, pasando mi mirada de una de mis amigas a otra.

—Vas a vivir con el, vete acostumbrado. No vas a estar con nosotras all the time. — Chiara cogió su bolso y se miró en un espejito, al parecer ella también había quedado.

No se en que momento la vida amorosa de mis amigas había tenido tanto éxito, y en cambio la mía se había ido a la mierda en cuestión de minutos.

—Venga, todo el mundo corriendo que ya llego tarde. — Ruslana nos metió prisa, saliendo del baño y yendo hacia la entrada.

—Tendrás valor, aún encima que llevamos media hora esperándote a ti. — me quejé y salí del piso con mis pesadas maletas.

Chiara se rió dándome la razón, en cambio Ruslana nos sacó la lengua y nos dio un mini puñetazo a cada uno en las costillas.

Como me gustaba picarla.

JUANJO

Había limpiado absolutamente toda la casa, lo había dejado todo reluciente, y solo para el chiquillo que iba a ser mi nuevo compañero de piso. Me podía caer mal y todo lo que quieras, pero no iba a dejar todo hecho un vertedero, lo mínimo que podía hacer era dar buen ejemplo, a ver si así al menos las cosas no parecían tan tensas.

Estaba acostado en el sofá, por fin un poco de paz en todo el día. Aunque bueno, esa paz no duro mucho, ya que escuché el timbre sonar. Supuse que era Martin y se me empezó a acelerar el corazón. Ni siquiera sabía porque, no era la primera vez que le veía, solo que, esta vez no dejaría de verle.

golden hour - juantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora