cinco

1.9K 130 24
                                    

MARTIN

Noté los rayos de sol entrando por la ventana de mi habitación, y en cuanto abrí los ojos, también noté las punzadas de dolor en mi cabeza. No me acordaba mucho de la noche anterior, ni siquiera como había llegado hasta mi cama, pero esa noche había dormido sorprendentemente cómodo. Moví un poco la mano, aún con los ojos entrecerrados, y me di cuenta de que no estaba acostado en mi cama. Levanté un poco la cabeza, y pude divisar la única cara que estaba deseando no ver. O bueno, a lo mejor la segunda.

Estaba acostado encima de Juanjo.

Espera.

¿¡Estaba acostado encima de Juanjo?!

Me levanté de golpe, aunque con cuidado para no despertarle a él, y me acosté al otro lado de la cama, mirando al mayor mientras esté dormía.

Intente hacer memoria de lo que pasó el día anterior. No recordaba haber bebido tanto, o si?

Después de unos minutos, empecé a acordarme de algunas cosas, de que me encontré a Hugo y este me pegó algún que otro puñetazo, Paul me curó la herida, que ahora seguramente se encontraría algún moratón, Juanjo me llevó a casa... y que vine llorando a donde estaba el, osea, a esta cama, y el acabó consolandome y durmiendo abrazados.

Mi cerebro no daba para mucho más, no recordaba porque había llegado llorando ni lo que me dijo Juanjo, y tampoco sabía el porqué el estaba en mi cama cuando había sido yo el que había venido aquí..  No sé, era todo muy confuso.

Pero, de repente, me acorde de la cosa más importante.

Era lunes.

Cogí el móvil de Juanjo, que estaba encima de la mesita de noche, no sabía donde estaba el mio. Miré la hora.

Mierda.

Las 11:23 de la mañana.

—Me cago en la puta! — alcé la voz y me levanté rápidamente de la cama, notando instantaneamente el dolor subir a mi cabeza a toda velocidad.

—Joder, Martin, no grites... — habló Juanjo con voz de dormido.

Pero este tío? Se la sudaba todo o qué?

—Juanjo, que son las once de la mañana pasadas! — le removi en la cama, intentando ignorar el dolor de cabeza.

—Lo se, ya avisé ayer a mis profesores de que no iría porque estaba enfermo, entre comillas. — se sentó en la cama tranquilamente, frotándose los ojos.

—Y porque no me dijiste que hiciera eso mismo yo también? Joder, vaya bronca que me va a caer mañana. — me senté a su lado en la cama, pasándome una mano por la cara.

—Quizás porque ibas tan borracho que no me hacías ni caso. — me sonrió irónicamente, y acto seguido, sacó unas pastillas que tenía en el cajón para el dolor de cabeza. — Ten, seguro que tienes una resaca de la hostia.

—Gracias... — me llevé la pastilla a la boca, estaba tan acostumbrado a tomarlas que no necesitaba ni agua.

Pero, la verdadera pregunta aquí es, porque Juanjo estaba siendo tan amable conmigo? Literalmente, ayer, antes de irme, nos peleeamos. Y tampoco entendía el porqué anoche, antes de dormir, se había portado tan bien conmigo. Algo le había picado a este chico.

—Si te cuento todo lo que hicistes ayer... — se rió el mismo, supongo que pensando en la noche anterior.

—Tan imbecil fui? — le miré notando como la sangre subía a mis mejillas por la vergüenza.

—Imbécil no se, pero bipolar un poco, si.

Me contó cada detalle de las estupideces que había hecho anoche, sin poder evitar contenerse la risa y que me la contagiara a mi también. Me dijó que habíamos acabado durmiendo juntos porque le había dicho que me daba miedo la oscuridad y que quería dormir con alguien. No me lo llegué a creer del todo, a mi nunca me había dado miedo la oscuridad, ni siquiera de pequeño, pero no iba a reprocharle nada, iba borracho, y, por las cosas que me ha contado, podría haber hecho cualquier idiotez.

golden hour - juantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora