golden hour - juantin

ocho

por fin he subido esto, para compensar es larguito y al final del capítulo tenéis una sorpresita;)

MARTIN

—Martin.. hemos llegado — fue lo primero que escuché al abrir los ojos lentamente.

Había dormido recostado en Juanjo todo el viaje, y por si fuera poco, le había babeado todo el hombro.

Que vergüenza.

—Ostras.. lo siento — me incorpore en el asiento mientras le intentaba secar el hombro con un pañuelo que tenía en el bolsillo.

—No te preocupes anda, vamos novio. — dijo con un tono sarcástico y riéndose el mismo.

Forzé una sonrisa. Si, supuestamente éramos novios, y evidentemente era todo una farsa para no, de alguna forma, decepcionar a mis padres. Pero a fin de cuentas, no pude evitar que esas palabras me causarán miles de mariposas revoloteando por la barriga.

Intenté ignorarlo lo mejor que pude y me levanté de mi asiento detrás de él, cogiendo las maletas mientras salíamos del tren. Sentí una especie de liberación cuando pise el suelo de la calle. O más bien, cuando pisé Bilbo.

Por fin, en casa. Me llegaba el olor a mar, el cual estaba a pocos kilómetros de la estación de tren. Estaba seguro de que esta mista tarde obligaría a Juanjo a ir a la playa que hay cerca de mi casa. Miré a Juanjo sonriendo como un niño pequeño al cual le acababan de dar su chuche favorita. Me entraban ganas de llorar, de felicidad, por estar ahí, en mi hogar, y con mi refugio en persona a mi lado.

Le abracé con fuerza antes de llegar a decir nada. Esta era una sensación que no había sentido nunca, con nada ni con nadie.

—Tonto, venga vamos a buscar a tus padres. — me devolvió el abrazo por unos segundos, separándose no sin antes dejar un beso en mi cabeza.

Recorrí con mis ojos toda la estación. Hasta que les vi. Vi a mi hermana María y a Erik, mi hermano pequeño, sosteniendo una pancarta que ponía "Martin y Juanjo" en letras mayúsculas.

Fui corriendo hacia ellos, con mis maletas y con Juanjo persiguiendome detrás.

En cuanto me vieron llegar, tiraron la pancarta al suelo y nos fundimos los tres en un fuerte abrazo. Lo mucho que les echaba de menos...

—Os he echado de menos — dije cuando me separé de ellos, secandome una lágrima traicionera que estaba cayendo por mi mejilla.

Detrás de mis hermanos, estaban mis padres. Me abalancé sobre ellos en cuanto les vi, y por fin, estaba en casa.

—Bombón.. — dijo mi madre besandome la mejilla repetidas veces.

—Yo también te he echado de menos, ama — reí separandome de ellos y miré a mi padre con una sonrisa.

—Y el churri? — dijo con un tono burlón, bufé y Juanjo apareció detrás mía.

—Hola, señores Urrutia. Soy Juanjo, Juanjo Bona. El.. novio de vuestro maravilloso hijo.

Se me subió la sangre a las mejillas e intenté reprimir una risa por como se había dirigido a mis padres.

—Que es eso de señores? Ven para acá que aquí hay confianza! — dijo mi padre como quien no quiere la cosa y atrajó a Juanjo hacia su cuerpo, dándole un abrazo.

—Rafa, deja al chiquillo que le vas a asustar. — ahora, la que tenía a Juanjo entre sus brazos era mi madre. — Soy Rebeca! Madre mía, que delgaducho que estas no? — le miro de arriba abajo, Juanjo se rió un poco nervioso — Tu no te preocupes que tengo un tupper en el coche con croquetas y unos bollos de mantequilla. Aquí no vas a pasar hambre!