siete

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me he dado cuenta de que los comentarios ayudan a que me motive más y escriba capítulos más rápidos, ahí lo dejo...

MARTIN

Me encontraba en casa de Ruslana y Chiara, en nada salía el tren en dirección a Getxo y quería despedirme de ellas, aunque solo estuviera fuera dos semanas, para nosotros eso eran dos años, y a eso sumándole que llevábamos días sin vernos. Ni siquiera sabían lo de él incidente con Hugo, y tampoco tenía planeado comentárselo, a pesar de que eran mis mejores amigas y mi mayor apoyo aquí en Madrid, como he dicho, son mis mejores amigas y se que serían capaces de hacerle cualquier cosa. Que a ver, no me disgusta que le espabilaran un poco, pero después la venganza me la llevaría yo. Como siempre. Tampoco creo que se enteren de ninguna forma a no ser que Juanjo, Paul o Álvaro se lo cuenten, ya que el moratón de mi ojo había desaparecido hace pocos días. No era tan grave como yo creía, simplemente, era un dramático.

Pero ahora la cosa no era la pelea, ahora la cosa era la despedida con ellas. Estaban pegados a mi como una lapa, dándome achuchones y besos cada dos por tres. No me iba a quejar, este era el único cariño que recibía en Madrid. Aunque bueno, cuando llegue a Getxo, ya estará mi familia para hacer que no me olvide de ese cariño ni un segundo.

—Ya no nos quieres, Marts. — fue lo primero que me dijo Chiara después de separarse del abrazo de unos diez minutos que me había dado.

—No digáis tonterías, os quiero más que a nada y que a nadie, y lo sabéis. — le di un beso en la mejilla a la inglesa, y cuando me gire a Ruslana, vi que tenía algunas lágrimas luchando por no caer de sus ojos.

—Rusli... — los dos nos acercamos a ella y nos envolvimos en un fuerte abrazo, aunque Chiara se separó antes y nos dejó nuestro espacio a los dos.

Ruslana se aferraba a mi camiseta, como si tuviera miedo de dejarme ir y que no volviera nunca más. Me estaba empanado con las lágrimas toda la camiseta, pero no me importaba, todo lo contrario. No tarde en empezar a llorar yo también.

—Te he echado de menos, Martin. Y ahora te voy a echar mucho más. — tenía la voz rota, no podía formular más de una palabra sin soltar un sollozo.

Nunca había visto a Ruslana así de rota. Y lo entendía, sabía porque estaba así. Por mi culpa, más que nada. Llevamos siendo mejores amigos, inseparables, desde que llegué a Madrid. Ella siempre ha estado para mi, y yo siempre he estado para ella. Y ahora me estoy dando cuenta de que estos días, que era cuando más me necesitaba, yo no estaba a su lado. Llevaba mucho tiempo sin estar a su lado, desde que me mude con Juanjo cada vez nos veíamos e incluso hablábamos menos por teléfono. No recuerdo la última vez que quedamos los dos, solos. O con Chiara, de cualquier forma, con ella había compartido incluso menos contacto que con Ruslana. Y me sentía mal, me sentía mal porque la mirada de Chiara me decía que Rus me había necesitado más que nunca, y en vez de estar para ella, estaba haciendo el tonto de fiesta.

Pero, algo dentro de mi me decía que no estaba así solo por mi, estaba seguro de que había algo más pasando por su vida. No podía estar tan mal solo por mi culpa, ¿no?

La he visto llorar muchas veces, la he visto estar mal muchas veces, pero nunca la he visto tan destrozada como ahora, esta incluso igual o peor que yo cuando Hugo me echó de casa.

Me veía en Ruslana, veía a aquel chico perdido bajo la lluvia, en medio de la calle y llorando desconsoladamente. Ella y yo teníamos personalidades más parecidas de lo que me imaginaba.

—Te prometo que a partir de ahora te llamaré todos los días. Y en cuanto vuelva, quedaremos las veces que tu quieras. — me separé un poco de ella, pose las dos manos en sus mejillas, mirándola a los ojos. — A partir de hoy, voy a estar para lo que necesites, me has oído?

golden hour - juantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora