seis

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JUANJO

Ya habían pasado unos días desde aquel pequeño incidente con Martin y su ex. A partir de esos días, nos empezamos a llevar un poco mejor. Me permití conocerle más a fondo y darme cuenta de que, efectivamente, había sido un idiota todo este tiempo.

Era sábado por la noche, no me apetecía absolutamente nada salir de fiesta, algo bastante raro en mi, ya que ahora mismo estaría llamando a Álvaro y a Bea para que pasaran a recogerme e ir a la misma discoteca de siempre. Pero, en cambio, me encontraba tirado en el sofá viendo cualquier película mala que echaban por la tele.

Algo caer con fuerza contra el suelo me sacó de mis pensamientos, haciendo que diera un bote en el sofá del susto. El sonido provenía de la habitación de Martin.

—Martin?! — no respondió. Le llamé otra vez, tampoco respondía.

Me levanté del sofá algo preocupado por si le había pasado algo, entre a su cuarto sin siquiera tocar la puerta y me encontré una maleta tirada en el suelo junto a un Martin, también, sentado en el suelo y con su característico pelo alborotado.

—Qué ha sido eso? Estas bien? — me acerce a él mirando la maleta, un tanto confundido.

Se iba?

—Ah... si, perdona, estaba sacando la maleta y se me ha caído al suelo. — rió un tanto avergonzado, mirándome directamente a los ojos.

—Y para que quieres la maleta? Te has encontrado un nuevo piso?

Se supone que eso debió alegrarme, pero algo dentro de mi se encogió al imaginarme el piso sin el dando vueltas con su Colacao. Ya estaba acostumbrado a tenerle por aquí

—No, no! Esque, mañana por la tarde tengo que coger un tren a Getxo. El lunes es la boda de mis tíos y eso..

Sentí una liberación en el pecho, como si pudiera respirar de nuevo. Pero, el no parecía tan feliz de irse. En cambio, parecía algo nervioso, como si le preocupara algo.

—Eres tan fácil de leer, Martin. Y que problema hay con eso? — me senté en el borde de la cama, el se levantó con una expresión sería y se puso en frente mía.

Estaba tan serio que daba miedo, nunca le había visto así.

—Tengo que hablar contigo.

Que has hecho ahora, Juanjo?

—Juro que no he roto ningún plato. — levanté las manos, intentando bromear un poco, aunque en realidad me estaban matando los nervios.

Soltó una risa floja, a lo que mi cuerpo se relajó un poco.

—Anda, no ses tonto, no es eso. — se sentó a mi lado, con una expresión más calmada. — Esque a ver... como te digo yo esto.

—Suéltalo y ya está. — intenté sonar lo más calmado posible.

—Prométeme que no te vas a cabrear conmigo. — me miró y me agarró la mano, apretandola.

—Te lo prometo — le devolví la mirada llena de confianza.

—Tienes que venir a Getxo, conmigo. — fruncí el ceño — Y fingir que eres mi novio.

Que?

He escuchado bien o me estoy quedando sordo?

Tierra tragame y no me escupas nunca más.

No pude evitarlo y me eche a reír, separando el agarre de nuestras manos y mirando a otra cosa que no fuera Martin. Esto parecía una broma de mal gusto.

Cuando volví a mirarle, estaba completamente serio, ahí supe que hablaba enserio. O al menos, eso parecía. Dejé de reírme casi al instante y le miré incrédulo.

—Ni de coña Martin, estás tonto o algo? Te has fumado algo? — apartó la mirada de mi, pasándola al suelo.

—Venga, Juanjo. — volvió a mirarme. — Nunca te pido nada, hazlo, por mi. — me puso ojitos de cachorrito, chantajeandome.

—Qué no Martin, y ya está. No pienso hacer eso. Esque tan solo de pensarlo me entra un mal cuerpo — frunció levemente el ceño, como si hubiera dicho algo que le hubiera dolido. — Qué no me refiero a que me de asco ser tu novio! No pienses cosas que no son, pero esque no, no me lo imagino. Somos amigos, amigos y ya está.

Sigue repitiendo eso hasta que te lo creas.

Callate subconsciente.

—Y quien ha dicho que no seamos amigos? Simplemente tienes que fingir delante de mí familia y mis amigos y cuando nadie nos vea volvemos a estar como siempre. Es como si estuviéramos grabando una película. Sólo tienes que actuar.

—Ya claro, eso para ti es fácil decirlo, vas a una universidad de Arte Dramático. Yo no tengo ni idea de la interpretación. — Martin me miró con una cara de pena que no había visto en mi vida. — Martin que no, ya está.

—No te estoy dando una opción. Tienes que hacerlo, te guste o no. Ya le he dicho a mi madre que vendrías conmigo a Getxo el lunes. Hazlo más por ella que por mi, ya tiene la habitacion pagada y todos los preparatorios, para nosotros. Vas a hacerle ese feo de no ir?

—Eres un manipulador, lo sabes no? — se le iluminaron los ojos. Este chico estaba loco.

—Eso significa que aceptas? — dio unos saltitos de emoción en la cama, como un niño pequeño.

—Yo no he dicho eso en ningún momento. — ahora parecía que al niño pequeño le habían robado la chuche. — Joder Martin, esque, porque tengo que ir yo? Sabes lo mucho que me cuestan estas cosas. Yo que se, no puedes pedírselo a Álvaro, a Paul, a Alex... a cualquiera!

—Por supuesto, porque ellos se llaman Juanjo Bona, no? Juanjo, que no puedo! Ten un poco de compasión o algo, por una cosa que te pido en todo lo que llevo viviendo aquí..., y vamos en toda mi vida. Nunca te he dado la lata con nada.

—Ya claro, nunca me has pedido nada, pero cuando me lo pides es que sea tu novio. No me jodas, Martin.

—Va! Porfi, hago todo lo que me digas, lo que sea, pero ven conmigo a Getxo, solo te pido eso — me volvió a coger, esta vez, de las dos manos, mirándome directamente.

Quien se resiste a esos ojitos?

—Vale.. — pegó un salto de emoción en la cama, como si le acabarán de dar la mejor noticia de su vida. — Pero! Cuando volvamos, te encargas tu de limpiar toda la mierda de la casa durante un mes, y si veo que me fastidias mucho estos días me haces los deberes de ingeniería.

—Me parece genial! Aunque no sé nada de física, pero perfecto! Acepto lo que sea. — se abalanzó a mis brazos, dándome un fuerte abrazo que hizo que me cayera de espaldas a la cama, con el encima. — Gracias, Juanji.

Reí un poco por su reacción y le envolvi en mis brazos, devolviéndole el abrazo con las mismas ganas que el.

Esto iba a ser divertido.

golden hour - juantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora