FORBIDDEN, jintae.

아홉

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TaeHyung tuvo dos días de paz sin señales de SeokJin ni del resto de sus nuevos vecinos. MoMo, la enfermera veterinaria que trabajaba dos días a la semana en su consultorio para ayudar con las cirugías, estuvo de vacaciones durante dos semanas, lo cual estuvo bien. Ambos perros en el refugio de TaeHyung encontraron nuevos hogares, y él despidió a dos de los gatitos a una familia cuyo gato mayor había muerto. También se había ocupado de un gato enfermo, un perro que se había comido un paquete completo de cordones de zapatos, y le habían entregado un erizo herido que actualmente estaba convaleciendo muy bien.

Por eso, cuando escuchó el golpe en la puerta trasera justo antes de la hora del almuerzo, asumió que era algo rutinario. Un parto anticipado, un vecino con un gatito callejero. Lo último que esperaba ver era a SeokJin parado allí con un cachorro de lobo en sus brazos. Supo en un instante que este no era un lobo ordinario.

—Por favor —dijo SeokJin, pálido y ansioso, sin la arrogancia que había tenido antes—. Está herida.

Lo más sensato habría sido cerrar y trabar la puerta, pero si TaeHyung tenía razón sobre lo que era SeokJin, entonces no era solo un lobo joven en sus brazos, era un niño. Y, animal o persona, no podía rechazar a alguien que sufría, no cuando podía ayudar.

—Entra —dijo, haciendo un gesto a SeokJin para que entrara—. Por aquí.

Envió a YeonTan a su cama antes de abrir el camino a través de la casa hasta la clínica.

—Ponla aquí —dijo, señalando la mesa de examen de cromo en el centro de la habitación. Se detuvo el tiempo suficiente para ponerse un par de guantes, luego se unió a SeokJin, que estaba posesivamente sobre el cachorro de hombre lobo.

El lobezno estaba consciente, maullando suavemente y congelado por el miedo.

—Mantén tu mano aquí —dijo TaeHyung y le indicó a SeokJin que mantuviera quieta la cabeza del cachorro. No quería que lo mordieran si podía evitarlo—. ¿Me puedes decir que es lo que paso?

—Se quedó envuelta en una trampa, se volvió loca tratando de liberarse.

El cable estaba demasiado incrustado para salir, y su cadera se ve... mal.

TaeHyung pudo ver por sí mismo que la cadera estaba dislocada. La pierna tenía un alambre envuelto firmemente alrededor de ella, cortando el pelo y la piel. Tenía que ser muy doloroso. Admiró la valentía de la pequeña al permanecer tan callada.

—Voy a darle un sedante y un poco de analgésico para aliviar el dolor — le dijo TaeHyung a SeokJin—. Tendré que quitar el alambre, limpiar las heridas y volver a poner la cadera en su lugar. Cuanto menos consciente sea de eso, mejor.

—Por supuesto —dijo SeokJin—. Por favor, lo que sea que puedas hacer.

TaeHyung trabajó rápida y silenciosamente, pesando al cachorro antes de inyectarle un sedante fuerte mezclado con un analgésico. El cachorro dejó escapar un gemido antes de sucumbir rápidamente al sedante. Lo más importante fue cortar el cable que estaba tan apretado que a TaeHyung le preocupaba que estuviera restringiendo el flujo de sangre a través de la pierna. Usó unas pequeñas tijeras de alambre, cortándolo en pequeños trozos, pieza a pieza, para hacer el menor daño posible a la piel ya destrozada.