FORBIDDEN, jintae.

스물일곱

🌙

Las semanas que siguieron pasaron rápidamente para SeokJin. Comenzaron a reacondicionar la vieja forja como había sugerido TaeHyung, y todos los miembros de la manada se unieron para ayudar. Fue una gran actividad reunirlos, muy necesario después del enfrentamiento con el Ejecutor del Alfa Supremo y el descubrimiento, una semana después, del cadáver de SooBin, en forma de lobo, arrojado en el límite del territorio.

—SeokJin, ven a ver esto —dijo SooJin desde donde había estado revisando un montón de papeles que habían encontrado metidos en un cajón de la vieja tienda.

—¿Qué es? —preguntó, acercándose.

—Es un mapa antiguo de la zona, creo —dijo, desenrollándolo y colocándolo sobre una mesa despejada. —Mira, está Winter Bear. Y justo al sur está el... —Se calló, mirando el mapa con curiosidad. SeokJin se inclinó sobre su hombro para ver qué estaba mirando y, cuando vio, se echó a reír.

—¿Qué? —preguntó HoSeok, mirando desde la puerta que estaba arreglando—. ¿Qué es tan gracioso?

—Es el nombre de la cala —respondió—. Estuvo justo frente a nosotros, todo este tiempo.

—¿Qué? —repitió HoSeok, pareciendo irritado. —Siren Cove. La llamaron Siren Cove.

SooJin había vuelto a examinar el mapa más de cerca.

—Los lugareños debieron dejar de utilizar la palabra Siren en algún momento. Pero probablemente todavía esté en todos los mapas.

—Estaba delante de nuestras narices —dijo HoSeok con un gemido—. Y aquí pensé que TaeHyung dijo que vivían escondidos.

—Quizás no siempre tuvieron miedo de mostrarse —sugirió SooJin—. Quizás eso fue antes de los primeros hombres lobo.

Fue un pensamiento aleccionador. Que su propia gente había provocado la huida de las sirenas a la clandestinidad. Pero no era sorprendente, considerando que ahora casi se estaban escondiendo de su propia gente. A pesar de sus temores, no habían venido más lobos a buscarlos, aunque tomaron el cuerpo de SooBin como la advertencia que debía ser. SeokJin no estaba dispuesto a dejarse llevar por una falsa sensación de seguridad, y mantuvo la guardia alta, siempre manteniendo la seguridad de la manada como su primera prioridad.

Su teléfono sonó, distrayéndolo de su trabajo.

—Hola, TaeHyung.

—Hay un extraño, merodeando por el lago. ¿Puedes venir?

—Voy.

Dejó caer el teléfono, adoptó su forma de lobo y corrió desde la fragua de regreso a la clínica, volviendo a su forma humana cuando llegó.

TaeHyung estaba cerca de la puerta, YeonTan a sus pies.

—Está ahí abajo —dijo TaeHyung señalando con la cabeza—. Puede que sea humano, pero... no lo creo.