Aquino un gran hechicero y Duxo un gran guerrero eran los mejores amigos del mundo, claro que en cierta parte tenia sentido ya que eran los únicos que conocian en ese mundo tan lleno de magia y aventura pero...
Ultimamente sus sentimientos los estan...
TW: Menciones al acoso sexual, abuso sexual y muertes.
Nota: No se mostrará nada explicito pero habrán menciones, por favor no tomar estos temas con humor pues los chistes a estos temas delicados me incomodan a mi y pueden incomodar a otros lectores. Se recomienda discreción.
Nota 2: Todo lo que ocurre es en el pasado, antes de que Duxo y Aquino se conozcan.
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Era una noche llena de neblina y frío, la gente debía tener cuidado si quería salir de casa pues ultimamente los climas no han cooperado mucho por lo cual se la pasaba siempre lloviendo o nublado haciendo que sea más fácil caminar ya que o te puedes resbalar y lastimar de una manera grave o no puedes ver nada y terminas teniendo el mismo final de resbalarte y caerte haciendo te una herida de manera grave aun que quizás podría estar exagerando también.
En esa oscura noche la única luz que podías percibir era la de la hermosa luna quien observaba y cuidaba a una chica pelinegra la cual caminaba un poco desorientada. Era difícil de ver por la neblina y estar afuera de casa a altas horas de la noche no era nada bueno.
Se sentía destrozada, caminaba por el lugar rezando a Dios todo poderoso que por favor nadie la viera en su estado. Llevaba un vestido de flores moradas el cual se encontraba destrozado y arañado aparte de que estaba roto por la parte del torso y pecho dejando a la vista de cualquiera su sosten y como si fuera poco, tenía varias heridas abiertas de las cuales salía aquel liquido carmesí con sabor a metalico. Cualquiera que la viera podría sentir lastima por ella.
Su mirada era perdida, sin vida alguna. Vagaba por el lugar hasta llegar a una de las cientos de cabañas que yacía en aquel pueblo, toco la puerta varias veces mientras movía su pie de un lado a otro. El frío chocaba con su piel haciendo lo reaccionar de manera instante haciendo la típica reacción de "piel de gallina", se abrazó a ella misma tratando de conseguir el calor corporal que le faltaba mientras un picor en su nariz se hacía presente.
Quería llorar, pero no podía. No debía.
Pasaron varios minutos que se sintieron como una eternidad para la pobre chica pálida hasta que finalmente Dios escucho sus plegarías y la puerta se abrió de manera lenta mostrando a la vista a un chico con la misma apariencia que la mujer, con ciertas diferencias como que el era más alto a la de tez lechosa.
La sonrisa amable que traía el muchacho se borró al ver la apariencia sucia y arruinada de la mujer, la agarro de la mano y la metió a la casa cerrando con sumo cuidado la puerta tratando de hacer que nadie escuche el sonido del portazo, era como si tuviera miedo de que alguien viera a la muchacha.
La subió hasta su cuarto y junto a una roca puso una especie de "seguro" a la puerta para que nadie la pudiera abrir, ahora se encontraba junto a la pelinegra del vestido arruinado solos en esa habitación la cual no tenía muchos objetos la verdad.
