Aquino un gran hechicero y Duxo un gran guerrero eran los mejores amigos del mundo, claro que en cierta parte tenia sentido ya que eran los únicos que conocian en ese mundo tan lleno de magia y aventura pero...
Ultimamente sus sentimientos los estan...
Nota: Recuerden que los fanarts de los banners no me pertenecen al igual que los dos fanarts de este nuevo banner, creditos a sus respectivos artistas.
Nota 2: No lo haré tan parecido al canon porque mi memoria es muy mala, por favor entiendan pi.
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Cuatro años han pasado desde la supuesta "muerte" de Aquino para el pelinegro y desde que el castaño seguía atrapado en ese mundo de cabeza.
Duxo por su parte ha intentado vivir una vida normal sin Aquino en donde el ya había aceptado que estaba muerto pues luego de aquella carta busco en todas partes por meses sin éxito alguno sintiendose decepcionado por no recibir otra carta.
Aquino no entendía como seguía vivo, según el había muerto por completo aparte de que nunca supo el porque los golpes de la puerta aquella vez, a demás de que su odio hacía ese universo se ha ido creando ha medida de los días, semanas y meses pues no paraba de sentirse acosado aparte de solo, una soledad muy rara.
Tenía tanto miedo de ese lugar que dejo de escribirle a Duxo, no paró su investigación pero ahora era un poco más cuidadoso pues ya era incapaz de usar la magia por su estado de debilidad ya que el daño emocional que sufría el guerrero el pobre hechicero lo sufría físicamente haciendo que su aspecto ante de colores vivos y piel morena cambiará drasticamente a uno sin vida, su piel ahora era pálida y lo peor es que sus flores ya no producían ningún olor. En su lugar, estaban marchitas y no le paraba de doler la cabeza en donde deberían estar esos petalos, estaba muriendo de manera lenta.
Quería acabar con ese dolor, quería dormir para siempre. Poder ver a Duxo, su amado en un mundo mejor.
A veces desearía que ellos dos fueran otras personas, de esas personas que nunca tendrían que decirse un "adios", vivir para siempre junto al palomo sería un sueño hecho realidad, tomados de la mano mientras caminan por un campo llenos de flores a la luz del día, del amanecer y de la luna.
Poder sentir sus labios secos con a veces sabor a uva, poder sentir sus brazos rodeandolo y acariciando su cuerpo de manera lenta dandole el cariño y afecto que tanto extrañaba.
Pero ahora, lo único que le quedaba de Duxo era un reflejo, era una simple imagen con la cual no podría interactuar o si quiera hablar siendo el castaño condenado a ver el sufrimiento de aquel que le llego a jurar lealtad y amor para siempre alguna vez, aquel con el cual regalo su alma y cuerpo en una noche fría en donde pudo sentir el calor que el azabache le brindaba, besos calidos, caricias calidas y no podía olvidar las comidas que el le preparaba aun que a el no le importaba si tenía que ser el quien le prepara la cocina por siempre pues haría lo que fuera por el oji-morado.
De mientras el pelinegro no paraba de tener alucinaciones, su estado emocional había caído en sobremanera llegando al punto de desarrollar depresión. Un día decidió que lo mejor sería despejar su mente.
