Capítulo 5: Un Falso Amigo

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Un falso amigo

Mars abraza la bolsa de comida contra su pecho no pudiendo evitar sentirse amenazado y vigilado por la presencia de la persona detrás de él. —Telare, muchacho... —la esforzada y débil voz de un hombre por fin se hace oír, los pasos provienen de esta persona que ha estado caminando detrás de Mars desde que salió de la panadería. Lleva cargando una bolsa en su hombro mientras lo mira fijamente un par de pasos atrás. Mars gira un poco y mira al hombre por el rabillo del ojo creyendo que tal vez le está hablando a otra persona, pero no hay muchas más pasando por ese lugar. —¿No puedes hablar? —pregunta el hombre, manteniendo la misma distancia entre ellos dos, sin apartar la mirada de él. Mars se empieza a poner nervioso y camina un poco más rápido para alejarse y llegar más rápido con su hermana, si algo llegase a ocurrir, en la caseta de ellos guardan sus armas, incluyendo armas de verdad hechas de metal que podría usar. —Ignorar un «Telare» es de mala educación, muchacho... ¿no te lo enseñaron tus padres? —expresa el extraño como si de un regaño se tratara, para luego ser interrumpido por una tos bastante agresiva. —¿Dónde están tus padres, querido muchacho? —el hombre sigue hablándole a pesar de no recibir respuesta. —Si me vas a negar el saludo, al menos dame algo de comer y te dejaré en paz. Esa capa se ve buena... ¿Dónde la compraste? —. —Lo siento, no tengo nada para darle... —Mars responde por fin, la voz le tiembla un poco y esto lo molesta en su interior pues no quiere sonar asustado.

A Mars le molesta sentir miedo, sentir que las piernas le tiemblan o sus manos no funcionan bien por los nervios. Los héroes de sus historias nunca se mostraban temerosos, ¿cómo iban a pelear contra sus enemigos y contra los horribles monstruos que incluso eran más grandes que ellos si tenían miedo y las piernas les temblaban como dos delgadas varas bajo presión? Las palabras «miedo» y «cobardía» solo pertenecían a los villanos, nunca al héroe.

—Vamos, vi de donde saliste... sé que tienes algo para mí —el insistente extraño apresura un poco el paso acortando la distancia con Mars. Él escucha esto y abre más sus ojos. Deja de sentir los brazos por un segundo y la bolsa se le cae al suelo. —(¡No!) —Mars tarda en detenerse un poco por los nervios, las piernas no le responden y por fin logra voltear su cuerpo para mirar atrás y recuperar su comida, pero el hombre ya la tiene en una de sus manos, levantando la bolsa para que Mars la pueda ver claramente. —Me mentiste, muchacho... —Mars logra ver bien al hombre, se ve ya de avanzada edad, con una barba gris mal cuidada y desordenada, incluso sucia por algunas gotas de Ermal, una bebida embriagante de fácil producción que seguramente estaba bebiendo antes de ir detrás del pequeño Mars. Tiene algunas arrugas en el rostro, pero lo más notable son las cicatrices que lo recorren desde la frente hasta la barbilla, como si un animal salvaje le hubiera arañado el rostro con unas gigantes garras que han dejado un rastro imborrable. Por si no fuera suficiente, uno de sus ojos es completamente blanco lo que hace que su mirada sea más siniestra de lo que ya es con las cicatrices y la sonrisa con dientes faltantes. —Sabes que estamos pasando hambre muchos de nosotros, ¿no?... —el acosador abre un poco la bolsa e inhala profundamente los aromas de la comida en su interior sin la más mínima vergüenza. — Huele bien... por fin tendré una buena cena —sonríe con una expresión grotesca, presumiendo frente a Mars de la comida que le acababa de robar y sin esperar más, suelta el saco que lleva en su hombro y mete su sucia mano tomando uno de los pastelillos de la bolsa mirando a Mars directamente mientras lo saborea con paciencia y maldad. Alrededor de ellos hay unas cuantas personas pasando, pero nadie les presta suficiente atención como para interponerse en el robo. La falta de reacción de Mars hacía parecer que solo eran dos personas charlando.

—(¿qué me pasa?) —Mars mira como el hombre se come la comida que su nuevo amigo el guardia pagó por él, la comida que también era para su hermana y para su madre... se la comía un extraño frente a él mientras se burlaba. Los ojos de Mars se llenan de lágrimas poco a poco, lleno de rabia y enojo contra el hombre, pero también contra él mismo por tenerle miedo, por sentirse incapaz de ir y tomar lo que le pertenece. El ladrón ve esto y deja de masticar por un momento, nota el brillo que viene de los ojos de Mars por las lágrimas y comienza a reírse con los labios cubiertos de crema azul—No me digas que vas a llorar... ¿de verdad no piensas venir hasta acá y quitármelos? —extiende el pastelillo mordido en dirección a él y lo zarandea suavemente de lado a lado provocando a Mars. —Me voy a llevar todo lo que te pertenece, tal y como tú lo hiciste... —la expresión del hombre cambia y deja de ser tan burlona. —Yo no le he hecho nada, ni siquiera lo conozco... —Mars se defiende al escuchar la acusación. —No... tú me quitaste todo... a mí esposa... la comida de mis hijas que ahora mismo están muriendo en el suelo de mi casa... dime, ¿tienes una bonita casa, muchacho? —el hombre da un paso hacía Mars, termina de comerse el pastelillo y se chupa los dedos sin importar la suciedad de sus uñas. —Estoy seguro de que tienes más cosas que yo, a pesar de haber luchado contra ustedes... a pesar de que estemos así por su culpa, vives mejor... —la mirada del acosador cambia poco a poco abriendo bien los ojos como un desquiciado a punto de cometer una locura alimentada por un enojo que Mars no comprende. —Devuélvame la comida... —exige tomando unas cuantas fuerzas. —son para mi familia y me la dieron a mí...

El Jardín De Los Sueños (The Black Garden)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora