Una mujer no muy agraciada

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Estoy seguro de que es ella, no cabe duda.- dijo Armando mientras caminaba en círculos por toda su oficina.- Sus ojos brillantes y dulces, el tono y la suavidad de su piel, además de que se parece mucho a Susana cuando era joven, estoy seguro de que es la Beatriz Aurora que conocí hace mucho, yo sabía que estaba viva. ¡YO LO SABÍA!.- gritó emocionado.

- ¿Sabías qué, Armando?.- preguntó Marcela mientras entraba a la oficina.

- ¡QUE BETTY ESTÁ VIVA!.- gritó con ilusión.

Armando corrió a abrazar a Marcela, pero esta lo apartó al instante.

- ¿De quién hablas?.- volvió a preguntar confundida.

- Pues de quien más, de Betty, de tu hermanita, yo siempre supe que ella estaba viva y ahora está aquí, sabía que no....

- ¡CÁLLATE ARMANDO!.- interrumpió Marcela.- Creí que ya habías olvidado esto, Armando, ella ya no está, yo tardé tiempo en asimilarlo, pero veo que tú aún no lo has hecho, esto es una falta de respeto hacia ella, ¿qué te hace creer que mi pequeña hermana sigue viva después de tanto tiempo?.- preguntó un poco enojada.

De los ojos de Marcela comenzaron a brotar pequeñas lágrimas, no quería recordarla, no quería volver a activar ese trauma, pero Armando era un caso perdido. Desde que Betty murió, él se había aferrado a la idea de que ella estaba viva solo por que en el accidente no encontraron su cuerpo, al principio Marcela también creía eso, pero al final ella comprendió que nadie sobrevive a un accidente como ese.

- Marce... no quise hacerte sentir mal, yo estoy seguro de que ella está viva por que...

- Armando ya basta, por favor, si no me quieres hacer sentir mal, deja de mencionarla.- dijo Marcela para luego salir de Presidencia.

Él no quería hacerle daño, tal vez Marcela tenía razón, tal vez todos estaban cuerdos y él era el único loco que alucinaba con cosas como esas.

Luego de un rato, su mejor amigo, Mario Calderón, entró a Presidencia con una sonrisa en el rostro.

- ¿Y bueno, ya tenemos secretaria?.- preguntó con voz burlona y entusiasmada.

- Ya llegó el señor cazador, y respondiendo su pregunta, sí, ya tengo secretaria, pero en este caso son dos.- respondió Armando con una sonrisa.

- Uy usted si que es un avorazado, mi querido presidente.- dijo Mario para después dirigirse a una de las sillas de la oficina y sentarse.- ¿Y se puede saber el por qué de su decisión, ah?.- preguntó un tanto curioso.

- Pues, no sé. Escogí a la señorita Beatriz por sus conocimientos en finanzas y economía, no tiene experiencia como secretaria pero me dijo que quería intentarlo y que en un futuro pudiera ascender en la empresa. Quería darle un mejor puesto pero no quiso por las razones que ya te mencioné, así que le hice una propuesta la cual aceptó.- dijo Armando.

- Me imagino que le propuso tener una noche de pasión... ¿o me equivoco?.- dijo Calderón con una sonrisa pícara.

- Que imbécil es usted, no todo en la vida es sexo, Calderón. Le propuse que le daría una semana de prueba para que yo pudiera ver cómo prosperaba en el cargo de secretaria y que luego vería si la ascendía a Asistente, pero ese puesto ya se lo ganó, sé que en esta semana hará más cosas que tú y yo en un mes o incluso en un año.- dijo en un tono sarcástico.

Armando le entregó la carpeta que contenía la hoja de vida de Betty a Calderón, este al leer todo lo que esa mujer estudió y hacía se quedó completamente boquiabierto.

- ¡Pero esta mujer es una maravilla! Ya me imagino como estará de buena.- dijo Mario con voz pícara.

- Pues, es muy inteligente y todo, pero no es del todo agraciada.- respondió Armando con una expresión de burla.

- ¿A que se refiere con que no es del todo agraciada?.- preguntó un tanto intrigado.

- No me gusta utilizar ese pronombre por que siento que es muy vulgar, pero como usted parece indio lo tengo que decir para que me entienda, ella es un poco fea, con decirle que el bigote se le ve a unos cuantos metros de distancia.- respondió Armando.

- Uy no hermano, que Dios lo bendiga con una mujer como esa, no creo que le sirva tener a una mujer tan eficiente que tenga un aspecto como ese, pero, ¿y la otra? Esa si debe de ser una 90 60 90 ¿no? ¿o es que su gusto por las mujeres está empeorando?.- preguntó Mario con voz burlona.

- Calle, a la otra ni la mencione, creo que la señorita Beatriz es mejor que esa mujer.- respondió Armando con una expresión de asco.

- ¿Tan mal está?.

- ¡Ja! Esa mujer es una pesadilla, sí, está muy bien físicamente, pero mentalmente está mal, está completamente loca, más loca que yo imagínese. En cambio, la señorita Beatriz está muy bien en cuanto a sus valores y estado mental, aunque no sea muy agraciada físicamente, es una mujer amable y buena, eso es lo que importa, confío más en ella que en la tonta de Patricia Fernández, lo peor es que esa mujer es la mejor amiga de Marcela, y claro, ella quiere que sea mi secretaria para mantenerme vigilado, pero no le voy a dar el gusto fíjese.- dijo Armando con una sonrisa burlona.

- Amigo mío, lo compadezco, con esas dos mujeres no hay ni a quien irle.- respondió Calderón.

- Yo si sé a quien y es a la señorita Beatriz. ¿Sabe? Le encuentro un parecido con la difunta hermana de los Valencia, si le quitas el tupé y las gafas se parece mucho a Susana cuando era joven.- dijo Armando pensativo.

- ¿Se refiere a la madre y la hermana de Marcela y Danielito? Eso es imposible, por lo que sé, la pequeña niña iba en el vuelo ¿no? Nadie sobrevive a algo como eso, ni si quiera Julio y Susana pudieron, menos que una niña de un año lo hiciera, ¿sigue con la absurda idea de que ella está viva?.- preguntó un tanto molesto.

- No sé Calderón, es algo muy raro, al conocer a esa mujer sentí que en verdad era ella.- respondió con ilusión.

- Perdóneme mi querido amigo, pero parece que a usted le está fallando el razonamiento. Dígame, ¿cómo una pequeña niña de un año sobrevivió a un accidente aéreo? Y si lo hubiera hecho, ¿cómo pasó veinticinco años con vida sin alguien la que cuidara?.- interrogó el castaño, creía que su amigo era más serio, pero al parecer no.

- Ya entendí, no me trate como un imbécil, tal vez sea cierto. Creo que me está haciendo mal el no dormir, pero desde que mi papá me nombró presidente de la empresa no he podido pegar ojo. Con esto de encontrar una secretaria, de tratar de pensar en cómo hacer que mis metas se cumplan y tratar de crear un plan de negocios para la junta no tengo tiempo ni para descansar.- dijo Armando.

- Lo entiendo, es mejor que trate de descansar esta noche, por que a partir de mañana los días serán más duros que nunca.- respondió Mario con una sonrisa.

Calderón se levantó de su silla y se dirigió a la puerta para irse a su oficina, no sin antes decirle a su amigo que estaría con él temprano en la mañana para echarle un ojo a sus secretarias.

Armando se quedó solo en su oficina, siguió pensando en aquella mujer y en las palabras de su amigo y su prometida, llegando a la conclusión de que investigaría más sobre la señorita y demostrarle a todos que él tenía la razón, no se iba a dar por vencido hasta saber si ella era en verdad su Betty. Se podría decir que la iba a acosar un poco, ya que trataría de vigilar todos sus movimientos, pero tampoco quería que ella se sintiera incómoda, ya iba a pensar en algo para tratar de acercársele e investigar todo sobre ella....




La Felicidad y la Tristeza de los Mendoza y los ValenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora