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Pov Jenna

Afuera no paraba de llover. Las gotas caían por la ventana y mis ojos no podían dejar de mirarlas e imaginar patrones descoordinados en donde mi mente las ponía en una carrera. Suspire sintiendo un frío recorrerme el cuerpo a pesar de que la sala estaba lo suficiente equipada para que eso no pasara. Mis dedos se apretaron en mi suéter blanco y miré con impaciencia el pequeño reloj azul que estaba sobre la maestra.

Maldecía cada segundo a la persona que había decidido que historia y geografía era una asignatura interesante, probablemente esa persona ya no existía, pero aún así se podía quemar en el infierno, o donde sea que esté.

Trevor cabeceó a mi lado y solté una risa ahogada que gracias a Dios no llamó la atención de nadie. A excepción de una persona.

Abigail.

Me miro desde el otro lado de la sala con enojo por desconcentrarla e hice lo más maduro que una persona de 17 años podía hacer, sacarle la lengua. Voltee a mirar adelante sintiendo su mirada quemar en mi y la ignoré, como claramente me encantaba hacerlo y así dejé pasar los minutos, hasta que yo la miré. Estaba concentrada mirando al frente y aún estando lejos, podía ver cómo sus ojos brillaban mientras arrugaba la nariz y pasaba la lengua por sus labios rojos para remojarlos, la observaba seguido, esos gestos me decían que había entendido lo que el maestro estaba explicando.

Después de todo no era una completa inútil como yo pensaba.

- Y eso es todo por hoy, chicos -me levanto de un salto de mi asiento y mi ánimo de pronto estaba en su punto máximo- Recuerden traer los ensayos la próxima clase y...

Deje de escucharla y corrí fuera del salón, a veces me sentía mal por la maestra Jhonson, a casi nadie le agradaba su clase y muchas veces sentía que simplemente ella estaba en su monotonía vomitando palabras que nos trataba de traspasar para que aprendiéramos lo que estudio.

Mis pasos se hicieron más lentos al llegar a los casilleros y puse mi combinación abriéndolo con cuidado, Abigail siempre andaba de graciosa dejando cosas raras. La suerte estaba de mi lado y todo fue normal, Maddy se paró a mi lado mirando su celular para esperarme y cuando ya estuve lista, caminamos a la par hacia la cafetería para aprovechar la bendita media hora que teníamos de receso, necesitaba comer algo, Historia estaba quitándome toda la energía.

- ¿Crees que Evan me invite a salir? -tome un sándwich mirando de reojo a la mesa donde el desdichado estaba y suspiré- Se sincera

- No lo creo -caminé detrás de ella hasta una de las mesas desocupadas- Quizás tú deberías invitarlo

- Claro que no, sería raro -me encogí de hombros dándole una mordida a mi sandwich-

- Solo tienes que atreverte -Maddy se apoyó en la mesa con un puchero- No es nada del otro mundo, Mads, simplemente te acercas y le dices que quieres salir con él, funciona cada vez

- A ti te funciona -sonreí de lado negando- No con los chicos, pero si con las chicas

- Y eso es incluso más difícil, los chicos son idiotas -Emma y Trevor se sentaron mirándome con el ceño fruncido- Chicos

- Ah, son idiotas -Trevor asintió a las palabras de Emma y cuando proceso lo que había dicho, la miró ofendido- ¿Donde están los demás?

- Ahí vienen -Maddy apuntó tras nosotros y en segundos, George y Leo se apoderaron de las sillas restantes- ¿Donde está Camila?

- Fue a buscar a Abi -rodé los ojos al escuchar su nombre y me concentré en mi comida dejando de escuchar lo que comentaban-

Los amaba pero a veces necesitaba desconectarme de ellos para estar en mi propio mundo, me gustaba pensar en los detalles, me gustaba observar, y eso mismo estaba haciendo, miraba las demás mesas y trataba de imaginar que pensaban ellos. Recordaba que cuando estábamos en primaria, los grupos no eran tan definidos, pero ahora, la diferencia era clara.

En esta y en mil vidas.Where stories live. Discover now