13. Cenamos lombrices.

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Llego la noche y decidimos dormir. Me levanté al escuchar un ruido. Me detuve a mirar la luna.
Pude oler un humo.
—¡Algo se quema! —grite.
Mi grito despertó a Óscar y a Luz.
—¿Pasa algo? —pregunto Luz.
—¡Huele mal! —grito Óscar.
Óscar se levantó del suelo.
—No se que esta pasando —dije con sinceridad.
Sentí que me mareaba. El olor a humo era cada vez más intenso y me desmaye.
Todo lo que pude ver era oscuridad…
Sentí que el tiempo se volvía interminable.
Tuve un sueño. Una pesadilla. Pude ver a mi madre con el pelo descuidado. Sus ojos verdes. Todo su cuerpo estaba manchado de sangre. Ella estaba en una prisión y gritaba:
—¡¡¡Ángel!!!
Me desperté.
Me desperté en un raro lugar de pasto hermoso. Tuve que parpadear varias veces. Mire mi entorno y vi a Óscar y a Luz atados con sogas. Tuve que darme cuenta de que yo también estaba en las mismas condiciones. Me moví, pero la soga estaba muy apretado.
Pude ver el humo que salía de una fogata. Había una enorme olla hirviendo y salía un raro olor…
Pude oír risas y pisadas.
—Hola —dijo alguien a mi espalda.
Gire para mirarlo y vi a…
—¿Jasy jatere? —pregunte.
Enfrente de mi había un niño rubio con pecas con un bastón dorado. El niño estaba casi desnudo. Por suerte llevaba puesto unos pantalones.
Óscar y Luz seguían dormidos.
—Si, Ángel Ramos —me recorrió un escalofrío al escuchar mi nombre—. Soy Jasy jatere.
—¿Qué quieres? —pregunte.
—Alimentarlos —respondió.
—¿Alimentarnos? —pregunte.
—Con lombrices —respondió.
Me alarme. ¿Esa olla contenía lombrices? Eso me daba mala espina.
—Déjanos libres y vivirás —le dije.
Jasy jatere acercó la olla y me dijo:
—No debes de tener miedo, Ángel Ramos. Las hamburguesas se hacen con lombrices.
Hice una nueva de asco.
—No te permitiré nada de nada, Jasy jatere —dije.
Concentre mis poderes en mis brazos. Sentí un cosquilleo y le hormigueo crecía cada vez más y más. Entonces  los rayos eléctricos salieron y quemaron las sogas que me rodeaban todo el cuerpo. Me levanté y las sogas se quemaban en el suelo. Me liberé por completo.
—¡No me desafíes, joven descendiente! —grito Jasy jatere.
El duende se acercó y me pegó con su bastón. Le di una feroz patada y cayó al fuego a quemarse. El gritaba de dolor.
—¿Qué pasa? —pregunto Óscar.
Óscar y Luz se levantaron.
—¡Estoy atada! —grito Luz.
—Pues te digo algo, Luz, yo también estoy atado —dijo Óscar.
Mire a los dos algo confundido.
—¡Muere! —grito Jasy jatere. ¿Cómo salió del fuego? El es muy rápido.
Jasy jatere me lanzó su bastón. Agarre su bastón y lo partí por la mitad.
—Sin tu bastón, no eres nada —dije—. Lárgate, Jasy jatere.
Jasy jatere gritó:
—¡Nooo!
Jasy jatare sacó un machete y vino por mi.
—Si —dije.
Saque mi espada de rayos y electrocute a Jasy jatere hasta que murió.
—¡Ángel, lo mataste! —grito Luz.
—Se lo merecía por mal cocinero —dije.
—A mi me gustan las lombrices —dijo Óscar.
Me acerqué y desate a los dos.
—¿Pudiste liberarte con tu poder, Luz? —pregunto Óscar.
—Es por el pánico de estar atada —dijo Luz.
—Tenemos que seguir el camino —dije.
Los tres volvimos a correr. A cada paso que dábamos nos acercábamos hacia el infierno, hacia el castillo del Rey demonio y con el objetivo de salvar a mis padres.
 
 

ÁNGEL RAMOS (YA EN FÍSICO).  EL PERCY JACKSON PARAGUAYO. TRILOGIA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora