15. Pelea de lobos.

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La suerte nos dio en la cara cuando…
—¡Caballos! —grito Óscar.
—Encontramos caballos —dijo Luz.
Mire a los dos y dije:
—Hay que subirnos ¿Qué tal difícil puede ser?
Pues fue difícil. Yo choque contra un árbol. Luz se cayó tres veces y Óscar quería morder al caballo.
—¡Óscar, no te comas a los caballos! —le dijo Luz.
—Pero huelen muy rico y sabroso —dijo Óscar.
Estuvimos practicando hasta el atardecer y finalmente pudimos conducir en perfectas condiciones a los queridos caballos. La luna brillaba con un tono rojizo.
—El Rey demonio planea atacar el mundo místico —dijo Luz.
—¿Mundo místico? —pregunte.
—El mundo místico es todo lo que vez —respondió Luz.
—¿Planea atacar? —pregunte.
—Cuando la luna se vuelva roja —dijo Óscar.
—De nosotros depende salvar este mundo —dije.
Los tres asentimos con la cabeza.
Avanzamos con nuestros caballos hasta que Luz dijo lo siguiente :
—Nos detendremos aquí.
Detuvimos los caballos y…
—¡No se vallan! —grito Óscar.
Los caballos huyeron asustados.
—¿Qué los asusto? —pregunte.
Escuche un aullido. Todos mis sentidos se activaron.
—¡Yo! —contesto una voz siniestra.
Volteé para mirar.
—¡Luisón! —grito Óscar.
Enfrente de nosotros estaba Luisón. Un hombre lobo. El original y primer hombre lobo.
Óscar aulló y se convirtió en lobo.
Luisón hablo:
—Óscar, joven lobo. Has desafiado La paz de nuestros dominios.
Óscar dijo:
—Debo cumplir mi destino, Luisón. Mis amigos dependen de mí.
Luz y yo no quisimos intervenir y dejamos las cosas en manos de Óscar.
¿Han visto una pelea de perros? Bueno, algo así, pero multiplicado por tres, era la pelea de Óscar contra Luisón.
Los aullidos resonaban en el bosque. Óscar no se rendía y le mordió la cola a Luisón. Luisón le mordió el brazo. Ambos se morían como locos.
—No eres honorable, Óscar —dijo Luisón.
—A mi me protege la diosa de la luna —dijo Óscar.
Óscar estaba furioso y en su voz se notaba.
La luna brilló en múltiples colores y iluminó a Óscar. Óscar SS levantó en dos patas (gracioso) y cerró los ojos para recibir el poder de la diosa de la luna.
Óscar se lanzó contra Luisón y le quitó la cabeza de un solo mordisco. Su cabeza cayó al suelo. Había mucha sangre.
—¡Gané! —grito Óscar.
—Cosas de hombres —dijo Luz.
—Ustedes dos se divierten mucho —dije—. ¡Ya quiero que sea mi turno!
Esa noche decidimos enterrar a Luisón y dormir después para esperar el siguiente desafío.
Pase lo que pase, yo estaré de pie para salvar a mis padres.

ÁNGEL RAMOS (YA EN FÍSICO).  EL PERCY JACKSON PARAGUAYO. TRILOGIA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora