Cap 9: Desencuentros entre amistades

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Al llegar a casa y darme una ducha rápida, decidí echarme una siesta. Me cuesta expresar lo que realmente siento.

¿Por qué me cuesta tanto? ¿Será miedo? Ahlam interrumpió estos pensamientos.

—¿Puedo pasar?

—Claro.

—Oye, ¿usaste agua fría en la ducha? Eso puede ser peligroso.

—Sí, es que hacía calor.

—Pero eso afecta la circulación. ¿Estás bien?

—Sí, alhamdulilah.

—Siempre que te duchas y duermes pasa algo.

—Sí, alhamdulilah.

—¿Qué pasa?

—Ahlam, me duele mucho. Este compromiso arreglado está afectando mi vida. Él me ama y yo a él también, pero piensa que no puedo corresponderle.

—Warda, cariño, eres perfecta, pero lo que te falta es comunicación. Necesitas aprender a expresarte sin miedo.

Esa idea me inspiró.

La mañana siguiente...

—Lubna, llegaste.

—Sí, aquí estoy.

—¿Dónde estabas ayer?

—Haciendo trámites de mi DNI. Lamento no avisarte.

—No pasa nada. Ayer conocí a una chica genial.

—¿En serio? ¡Qué celos! ¿Quién?

—Manal, una compañera.

En clase, nos juntamos Lubna, Manal y yo.

La profesora dijo que hiciéramos grupos de tres personas.

—Oye, Warda, ¿puedo unirme a ustedes? -preguntó Ilyas.

—Ya estamos completos.

—¿Ah, sí? Solo están Lubna y tú.

—Yo también -dijo Manal.

—Ah, bueno, me voy con Hatim.

—¡Ja! Ni lo de ayer le ayudó.

—¿Ayudar? -dijo Lubna.

—Es que ayer discutí con él sobre conocer a alguien antes de comprometerse, y él estaba a favor de pedir la mano antes de conocer.

—Tiene razón. -murmuró Lubna.

Me preocupaba que la situación empeorara, así que cambié de tema.

—Bueno, tenemos que escoger tres temas de la pizarra.

—¡Escogemos "La guerra civil"! -dijeron Manal e Ilyas al mismo tiempo.

Toda la clase empezó a emparejar a Ilyas y Manal.

—Parecen fantasmas... -dijo Lubna.

—Vale, escogemos otro. ¿Qué les parece "La Marcha Verde"? -dije para tapar la pelea.

—A mí me da igual.

—Perfecto, tengo familiares que vivieron en esa época -dijo Manal.

Después de clase, noté a Lubna un poco desanimada.

—Warda, luego tengo que decirte algo...

¿Por qué tenía que decirlo al lado de Manal?

—Oigan, ¿cuáles son sus correos? Les comparto el documento.

—Warda@xxxxx.xxx

—¿Y el tuyo, Lubna?

—Lubna@xxxxx.xxx, pero Warda, ¿sí o no?

—Sí, Lubna, obviamente, soy toda oídos.

No me gusta cómo excluye a la gente.

Después del patio, fui corriendo al lavabo porque sentí que me llegó.

—Warda, ¿a dónde vas?

—Espera, tengo que recoger mis cosas rápido. -dijo Manal-.

—Mi mejor amiga es más importante, Manal. Nos vemos.

—¿Qué?

En el lavabo, me senté y hice mis cosas.

—Bua, Warda, justo lo que necesitaba. Lo que te quería decir es...

—¿Y Manal?

—En la clase.

—¿Sola?

—Sí.

—Dile que venga, me cae bien, es muy divertida.

—Vamos, falté un día y ya tienes amigas. ¿Acaso me quieres excluir? Además, esa Manal me da malas vibras.

—Pero, Lubna...

Después de esa conversación, salí del lavabo y vimos que Manal estaba detrás de la puerta, agarrando el cargador de Lubna.

—Ten, es peligroso dejarlo en el aula suelto, sino te lo roban -dijo seriamente- a no ser que el cargador sea caro y nadie lo sepa.

Me sentí fatal.

—Por fin no estará tan pegada a nosotras.

—¿Por fin? Lubna, no siempre seremos las dos solas. Recuerda que cuando no estabas, ella me hizo compañía. Por favor, ve y pídele disculpas.

—¿Prefieres a alguien que conociste un día a quien estuvo para ti diez años? Entiendo. Me voy.

Se fue dejándome sola.

—Fenomenal, te quedaste sola -dijo Ilyas teniendo a su lado a Hatim.

—Perdona, ¿te incumbe?

—No, pero te quedaste sola. Dime qué pasó, yo seré tu Lubna versión copia.

—Sí, viniste solo para escuchar, lárgate, no necesito tu ayuda.

—Ilyas quiere saber para hablar con Lubna -dijo Hatim-.

—¿Hacía falta que lo dijeras? -dijo Ilyas-.

—Sí, si no dices la razón, no te lo contará.

Le doy la razón a Hatim.

—Espera, ¿te gusta Lubna?

Ilyas se sonrojó.

—¿Qué? No, mujer, no.

—Las mujeres leen la mente. Si quieres sacar tema, háblale con respeto. -Vaya Hatim clava cada vez que habla-.

Les conté que había pasado.

—Perfecto.

—Oye, ¿de qué hablarás si ni siquiera tienes razón?

—¿Apoyas a Manal? Ella no tiene la culpa.

—Te dejo con tu Manal. Me voy -Ilyas se fue dejándonos a Hatim y a mí-.

La misma actitud que Lubna, sí que pegan.

—¿No irás a hablar con Manal? -preguntó Hatim señalando desde lejos-.

—¿Debería?

—Está obvio. Ve y habla, si es lista, sabrá que tú no tienes la culpa.

Y lo dejé solo para ir a buscar a Manal.



































Ramadan mubarak!!!🫶🏽🫶🏽

El Encuentro InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora