Capítulo 1

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Changbin se levantó del lecho, tomó su copa con cerveza y le dio un largo trago, alzó la piel que cubría la ventana con pereza y deslizó la mirada por el exterior cansadamente. 

Todo lo que abarcaba su vista, esas extensas praderas plagadas de brezos que las salpicaban con su variedad de colores, esas casas de techos de paja en las que habitaban familias que eran como su familia, el ahora tranquilo río, el lago que brillaba como un espejo y el hogar que le vio crecer, todo eso, ahora era suyo. 

Apenas unos meses antes perteneció a su desafortunado hermano mayor, Chan el Laird del clan Seo, pero había fallecido debido a una trágica caída del caballo. Sonaba ridículo, porque su hermano aprendió a cabalgar casi antes que andar, pero el destino quiso que muriese de aquel modo, un semental desbocado, una piedra contra su cabeza que lo tuvo postrado entre los dos mundos durante unos días, era su sino y no pudieron hacer nada por salvarle. 

El Laird Seo Changbin, ese era él ahora. Un hombre duro y frío que no se dejaba doblegar por nadie, excepto quizá por ella. La viuda de su hermano, Yuna. La mujer que hubiese querido convertir en su esposa, si no fuese, de nuevo, cosa del destino un sueño imposible. Sólo ella era capaz de calmar a Changbin "El Lobo" como se le conocía entre amigos y enemigos, un lobo en las batallas y un lobo por su mal genio, que despertaba con facilidad si veía alguna injusticia o no se cumplía su voluntad, su aspecto también ayudaba, sus 1.90 venían acompañados de un gran y poderoso cuerpo, listo para aplastar a quien se le pusiera por delante, sin siquiera pestañear. Su mejilla estaba surcada por una terrible cicatriz, que no lograba disminuir la belleza de su rostro, por el contrario la acentuaba, dándole un aspecto misterioso, la mandíbula poderosa, los labios carnosos y unos ojos azules como el cielo en un día despejado, que se tornaban violetas cuando era poseído por un fuerte sentimiento, como el que sentía en aquel momento, cuando estaba al lado de Yuna. 

Seo Changbin  se recostó en la cama y revolvió entre sus manos la oscura cabellera de la mujer que estaba tumbada a su lado, ella se removió y apoyó la cabeza contra el pecho duro de él, enredó sus finos dedos en el vello oscuro y jugueteó con los ásperos rizos, luego levantó la cabeza y clavó sus azules ojos en él. 

-Oh Changbin -sollozó-. ¿Qué voy a hacer ahora? 

-No os preocupéis cariño -contestó acariciando la espalda desnuda de la mujer-, no va a cambiar nada. 

-Pero él será vuestro esposo -musitó, besando el pecho del hombre-, y yo... 

-Sí -dijo vagamente tumbándose sobre el cuerpo femenino-, él será mi esposo ante todos, pero vos, vos seréis mi mujer a todos los efectos, es a vos a quien quiero Yuna, es con vos con la que deseo pasar mis días y mis noches. 

-¿De verdad? -preguntó agarrándose al fuerte cuello del hombre que la miraba con los ojos brillantes. 

-No lo dudéis Yuna, no lo dudéis -dijo besándola con violencia y enterrándose en ella. 

Felix bajó del caballo ayudado por uno de sus hombres, recorrió con la mirada al grupo de gente que se había congregado a su alrededor, el clan Seo al completo estaba frente a él, los hombres habían dejado sus labores en el campo, a sus animales o su entrenamiento, las mujeres las cocinas, los telares y los niños sus juegos, todos lo miraban sin disimulo murmurando en voz baja, algunos niños escondidos tras las faldas de sus madres asomaban sus cabecitas para echarle un vistazo, él también los miró. Los hombres -casi todos ataviados con su kilt de elaborado tartán en los que predominaban el rojo, el verde y el morado- eran altos, de fuertes brazos y anchos hombros, las mujeres robustas, con la piel tostada por horas bajo el sol y la lluvia, la mayoría de anchas caderas debido a los numerosos partos, los niños parecían sanos, aquella gente estaba bien alimentada y se alegraba de ello, al menos su futuro esposo se cuidaba de proveer alimentos a su pueblo. Entre el clan Seo  predominaban los ojos azules, casi todos los tenían de ese color, variando del más claro al más intenso, y el cabello de un castaño bastante oscuro, casi negro. Inconscientemente llevó la mano a su toga sintiéndose extrañamente incómodo.

THE WOLF // CHANGLIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora