Changbin parpadeó varias veces hasta lograr abrir los ojos, un raro sabor persistía en su boca, la notaba pastosa, necesitaba beber, pero los latidos que sonaban fuertes y rítmicos bajo su oído le quitaron de golpe la sed, no necesitó verlo para saber a quién pertenecían, respiró profundamente impregnándose con la esencia del dulce olor de su esposo, sonrió, Felix había dejado que su cabeza reposara sobre su pecho y uno de sus esbeltos brazos le rodeaba la espalda, alzó la vista y se quedó embelesado contemplando el hermoso rostro dormido de Felix.
Recordó vagamente como le obligó a ingerir algo repugnante, como le habló con palabras dulces y tranquilizadoras, el resto, por más que se esforzó, estaba rodeado de una niebla tan espesa como las brumas que bordeaban el lago en las frías mañanas del invierno.
Lo miró con intensidad, Felix corría por sus venas, poco a poco se había ido introduciendo bajo su piel, llegando a clavarse profundamente en su corazón. Estaba ahí, podía sentirlo con cada respiración que daba, con cada latido que pulsaba, alegrándole la vida y llenándole de luz el alma. Era absurdo seguir negándose sus sentimientos. Un placer intenso estalló en su interior, hinchiéndole el pecho, lo amaba más que a su vida, y a pesar del miedo a sentirse vulnerable, iba a demostrárselo tan pronto fuera capaz de salir de la cama.
Felix despertó sintiéndose observado, abrió los ojos lentamente encontrándose con la mirada más intensa y apasionada que nunca antes había visto reflejada en las dilatadas pupilas de Changbin. Tragó saliva antes de hablar.
-¿Os encontráis mejor? -sonrió al verle asentir-, me complace.
Continuaba derramando sobre él esa abrasadora mirada, provocando que su interior comenzara a arder por el deseo.
-En mi vida pasé tanto miedo como anoche -confesó acariciándole la cicatriz de su rostro-, tuve verdadero terror de perderos.
-¿Por qué? -preguntó zambulléndose en la profundidad de sus ojos, que centelleaban de amor.
-Porque... -dudó, había estado a punto de decirle que lo amaba-, porque sois mi esposo y no os deseo ningún mal.
-Mentís muy mal -descansó su mano en la cadera.
-No os miento -susurró descendiendo hacia sus sensuales labios rozándolos ligeramente.
Changbin atrapó su boca besándolo tiernamente, cuando se separó, posó la palma en su mejilla, Felix cerró los ojos durante unos segundos y al abrirlos, se encontró reflejado en sus enormes y brillantes iris. El corazón le latió fuerte entre sus costillas. ¡Dios! como amaba a ese muchacho.
-Felix -rozó con dedos trémulos la suave piel de su rostro.
-Debéis descansar -ladeó la cara para sentir su caricia-, aún estáis débil, el sueño os ayudará a reponer fuerzas.
Tenía razón, el cansancio volvía a hacer mella en él, cerrando los ojos, apoyó de nuevo la cabeza en el cálido pecho que Felix le ofrecía suspirando feliz, había retornado a casa y los brazos que lo acunaban eran todo el hogar que necesitaba, se quedó dormido al instante.
Changbin se estiró en la cama, la falta de actividad estaba debilitando sus músculos y su paciencia. Una semana, una maldita semana postrado en aquel lecho infernal, se incorporó, necesitaba luchar, ejercitarse junto a sus hombres, le aburrían tantas sopas, caldos e infusiones, su estómago añoraba un buen trozo de carne asada y una buena jarra de cerveza, aunque si le satisfacían las atenciones que le dedicaba su esposo, la ternura con que le hablaba a la hora de comer, como se recostaba junto a él escuchando embelesado las historias de sus batallas, pero lo que más le gustaba, era su cara arrebolada y sus ojos centelleando por la pasión cuando le robaba besos entre conversación y conversación. Sí, le complacía estar encerrado en aquel cuarto con Felix a su lado. Torció el gesto, tuvo que caer enfermo para darse cuenta de la verdadera necesidad que tenía de éste, de sentirlo cerca, de tocarlo..., en más de una ocasión estuvo tentado de tumbarlo bajo su cuerpo y hacerle el amor, pero consciente de sus mermadas fuerzas, no permitió que Felix se quedara ni una sola noche a su lado. Miró el fragmento de cielo que cubierto de nubes, podía ver desde su cuarto, ¿dónde diablos estaba Felix esa mañana?
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THE WOLF // CHANGLIX
FanfictionFelix quiere quedar embarazado, por cualquier medio necesario. Una noche de gloria en un club local de BDSM proporciona al tímido omega una oportunidad única en la vida: un creador de bebés sin ataduras. Si tan solo su vecino alfa ve el volante que...