Capítulo 12

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Felix intentaba tranquilizarse del desengaño sufrido con Changbin cuando llamaron repetidas veces, debía ser la cerveza que su esposo dijo que le enviaría, como ya no le apetecía ordenaría que se la llevasen, con decisión abrió la puerta, el hombre de confianza de su esposo se hallaba ahí, estaba pálido y con la respiración agitada.

-Debéis acompañadme señor, daos prisa. 

-¿Qué sucede, Douglas? 

-Es el Laird -su voz sonó grave y preocupada. 

-¿Que le ocurrió? ¿Dónde está? -preguntó dando un paso hacia adelante con las manos en la garganta. 

-Perdió el conocimiento, ahora se encuentra en sus aposentos. 

Felix echó a correr para ir a su lado, seguido de cerca por Douglas. Eran muchos los reunidos ante el cuarto de Changbin y todos mostraban signos de preocupación, un temor frío como el hielo recorrió su columna, contrayéndole el estómago, se apartaron para dejarlo pasar, incluso Yuna, aunque no sin antes dirigirle una mirada de repulsión. Entró sin llamar cerrando la puerta inmediatamente y cuando se dio la vuelta lo que vio lo dejó paralizado, Yeonjun estaba junto a Changbin, las manos de él se movían incontroladamente, su piel había enrojecido, tenía la mirada perdida y boqueaba tratando de respirar, sofocó el grito que pugnaba por escapar de su garganta. 

-Changbin... mi amor -susurró sintiendo las lágrimas acudir a sus ojos al verlo en aquel estado. Se acercó colocándose al otro lado del lecho, tocó su frente, no tenía fiebre, sus pupilas estaban tan dilatadas que apenas se veía el iris azul, la acelerada respiración igualaba a la de su pulso, los labios algo hinchados mostraban un tono amoratado. Miró a Yeonjun con los ojos agrandados. 

-Necesita vuestra ayuda, Felix, empezó a encontrarse mal en el salón y miradlo ahora –musitó angustiado intentando sujetar sus manos-, parece enloquecido. 

-Veneno. 

-¿Cómo? -exclamó sorprendido-, no es posible, debéis estar equivocado. 

-Le han envenenado -murmuró acariciando su negro pelo. 

-¿Estáis seguro? 

-Presenta todos los síntomas Yeonjun, fijaos bien en sus labios, sus ojos, sus reacciones, estoy prácticamente seguro que se trata de eso -observó con preocupación a su esposo que se retorcía en su lecho-, creo que se trata de belladona. 

-¿Y qué podemos hacer para salvarle? 

-Debe expulsarlo, sacarlo de su cuerpo -se secó las lágrimas de un manotazo-, y no tenemos mucho tiempo. 

Felix fue hacia la puerta y al abrirla, se dirigió a una de las mujeres que esperaban fuera. 

-Nell, corred a las cocinas y traed una jarra de vino agrio caliente, otra de agua y el balde más grande que encontréis. ¡Rápido! -gritó frenético al ver que no se movía. 

Agarró al hombre que había estado al lado de Nell y tiró de él. 

-Venid conmigo -al llegar a su cuarto fue a por su bolsa de hierbas, cogió unos puñados de varias de ellas, las mezcló en una bolsita y se la dio a su acompañante-. Llevad esto a las cocinas, ordenad que las hiervan en abundante agua y que suban la infusión en una jarra grande tan pronto esté lista. 

Volvió rápidamente junto a Changbin y sentándose a su lado, inclinó la cabeza junto a la suya, acariciándole le mejilla con suavidad. 

-No os preocupéis, Changbin -le susurró-, no permitiré que nada malo os pase. 

-Fe... Felix -murmuró sin aliento, su cuerpo empezaba a convulsionarse-, no... no me dejéis. 

-Shhh, tranquilizaos, no me marcharé de vuestro lado -siguió acariciándole tratando de aliviar su sufrimiento, por el rabillo del ojo observó como Yeonjun se paseaba como un león enjaulado por la habitación-, siempre estaré aquí, junto a vos. 

THE WOLF // CHANGLIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora