CAP 25

0 0 0
                                    

Habían pasado algunos días, era tarde en la noche y ambos nos encontrábamos sentados en uno de los sillones de la sala hablando sobre Apolo.

- ¿Qué tal si lo amenazas con denunciarlo? -propuso a lo que negué con la cabeza

-Tiene influencias, además que tiene dinero invertido en la empresa que dirijo, si saca ese dinero terminaría por irme a la quiebra, no puedo permitir que haga eso -respondí resignada

-Enserio que no te entiendo, pero tienes que salir de hay de alguna manera -respondió

-Dejemos el tema aquí, estoy algo cansada, vallamos a descansar -respondí levantándome para luego dirigirme a mi habitación- Buenas noches -solté antes de entrar y cerrar la puerta

Me cambié de ropa, estaba comenzando a hacer calor así que acostumbraba dormir con ropa algo fresca, tomé una camisa que le tuve que robar a Víctor porque eran extremadamente cómodas para dormir, al ponérmela me di cuenta que me quedaba algo grande, pero no me importaba, se sentía cómoda y eso era lo que buscaba, solté mi cabello y me acosté.

A la mañana siguiente...

Me levanté como siempre un poco soñolienta, salí de la habitación y me dirigí a la cocina, tomé un baso y serví un poco de agua, todo iba tan tranquilo hasta que alguien habló.

-Buenos días -saludó Víctor desde la sala haciéndome sobresaltar

- ¡Mierda!, ¿Qué estás haciendo aquí? -pregunté con sorpresa volteando a verlo

-Es mi casa -respondió con una pequeña sonrisa

-Pensé que estarías en el hospital -respondí caminando a la mesa para dejar el baso sobre ella

-Es mi día libre -respondió hasta que me vio de pies a cabeza- Entonces hay estaba la camisa que tanto buscaba -comentó con una sonrisa ladina

Me extrañé hasta que recordé como estaba vestida, rápidamente traté de esconderme tras la isla de cocina.

-No me juzgues, la tomé porque está haciendo demasiado calor -me excusé

-Lo único que me estoy preguntando es ¿Cómo la sacaste de mi habitación? -preguntó levantándose del sofá y acercándose lentamente a mí

-Que te valga mierda -respondí con una sonrisa

- ¿Con esa boca besas a tu esposo? -comentó mostrándose falsamente ofendido

-Ay jódete -respondí para salir de mi escondite y seguir bebiendo de mi vaso

Me dirigí a la sala y me senté en uno de los sillones, poco después Víctor hizo lo mismo.

-No es tan malo tenerte de compañera la verdad -comentó de la nada

-Lo que digas -respondí terminando con mi bebida para después dejar el vaso sobre la mesa de centro- La verdad es que lo hice cuando estabas en el hospital, la tengo desde hace algunos días -respondí con sinceridad recostándome en el sofá

-Bueno, quédatela, tengo otras -respondió con amabilidad

Me levanté del sofá y me dirigí a mi habitación, tenía algunos asuntos que resolver, entre juntas y papeleo que firmar que, por seguridad, había hecho que enviaran al departamento de Víctor sin que Apolo lo supiera.

La tarde había llegado, había terminado con mi trabajo así que me levanté de la silla en la que estaba, salí de mi habitación y al instante percibí un olor delicioso que provenía de la cocina, me dirigí hasta la sala y fue cuando vi a Víctor cocinando, se veía lindo con esos pantalones holgados negros y esa sudadera gris que traía remangada, me acerqué hasta la isla de cocina y tomé asiento en una de las sillas.

Luces, cámara SEXODonde viven las historias. Descúbrelo ahora