Se encontraba en la entrada de la finca de su mejor amigo que le tenía una sorpresa. El pelinegro se estaba hartando ya que su amigo no llegaba, miraba para los lados en busca de la cabellera albina del tan esperado Shinazugawa Sanemi.
── ¿Tanto se va a tardar éste? ── se dijo a sí mismo Iguro Obanai, enojado porque hace una hora –aproximadamente– estaba esperando en la entrada de la finca del Viento. ──
Obanai estaba impaciente, ¡tenía una maldita misión pendiente y se estaba demorando! Maldito seas Sanemi.
Un rato después, se empezó a ver una silueta de cabellera albina con muchas cicatrices por todo su cuerpo, ¡ya era hora! Pero.. ¿Ese no es Tomioka Giyuu? ¿Qué hacen agarrados de la mano?
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──... Ésto es broma ¿verdad? ── Iguro estaba entre sorprendido y furioso ¿Su mejor amigo, que compartía odio a su compañero azabache, ahora resulta que es su pareja? ¿Esto es una clase de broma pesada? ──
── Obanai, ya te dije tres veces que no es una jodida broma ── Sanemi estaba empezando a enojarse, sí, lo admite, antes odiaba con toda su alma a su compañero ojiazul, pero, pasaron cosas ¿no? ──
Iguro tenía un tic nervioso en el ojo izquierdo, okey, ésto no es una broma. Le quedó claro.
── Pero... ¿¡CÓMO PASÓ!? ── gritó totalmente exasperado, bueno, más alterado que nada. ──
── No es de tu incumbencia. ──
Bien, Giyuu no se estaba ganando su bendición en su boda, claro está.
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Jeje, una nueva historia de su querido Cheesecake.
