-Capitulo 11: Venganza-

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Había pasado un mes desde que Zira, sus leonas y sus hijos habían vuelto a las tierras del reino, cuando Zira empezó a notar como su vientre comenzaba a crecer, esto le dió a entender que estaba creciendo vida en su interior y que en tan solo unos meses ella tendría cachorros.

Zira se sintió feliz, hace mucho que deseaba sentirse así de nuevo, pero esto fue la señal que necesitaba para seguir adelante con su malévolo plan.

Ella hace mucho tiempo se dió cuenta que no tenía por qué inmiscuir a nadie más en su venganza, esto era entre Simba, Nala y ella, ni sus hijos, ni los de Simba tenían por qué sufrir las consecuencias, y con esto en mente, se le ocurrió la mejor manera de hacer pagar a Simba por lo que le había hecho.

Ella sabía por experiencia propia que las heridas más profundas no eran las físicas, sino las emocionales, además, aunque no se atrevía a admitirlo públicamente, desde que Scar murió ella deseaba a alguien que la hiciera sentir una leona de nuevo, fue con ello, que se le ocurrió la idea de atraer y seducir a Kion para volverlo su pareja.

Lo que ella no sabía era que Kion era tan bueno haciéndolo que la haría sentir como una leona joven de nuevo, ella estaba comenzando a enamorarse de Kion y todos los cuidados y cariños que esté le profesaba.

Lo que no estaba en sus planes era que Kovu y Kiara se terminaran volviendo pareja, la princesa cada vez que podía, se escapaba para venir a ver a Kovu y siempre que podía se le ensimismaba, pero esto solo mejoraba el plan, ahora tenía un as bajo la manga, el cual le aseguraría la victoria, y si llegaba a usar, destruiría totalmente a Simba, por lo cual, se lo reservaría como último recurso.

Decidió que ese día era el momento de actuar, así que pulió cada uno de los detalles de su plan para llevarlo a cabo en cuanto llegara Kion.

Unos minutos después Kion llegó a la cueva y después de saludar a Kovu, Vitani, Nuka, Aiyalu y las leonas cazadoras, se acercó a Zira, la cual, se encontraba sentada haciendo que fuera más fácil para él ver su estado, llevándose este una gran sorpresa al ver su vientre.

-Zira tú estás...-dijo muy sorprendido sin poder apartar la mirada del vientre de Zira.

-Así es cariño, estoy embarazada, en tan solo unos meses nuestros cachorros nacerán y tú serás padre- dijo esto mientras se acercaba para darle un beso rápido, Kion aun no salía de su asombro, así que ella se sentó frente a él y tomando una de sus patas delanteras, la acercó a su vientre -adelante tócalos, son tus hijos después de todo- Kion aun algo nervioso colocó una de sus patas en su vientre, al principio no sintió nada, pero de repente sintió una pequeña patada.

Kion al sentir esto sonrió mirando a Zira, sintiéndose el león más afortunado del mundo, y sin poder aguantarse más, la beso hasta quedarse sin aire, momento en el que se separaron -Zira te amo, gracias por dejarme ser el padre de tus cachorros-

-A ti por ser tan comprensivo y amoroso conmigo y por hacerme sentir una vez más la felicidad de saber que voy a ser madre- Kion colocó su cuello con el de ella acariciándose mutuamente.

-Kion, ahora que estoy en este estado creo que es hora de ir a la roca del rey-

- ¿Qué? – dijo el león impactado.

-Así es, ahora que hemos llevado nuestra relación hasta este punto, es hora de que lo hagamos público, ya es hora de que todos regresemos oficialmente a las praderas-

-Pero mi padre no te dejara volver, además, él podría atacarte- dijo Kion tratando de ser razonable.

-Oh no te preocupes por eso Kion, es verdad, Simba me habría atacado si hubiéramos ido antes, pero ahora, el simplemente no puede hacerlo, pues si lo hiciera, terminaría haciéndole daño a sus nietos, además, creo que sería injusto de nuestra parte no ir, después de todo, Simba tiene derecho a conocer sobre lo nuestro, y quién le dará sus futuros nietos- Dijo intentando convencerlo.

Zira: Redención y venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora