-Capitulo 6: Miedo-

206 11 2
                                    

A la mañana siguiente Kion y Kiara se despertaron temprano, ambos se miraban con una sonrisa de complicidad por el secreto que guardaban.

-Buenos días Kiara ¿Cómo dormiste? -

-De maravilla, fue un sueño muy reparador- dijo Kiara con una mirada risueña recordando lo que ella y Kovu habían hecho la noche anterior.

Al final habían terminado haciéndolo cuatro veces seguidas hasta que Zira y Kion llegaron para que volvieran a la roca del rey.

- ¿Y tú? - preguntó su hermana con curiosidad.

-Igual, fue una noche muy placentera- dijo Kion con gran alegría en sus ojos, obviamente ambos habían disfrutado su noche al máximo.

Zuri y Tiifu despertaron al poco tiempo, se estiraron para desperezarse y luego comenzaron a acercarse a Kiara.

Kion noto como se acercaban, así que prefirió despedirse de su hermana -Bueno Kiara tengo que irme, te veo luego-

-Hasta luego, ah y Kion- dijo llamando la atención de su hermano que volteo a verla -Gracias- dijo Kiara con una gran sonrisa, pues si no fuera por él, nunca hubiera vuelto a ver a Kovu ni mucho menos hubiera podido intimar con él.

Kion solo le sonrió para luego salir de la cueva, Zuri miro un poco extrañada a la princesa –Kiara ¿por qué le estabas agradeciendo a tu hermano? -

La princesa solo volteó a mirar a su amiga -Oh nada, solo algo con lo que me ayudó- dijo sin querer hablar más del tema y cambiándolo rápidamente - ¿Entonces, que vamos a hacer hoy? - Las leonas sonrieron pensando en algunas actividades para hacer.

Por otro lado, Kion ya se había alejado bastante de la roca del rey y se dirigía directamente a la cueva de Zira, al llegar, saludo a los hijos de la leona mayor y luego se acercó para darle un beso, seguidamente se reunió con las leonas cazadoras para ir a buscar el desayuno.

Cazar con ellas era mucho más fácil, pues ellas asustaban a la presa, la cual corría hasta Kion, este de un salto le daba el golpe de gracia, aferrándose fuertemente al cuello del animal con la mandíbula, asfixiándolo, mientras que con las garras le causaba graves cortes en el cuello los cuales causaban que se desangrara, el león de melena roja se sentía útil al poder ayudarlas, además que le servía para entrenar su fuerza y habilidades para mantenerse en forma.

Después de lograr cazar tres gacelas, las leonas llevaban las presas a la guarida, mientras Aiyalu hablaba con Kion -En serio tienes muy buena técnica, cazar contigo es mucho más fácil y rápido- comentó la líder de las cazadoras alagándolo.

-Gracias, en serio me alegra poder ayudarlas- dijo Kion sintiéndose muy bien por el alago.

-Oh, al contrario, soy yo la que se siente agradecida contigo, nos has dado un buen lugar para vivir, ya no tenemos que pasar hambre... En serio, gracias Kion- dijo la leona con una gran sonrisa sincera -Si en algún momento necesitas algo, cualquier cosa, no dudes en decírmelo, yo y mis leonas estaremos encantadas de ayudarte- la leona le dedicó cierta mirada traviesa que no pasó desapercibida a Kion.

Aiyalu realmente gustaba del joven león, lo deseaba, pero no se atrevía a hacer ningún movimiento directo, pues sabía que Zira era capaz de matarla si se enteraba que pretendía algo con él.

Llegaron al poco tiempo, para luego comenzar a comer todos, al terminar los hijos de Zira se reunieron con Kion para seguir practicando sus habilidades, Kovu y Vitani eran realmente muy hábiles, si la situación lo ameritara, ellos podrían entre los dos cazar una presa de tamaño mediano.

Por otro lado, Nuka tenía una gran fuerza y buenas habilidades de ataque, pero no era muy rápido y sus habilidades para defenderse y esquivar dejaban mucho que desear, Kion le recomendó que trabajará en ello mientras le enseñaba algunas buenas técnicas para esquivar mejor, además de algunos entrenamientos para mejorar su velocidad.

Zira: Redención y venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora