𖹭 . 𝗌𝗂𝖾𝗍𝖾

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Exhausto y enojado. Las únicas palabras que podían describir a Riki en ese preciso momento. Su abuelo, un hombre listo, genio en matemáticas y en consejos, mismo que decidió pasarle el mando de su empresa a sus nietos más cercanos a una edad temprana porque decidió disfrutar la vida que no tuvo debido a su trabajo; decidió viajar, conocer y estar con su familia todo el tiempo posible al enterarse de su tiroides avanzada. Aquel amoroso y comprensivo hombre había estado llamando a Riki y presionándolo para que vaya a su casa, lo cual fue extraño para Riki, pues, en la cena de año nuevo lunar, el hombre aclaró que no quería ver ni a Jake ni a él hasta que consiguieran a alguien. 

Su petición fue específica y ambos se negaron entre chistes, pero dejaron de reír cuando notaron que hablaba totalmente en serio. Eso los llevó a estar llamando constantemente a sus madres para ver cómo estaba su abuelo una vez a la semana. 

Al llegar fue recibido con una mesa bien decorada cerca de la piscina, floreros y un bonito mantel. Creyó que su abuelo quería hacer las pases con él, pero supo que estaba equivocado cuando el hombre contó su historia con su abuela. 

Aquí vamos de nuevo...

—Abuelo, sé a donde quieres llegar y yo...— Pensó muy bien sus palabras porque lo extrañaba demasiado y no quería estar sin su abuelo cuatro meses de nuevo.— Estoy muy feliz con la vida que tengo ahora ¿sabes?— Su abuelo estaba en silencio y miraba a sus Rottweilers jugar.

—¿Lo eres?- finalmente lo miró— Riki... ¿cómo sabes que no puedes ser más feliz con una pareja o hijos incluso?— Aquella última sugerencia lo hizo escandalizarse ¿hijos? apenas y podía con su perrito ¿un humano pequeño? ¿que puede enfermarse, necesitar pañales, atención, tiempo, dinero, amor, alimentarse o incluso ir a la escuela? ¿Para que luego corra el riesgo de que sea una mala persona, codiciosa y poco agradecida? Sí, por supuesto. Su perro era mucho más agradecido incluso si sólo estaba con él durante la noche y fines de semana. Requería tiempo, cariño y alimentos, sí, pero Bisco era un ángel y estaba con él desde hace siglos. No quiere un ruidoso niño que pueda hacer que él se sienta desplazado. No.

—Abuelo. No necesito nada de eso. No puedo dedicar mi tiempo a nadie más. No quiero hacerlo en realidad— Dejó su taza de café en la mesa y entrelazó sus manos mientras cruzaba sus piernas mirando seriamente a su abuelo. —Tú quizás no lo sepas, pero tengo amigos, tengo a Jake, a Bisco y me divierto. Trabajo porque así lo he elegido y no quiero dejar de hacerlo. Entiéndeme— Sí. No debió decir aquello en aquel tono. Pero Riki es tan impulsivo que ahora quiere que Jake sólo golpee su rostro sin cesar. Aunque debía avisarle que su abuelo iría por él también, incluso si era el más sensato y "maduro" de ambos.

—Sé que tienes amigos y amigas. Estuviste con uno de ellos el viernes, hace un mes ¿no es así?— Soprendentemente su abuelo no había explotado aún, pero él lo haría pronto al comprobar que su abuelo aún lo seguía incluso si ya no tenía veinte años.—Pero su rostro parecía el de una dama ¿me equivoco? Riki, no me molesta que salgas con chicas más jóvenes, así que no las vistas como muchachos de ahora en adelante.— Yeji jamás lo delataría contándole al abuelo con quien almuerza y con quien no, así que confía plenamente en ella.

—¿De qué estás hablando ahora?— Supo que se estaba arruinando a sí mismo cuando su abuelo levantó una ceja.— Sólo estaba ayudando a un chico de escuela que estaba siendo acosado. Sabes por lo que pasé y simplemente no pude no hacer nada. Es sólo un niño. Claramente quizás no tenga rasgos bien definidos, pero no está bien que saques ese tipo de conclusiones, abuelo.— Esperaba al menos que su abuelo le tirase las orejas o le grite que estaba desheredado, como cada vez que le hacía enojar. Pero, sorprendiéndolo por cuarta vez su abuelo rió y, al calmarse miró a Riki con más tranquilidad.

──    𝗌𝗎𝗇!!!   ୨୧   𝘀𝘂𝗻𝗸𝗶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora