—¿Me estás jodiendo?— Exclamó el británico alterado. Su excitación claramente había desaparecido al conocer al pequeño... Muy pequeño amigo de su acompañante.El chico bajó la vista confundido.
—¿De qué estás hablando?—Inquirió levemente molesto, ya que el menor había decidido pararlo todo en el peor momento. Su erección dolía y el británico solo se dedicaba a joderle.
—¡Ese jodido tamaño!—. Gritó Lando rojo de la rabia— ¿No te da vergüenza andar con esa miniatura entre las piernas?
El chico abrió la boca, pero las palabras no salieron. Necesitó un momento para procesar lo que estaba pasando.
—Debes estarme jodiendo tú a mí—. Murmuró frunciendo el ceño. Martin apretó los dientes. —¿Miniatura?, ¿en serio?, ¿qué demonios esperabas?, ¿treinta centímetros?
—Pues tampoco esperaba cinco.
—¡Diecisiete!— Exclamó el chico incrédulo —¡¿Unos jodidos diecisiete centímetros no son suficiente para ti?!
El silencio proveniente por parte del menor fue suficiente para que el chico alcanzara su máximo nivel de vergüenza e indignación. Se alejó con furia del rizado arrodillado frente a su hombría y caminó con pasos desequilibrados y rápidos hasta su ropa tirada en un extremo de la habitación.
—¡Espera!— Exclamó Lando poniéndose de pie precipitadamente. Su acompañante lo miró sin dejar de ponerse la ropa. —Y-yo... p-podría intentar hacerlo contigo...
Un jadeo salió de los labios del chico.
—¿Intentar? — Inquirió sintiendo el enojo crecer cada vez. —Vete a la mierda.
—P-pero.... —Lando se quejó, revolviéndose el cabello con frustración. —¡Oh, demonios!, no es mi culpa que no cumplas mis expectativas...
—¿Qué clase de expectativas tienes?—. Exclamó el chico, haciendo una mueca de horror. —Zorra traga pollas.
Lando se indignó.
—Quizá sí, pero sólo pollas grandes, no como la tuya, amigo. Suerte con ese gusanito.— Canturreó, empujando al chico fuera de la habitación, sin dejarle tiempo alguno de agarrar su camiseta ni su cartera, lo cual había sido completamente a propósito, pero su acompañante parecía estar cegado de indignación, ya que no reparó en devolverse por ellas.
Lando se recostó contra la madera de la puerta, soltando un suspiro pesado.
—Yo creí que por que era extranjero me había ganado el premio gordo— Se quejó para sí mismo. —Demonios, realmente es mejor mi vibrador.
El rizado se mordió el labio inferior. Se sentía un poco culpable por herir el ego de su acompañante, pero no podía evitarlo. Simplemente cuando un hombre no cubría aquel especial requisito tan importante para Lando, éste enloquecía.
Caminó el bolso que había llevado consigo al club esa noche (donde había tenido, lo que creyó que podía llamar, suerte al conocer a ese guapo extranjero, que acababa de salir echando humo de la habitación de hotel), en el cual guardaba lo que era calificado por sí mismo como "botiquín de emergencia", para casos como estos, el cual contenía un dildo rosa y un vibrador del mismo color, los cuales medían aproximadamente veintitrés centímetros cada uno, más una botella de lubricante.
Se encogió de hombros y se tiró en la cama, dispuesto a resolver por sí mismo aquel problema que el extranjero le había ocasionado con besos, pero no había sido capaz de resolver con su polla.
Era un poco patético, él lo sabía, pero simplemente no podía evitarlo. Él era así, y no recordaba un momento de su vida en el que haya aceptado que el miembro de su acompañante midiese menos de veinte centímetros, simplemente era su gusto, su filia. Adoraba los miembros grandes... y era vergonzoso, pero no podía repararlo.
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Falofilia [Landoscar]
Short Story❥˙๑| Donde diecisiete centímetros no son suficientes ❥˙๑ Créditos a @thebunnyshiteu quien es la creadora original de la obra.