Capítulo 5

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—Todavía me parece increíble que tengas auto y yo no—Confiesa Lando haciendo un puchero, Oscar suelta una risita.

—Algún día tendrás un auto Lando.

—Ese es el apoyo que necesito.—Exclama Lando riéndose solo.

—Mis padres y Daniel creen que no soy lo suficientemente responsable para tener un auto—Murmura el rizado, frunciendo el ceño.

—Deberías darles razones para que te consideren una persona responsable entonces— Le responde el menor.

—Supongo— Murmura el britanico, observando detalladamente el masculino perfil de Oscar. Cómo de sencillas serían las cosas si el chico no fuera la cosa más virginal que Lando haya conocido en su vida. Debía admitir que con el tiempo, se fue dando cuenta que Oscar realmente era una persona muy bella. No solamente tenía un gran atributo allí abajo, sino que también tenía una linda sonrisa y unos ojos encantadores. Lando podía admitir sin temores que le gustaba... pero el chico probablemente moriría de la vergüenza si se lo decía, y ni hablar de darse un beso o algo parecido.

Así que las cosas eran más complicadas de lo que se veía a simple vista.

Incluso había hablado con Sergio acerca de su reciente y nuevo gusto por Oscar, pero este siempre le decía que no perdía nada con intentar confesarse.

Al parecer sus padres tenían razón, pues Lando no era fanático de cargar con responsabilidades demasiado pesadas, y salir con Oscar implicaba darle tiempo de acostumbrarse a la situación y hacerle entender que no debía cohibirse por cualquier cosa... y Lando no contaba con paciencia suficiente para estar en una situación en la que Oscar fuese su novio y no poder tocarle o hacer con él lo que sus fantasías se presentaban con tanta frecuencia.

A pesar de que, el comienzo de aquella amistad, las disculpas, la amabilidad, fue todo por un enfermizo deseo de obtener la polla del australiano, Lando estaba empezando a darse cuenta de que su plan no tenía fundamentos y, mucho menos, una razón válida de existir. Se podría decir que estaba empezando a considerar la idea de rendirse, pero era de esas cosas en las que no quería profundizar, pues tampoco era que desease alejarse de Oscar. Quizá... debería empezar a considerar la idea de que "solo amigos ", no era tan malo después de todo.

—No te preocupes, nosotros estaremos pendientes de ti todo el tiempo, no te pasará nada—. Lo tranquilizó, acariciando su mejilla. Oscar le dirigió una mirada avergonzada, con un brillo de temor.

—¿Prometes que no te irás de mi lado?—Lando tembló bajo el efecto que esas palabras le provocaron en el estómago. Aunque sabía que Oscar se refería a esa noche en el club, Lando no pudo evitar ponerlas en más de un contexto... y se sintió estúpido por ello.

—C-claro...

El menor sonrió ampliamente, haciendo el corazón de Lando entrar en grandes problemas. Ahora el mayor temía que Oscar pudiese escuchar su insistente palpitar, pues, estaba golpeando demasiado fuerte contra su pecho.

Ambos salieron del auto y Lando de inmediato sacó su teléfono para llamar a Carlos.

—Hola Muppetsito — Saludó el español del otro lado de la línea. El rizado rodó los ojos.

—Ya estamos aquí, ¿podrias salir para que nos dejen entrar?— Pidió Lando, caminando con Oscar a su lado hasta llegar a la entrada del club, donde un pequeño grupo de personas se aglomeraba alrededor.

—Mm, ya era hora de que llegaran. Es decir, ya todos estamos aquí, solo faltaban ustedes. —Empezó a decir su mejor amigo, mientras los sonidos tras su voz variaban constantemente, lo que le daba a entender que su amigo se estaba moviendo, probablemente caminando hacia la entrada. —Ya todos pensamos que no vendrían por quedarse haciendo otro tipo de cosas, Norris...

Falofilia [Landoscar] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora