Falofilia [Landoscar]

Capitulo 8

Oscar reposó su cabeza en el hombro de Lando, con los ojos cerrados, esperando que el éxtasis del momento se extinguiera por completo.

El problema fue que, cuando logró estabilizar su respiración, fue que entró en razón: ¡se había follado a su amigo, por la mierda!, y no cualquiera, sino el que le gustaba.

Logan estaría muy decepcionado de él si se enteraba... eso no iba a ser nada bueno, mierda. No se supone que debía dejarse llevar por las provocaciones de Lando y desatar su lado salvaje con ellas. Sabía que, en el fondo (y quizá no tan profundo), Lando deseaba una cosa como aquella... y quizá, había hecho bien cumpliendo su fantasía (de ambos, de hecho) pero eso no quería decir que el hecho de que haya perdido el control, de modo que ni siquiera lo llevó a la cama, le mostraba que no se estaba del todo "curado".

Mierda.

Parpadeó un par de veces para enfocar su visión, encontrándose con la bellísima imagen de Lando medio dormido, mirándole con una lánguida sonrisa de autosuficiencia. Joder, quería hacerlo de nuevo.

Pero no, no estaba bien. Debía convencer a su cuerpo de que estaba satisfecho con una sola vez. Solo una, solo una, solo una...

—Oscah—. Susurró Lando, el australiano le miró con la vergüenza a flor de piel. No era su intención dejarse llevar de ese modo, de hecho, lo tenía rotundamente prohibido —Quiero hacerlo otra vez.

Los ojos de Oscar se abrieron tan grandes, que temió que se salieran de sus cuencas.

—No—Demandó, completamente firme. El rizado enfureció.

—¿Por qué?!— Exclamó moviéndose en protesta, lo que ocasionó que la hombría de Oscar se deslizase por su interior, haciéndoles gemir a ambos.

—N-no sabes... lo que estás pidiendo...— Balbuceó Piastri, con la intención de salir cuanto antes de ese caliente culo, pero Norris no quería ceder.

—E-estoy c-completamente consciente d-de lo que te pido, Jack—. Susurra Lando, meciendo letargicamente sus caderas. Oscar se retorció, cerrando sus ojos y dejándose llevar por un momento. El ojiverde amó la forma en la que la polla del mas alto se endurecia nuevamente en su interior, haciéndolo sentir lleno. De repente, se percató de un no tan importante detalle que lo dejó inquieto —¿Dónde están tus lentes?

Oscar abre los ojos de forma dificultosa, intentando procesar la pregunta para así intentar responderla.

—L-los he dejado en el auto—. Responde, tomando en cuenta por primera vez desde que llegó a casa, que los había olvidado allí dentro. El británico mueve sus brazos atados y los pone frente al rostro de Oscar, con una súplica silenciosa en la mirada. —No te voy a desatar.

Lando hizo un puchero.

—¿Por qué no?—. Inquiere, a punto de empezar una pataleta. Oscar solo frunce el ceño.

—Me gusta tener el control y tú eres muy inquieto...— Le hace saber el castaño, empujando dentro de él, robándole un gemido profundo de la garganta. Oscar sonríe y suelta un suspiro.

—En especial cuando estás ebrio.

—Mmh, Oscar Jack Piastri eres un controlador...— Murmura Lando, lamiendose los labios—Me gusta.

—Mierda, deja de provocarme— Gruñe el mas alto, embistiendo nuevamente.

—Oh, Oscah... más duro...— Suplica el menor, completamente indiferente a las palabras del castaño, este suelta un bufido cuando se da cuenta que está siendo cruelmente ignorado y se limita a cumplir la petición de Lando.

El mayor obliga al ojiverde a que ponga sus manos nuevamente donde las tenía antes y agarra con fuerza sus nalgas impulsándose para entrar y salir nuevamente.