Capítulo 6

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Era simple, ducharse, cambiarse, alistar un par de prendas e irse. Pero cada paso que daba por su cuarto le recordaba que no podía irse sin un cambio de zapatos o su aseo personal, que no pensaba comprar allá.

No miró su celular aunque vio la pantalla encenderse un par de veces, su atención estaba puesta en el reloj colgado sobre su pared y la búsqueda de su único pijama limpio que le quedaba. No tardó en tomar su maleta antes de salir de su casa, la agencia quedaba cerca fácilmente podía llegar a pie y lo iba a hacer porque el dinero que estaba llevando para gastar era contado.

Apenas puso un pie fuera no se arrepintió de agregarle guantes a su conjunto de ropa, pues era propenso a enfermarse en esta época del año, pero lo que no esperó es que toda la calle por la cual debía salir estaba completamente oscura, habían avisado de un corte de luz pero al parecer solo era para la cuadra siguiente a su casa.

Caminó con la mirada fija al final del callejón por donde debía salir, allí si había luz pero cada paso que daba le daba la impresión que el final se alejaba. No buscó ni prestó atención a los ruidos de su alrededor, estaba tan concentrado que muy tarde se dio cuenta que unos pasos iban en su dirección, oyéndose cada vez más fuertes.

No volteó porque sentía que eso era lo que hacían los protagonistas en las historias de terror, sus pies se movieron solos impulsados por la adrenalina que creció en su cuerpo, corrió sin dejar oportunidad a ser alcanzado, pero las zancadas detrás de él no se detuvieron hasta que sintió un tirón de brazo que lo hizo voltear casi en un jaloneo.

—Kageyama.

El pelinegro abrió los ojos a la par, no pudo reconocer la sombra delante de él, pero lo que sí pudo reconocer fue la voz en la oscuridad abrumadora.

—Iwaizumi... san —su tono fue débil pero no por el cansancio, la cabeza se le llenó de preguntas y se junto con las ganas de quitarse los guantes al sentir sudar sus manos.

—No sabía que tenias tanta carrera —admitió el mayor, recuperando algo de aire en lo que seguía agarrando a Kageyama.

—Pues diría que es una reacción normal.

El silencio fue corto, porque Iwaizumi no le respondió hasta que se re incorporó.

—Perdóname no debí correr así, tal vez debí llamarte antes —sonrió en la oscuridad acompañándolo a paso lento.

—¿Por qué me buscaba?—su pregunta fue directa, llevaba prisa encima y aunque sospechaba que Iwaizumi no lo sabía, por la forma en cómo le había hablado, intuía que no podía ser nada sobre Oikawa.

—Quería preguntarte sobre Oikawa.

Sus palabras casi lo hicieron detenerse en su sitio, sintió un hincón en el pecho de los nervios, ¿acaso estaba en problemas? su conflicto mental terminó cuando se dio cuenta que estaba con el ceño fruncido, así que relajando el rostro metiendo ambas manos a sus bolsillos antes de alzar los hombros.

—¿Oikawa-san? —las palabras salieron de su boca como si le hubiera costado pronunciarlas, se mordió el interior de su mejilla esperando que terminara su pregunta.

—Sí, él últimamente...—hizo una pausa, con ambas manos en sus bolsillos— En el último partido que tuvimos con ustedes, ¿él te dijo algo en específico?

Kageyama sabía la respuesta y posiblemente también sabía qué tipo de dudas tenía sobre su novio, pero ¿tanta atención le prestaba para recordar la mínima charla que tuvieron ese día?

—Hay algún problema en especial con Oik-

—No —lo cortó a la mitad— Solo quería buscar el origen del problema.

Destinados a ConectarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora