Capítulo 7

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—Despierta.

La voz de Oikawa lo levantó en un segundo, ni siquiera fue necesario que lo sacudieran, su sueño era lo suficientemente ligero para despertarse con el primer llamado. Cuando abrió los ojos miró con dificultad al castaño que lo miraba confundido.

—¿Dónde estamos? —le preguntó aun adormilado a un Oikawa que ya parecía estar despierto desde hace buen rato

—Bueno —miró su celular antes de responderle— Bienvenido a Shirakawa —lo dijo con un tono de burla antes de levantarse de su asiento.

Kageyama tardó unos segundos en reaccionar, sentía el cuerpo pesado y su cabello desordenado, se pasó ambas manos por el rostro antes de sentarse y colocándose su casaca se movió hasta el pasillo del bus.

—Tobio chan —el mayor lo llamó desde atrás.

—Que pas... —no acabó la frase por la mochila que cayó sobre sus brazos lo tomó por sorpresa.

—Es tu mochila, ahora vamos.

Oikawa lo empujó con ambas manos en la espalda para que avanzara hasta la puerta del bus. Ambos bajaron en cuestión de segundos Tobio con sus pocas cosas y Oikawa con dos papeles en mano para ir a buscar su equipaje.

Kageyama se quedó estático al verlo irse, ¿Qué debía hacer? ¿Esperarlo? ¿ir avanzando por su cuenta? Se sentía raro tener que convivir con alguien que no quería convivir con él. Quitó su vista de la nieve en el suelo cuando sintió una presencia a su costado, Oikawa lo miraba con el entrecejo fruncido y con ambas maletas en mano.

—¿Por qué no has salido ya? —le preguntó sin esperar una respuesta, se adelantó en salir del lugar y cruzó la pista para ir en una dirección fija.

Kageyama lo siguió porque no sabía a dónde más ir. El silencio entre los dos era incomodo el cielo estaba morado mientras amanecía, las calles vacías pues aun no empezaba el día ahí pero se detuvo sólo cuando se chocó contra la espalda del castaño que se había detenido delante de él.

—Ten más cuidado —repitió sin darle mucha importancia, tenía el celular en la mano y parecía estar buscando un lugar en específico.

—¿Reservaste habitaciones? —preguntó esperando una respuesta positiva pero solo recibió una mirada indiferente.

—¿Para los dos? —dijo con cierta ironía— Yo alquilé mi habitación por internet, supuse que tú harías lo mismo, nadie hoy en día esperaría a alquilar su habitación al llegar, eso es de la época de piedra.

Sonrió al darse cuenta que su menor no había rentado ninguna habitación y regresando a su curso actual volvió a andar camino al hotel. Kageyama miró a su alrededor, estaban en plena plaza pero ahí solo habían restaurantes y tiendas cerradas por lo temprano que era, así que solo siguió a Oikawa pensando que lo llevaría por la zona donde quedaban los hospedajes.

—Aquí es—dijo Oikawa girándose para que el menor dejara de seguirlo— Tienes mi número, puedes hacer lo que quieras hasta el día que nos encontremos el último día aquí, ya sabes.

No recibió respuesta inmediata, el ojiazul parecía perdido. Mirándolo con detenimiento se arrepintió de bajar la mirada al notar el hilo rojo que pedía cortar su cercanía por lo cerca que estaban.

Chasqueó la lengua al pensar en eso y metió su mano a su bolsillo antes de darse la vuelta para entrar al hotel. Kageyama no le había respondido, pero no debía importarle porque después de todo no era nada suyo.

Kageyama se quedó de pie afuera, vio a Oikawa entrar a pedir su llave para luego irse en el ascensor ¿Cuánto debía estar una habitación ahí? Fue a preguntar y el precio de una noche era casi todo el dinero que había llevado para los 7 días.

Destinados a ConectarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora