Capítulo 2

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Kageyama no miró atrás en todo el camino de vuelta a casa, maldijo en voz baja mientras pensaba en lo estúpido que fue no hacerle caso a su intuición de no ir, las calles estaban vacías y no fue una novedad para el después de todo, todos andaban ocupados buscando su "alma gemela"

Siguió corriendo sin detenerse hasta que sintió una de sus mejillas mojadas, una presión en el pecho lo invadió lo suficiente como para que buscara sentarse en la cera al borde de la pista. «¿Porque?» se preguntó a si mismo mientras intentaba calmar su respiración.

—Que estupidez —susurró limpiando sus ojos con ambas manos.

El hacer algo de ejercicio fue suficiente para mantener su mente ocupada de lo que acababa de pasar y hubiera preferido seguir corriendo para impedir que sus pensamientos lo consumieran por completo, pero su cuerpo no se lo permitió.

Sintió un vértigo en el estómago al pensar que era Oikawa, no estaba seguro si le molestaba del todo pero habían 125 millones de habitantes en Japón, no le importaba si era hombre o mujer, si era Hinata o incluso Tsukishima, pero no Oikawa. No la persona que más lo odiaba en el mundo.

Su único consuelo fue el poder haber salido de ahí sin que ninguno de los dos se diera cuenta de lo que estaba pasando, pero si todo había salido bien ¿Por qué se sentía así?

Estaba triste, capaz decepcionado porque realmente hubiera querido quedar con alguien especial para él y ser especial para alguien también.

No necesitaba verse a un espejo para saber lo rojos que debían estar sus ojos y no tenía la intención de que nadie lo viera así, porque entonces explicarlo sería muy complicado. Se puso de pie y cerro su chaqueta hasta el cuello antes de caminar con más calma a su casa, pero no podía quitarse el pensamiento de la cabeza.

¿Qué debía hacer ahora?

¿Buscar la forma de como romper su hilo rojo? Imposible, sabía que probablemente eso tendría que ser con la participación de las dos personas involucradas y no tenía la intención de ir donde Oikawa y decirle "Oye tu eres mi hilo rojo y rompamos"

Algo espiritual no era tan fácil como eso.

A no ser...

»«

—Ay ya estoy llorando, para —dijo el castaño mientras se ponía una mano sobre el abdomen de tanto haberse reído.

—Pero lo que dije no fue tan gracioso —Iwaizumi se quedó mirándolo incrédulo ante su reacción.

—Shh, ya no digas nada—Oikawa se limpió las lágrimas de los ojos antes de volver a mirar a su novio.

Iwaizumi asintió con la cabeza y se acercó al castaño para darle un beso en la mejilla antes de ponerse de pie.

No hace mucho que habían llegado a un cafetería para ocultarse del frio e iwaizumi tenía la costumbre de siempre tener esa clase de gestos con él, no es que le molestara después de todo era su novio y le gustaba, se conocían de toda una vida, cosa que los obligó a adoptar rutinas muy peculiares pero que al final del día se volvían monótonas, pero era algo que Oikawa pocas veces mencionaba y la respuesta de Iwaizumi era la misma que a él le gustaba así.

Haber vivido juntos en la misma ciudad pudo traerles más problemas que beneficios o al menos a futuro. Habían tenido citas en casi todos los lugares que habían, conocían todos los callejones de memoria y las pocas veces que habían viajado solo le habían dado la razón a Oikawa de lo bien que conocía a su novio, ya que podía deducir el comportamiento que tendría en cada uno de esos lugares.

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